Fue un año complicado en materia de precios y dispar con el cambio de gobierno. La llegada del Gobierno de Javier Milei eliminó de un soplo lo que comenzó siendo un lento camino de ajustes en surtidores con una fuerte variación el último bimestre del año, que le permitió al sector de los combustibles ganar, finalmente, la carrera a la inflación.
Las naftas se incrementaron más del 250% en la Ciudad de Buenos Aires en 2023 superando la inflación promedio interanual, que a noviembre alcanzó los 160,9% y se estima cerrará el año en 200%.
El cambio comenzó en noviembre y en diciembre se acentuó, acumulando una variación en los valores de los combustibles de casi el 80%.
De enero a diciembre (con excepción de septiembre), los precios de la nafta y el gasoil tuvieron remarcaciones todos los meses. Así, en CABA, el litro de súper comenzó el año en $150,90 y termina en $553, lo cual representa un incremento del 266,22%. En tanto, el litro de premium pasó de $185,90 a $684, una escalada del 267,74%.
Sin embargo, a finales del 2022, el gobierno de Alberto Fernández incluyó a los combustibles en el programa Precios Justos y acordó con las petroleras un tope de aumento de entre el 4% y 5% entre diciembre de 2022 y marzo de 2023, que había dejado los valores muy por detrás de la inflación.
Luego, en abril, hubo otro acuerdo renovado por la Secretaría de Energía hasta el 15 de agosto, y tras las PASO y para evitar una escalada de los precios por la devaluación, los precios se movieron 8% primero y luego el Gobierno habilitó un incremento del 12,5% en las naftas y acordó con las distintas firmas congelar los valores del combustible hasta el 31 de octubre.
En septiembre los precios no registraron aumentos, pero antes del vencimiento del acuerdo y tras el resultado electoral de octubre, las petroleras volvieron a remarcar surtidores, pese al acuerdo, que en definitiva, siempre fue «de palabra». Entonces, la suba fue del 3%.
«Se está produciendo un deterioro muy importante. Tenemos menor abastecimiento de combustible, costos crecientes, e incluso también menor demanda. Se está produciendo una tormenta perfecta», declaraba Marcelo Pirri, presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles de Neuquén y Río Negro y tesorero de CECHA, la confederación que integra a los empresarios de ese rubro.
A finales de ese mismo mes, el atraso de los valores sumado a la falta de dólares generó problemas de abastecimiento de naftas y gasoil en todo el país, y las estaciones de servicio comenzaron a vender por cupos de hasta $10.000, situación que se alargó hasta noviembre.
Ya en diciembre, con la asunción de Javier Milei y en pleno fin de semana largo, los precios saltaron 25%. Y poco después, el miércoles 13, el ministro de Economía, Luis Caputo, devaluó un 54% el peso y elevó a $800 el dólar mayorista. Esto pegó con todo en los valores de la nafta, que aumentó otro 37%.
De esta manera, acumuló un salto del 77% en el último bimestre del año. Mientras que el aumento acumulado en 2023 de la nafta súper llegó a 266,22%, y el del gasoil, 264,58% anual.
Los precios continuarán en alza
Pero como si esto no fuera poco, el ministro de Economía, Luis Caputo anticipó que los precios de los combustibles continuarán subiendo al menos hasta marzo por el ajuste del tipo de cambio que va a ser trasladado en su totalidad al precio de las naftas.
Además, influirán el fin del precio del ‘barril criollo’, que mantenía un valor del crudo por debajo de la paridad internacional, y las actualizaciones de los biocombustibles que se usan para mezclar con nafta y gasoil, que esta misma semana tuvieron un aumento promedio de 33%.
Cabe recordar que la ley ómnibus enviada por el gobierno de Javier Milei al Congreso Nacional, trae para este sector la llamada muerte del «barril criollo», por lo que las productoras podrán vender crudo a paridad de exportación y las refinadoras comercializarán las naftas y gasoil en el mercado interno a paridad de importación. Una medida muy esperada por el sector empresario, sobre todo por las multinacionales con intereses en Vaca Muerta.
El único diferencial entre los precios internacionales y locales serán las retenciones a las exportaciones, que se mantendrán en un techo del 8%.