El número de personas que padecen hambre en el mundo bajó de 868 millones en 2010-12 a 842 millones en 2011-13, pero esto significa que casi uno de cada ocho habitantes sigue careciendo de alimentos suficientes, según un informe publicado ayer en Roma por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Como dato alentador para la región el informe anual de la agencia indica que América latina y el Caribe lograron reducir la tasa de hambre crónica en un 3,8 por ciento en las últimas dos décadas, al pasar del 14,7 por ciento en 1990 al 7,9 en 2013, por lo que se sitúa a la cabeza de las regiones en vías de desarrollo para alcanzar los Objetivos del Milenio contra el hambre.
En contraste, la región del mundo con más gente que padece hambre continúa siendo el África subsahariana (24,8 por ciento), según el informe.
La gran mayoría de personas que pasan hambre vive en países en desarrollo, mientras que unos 15,7 millones se encuentran en los países desarrollados, calculan los expertos de la FAO.
“El constante crecimiento económico en los países en desarrollo ha mejorado los ingresos y el acceso a los alimentos. Un repunte reciente en el crecimiento de la productividad agrícola, apoyado por el aumento de la inversión pública y el renovado interés de los inversores privados en la agricultura, ha hecho mejorar la disponibilidad de alimentos”, subraya el informe.
El estudio reconoce que en algunos países, entre ellos varios de América latina, las remesas de los inmigrantes “juegan un papel en la reducción de la pobreza, llevando a una mejor alimentación y progresos en la seguridad alimentaria”.
Esos ingresos también contribuyen a impulsar las inversiones productivas de los pequeños agricultores.
Pero a pesar de los progresos realizados en todo el mundo, “persisten marcadas diferencias en la reducción del hambre” y en el África subsahariana sólo se han conseguido progresos modestos.
Tampoco se observaron avances recientes en Asia occidental, mientras que Asia meridional y África del Norte fueron testigos de un “lento progreso”, subraya el comunicado.
En América latina así como en Asia Oriental y el Sudeste asiático fue donde se registraron “reducciones más importantes en el número de hambrientos y la prevalencia de la subalimentación”, señala la FAO, con base en los datos del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida) y del Programa Mundial de Alimentos (PMA).