El juicio a los cinco acusados de organizar los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos tuvo ayer un inicio caótico, luego que uno de los detenidos clamó ante la audiencia: “Ustedes van a matarnos”, rompiendo el silencio que los cinco hombres se habían impuesto. Algunas autoridades consideran que los Tribunales de Guantánamo son “injustos”, “ilegítimos” y que representan una “justicia de segundo plano”, algo nefasto para la imagen de Estados Unidos.
“Acaso ya no nos vean más”, dijo el yemenita Ramzi ben al Chaiba al juez militar James Pohl.
“Van a matarnos y después dirán que nos suicidamos”, agregó, protestando por “la manera” con que él y los otros cuatro acusados son tratados.
Un poco más temprano, David Nevin, el abogado del presunto cerebro de los atentados, Jaled Cheij Mohamed, un kuwaití de 47 años, había anunciado que su cliente probablemente se mantendría en silencio “porque tiene profundas preocupaciones por la imparcialidad del proceso”.
Además de Al Chaiba y Mohammed comparecen ante el tribunal militar en la base estadounidense de Guantánamo, en territorio cubano, el paquistaní Alí Abd al Aziz Alí, alias Mohamed al Baluchi, y los saudíes Walid ben Atach y Mustafá al Husaui.
Los cinco son acusados de “ser responsables de la preparación y ejecución de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, Washington y Shanksville, que mataron a 2.976 personas”, según informó previamente el Departamento de Defensa estadounidense, y podrían recibir la pena capital.
Los representantes de las familias presentes en la base naval estadounidense en Cuba fueron seleccionados por sorteo para asistir al juicio.
El presidente estadounidense Barack Obama quería que el juicio tuviera lugar en Manhattan, muy cerca de donde se erigían las Torres Gemelas. Pero fue impedido por la oposición republicana en el Congreso.
Algunas autoridades consideran que los Tribunales de Guantánamo son “justicia de segundo plano”. “La Historia mantendrá vivo el recuerdo de un grave error”, dijo a la AFP el coronel Morris Davis, ex procurador jefe en la base naval estadounidense en Cuba, cuyo controvertido sistema fue creado por el ex presidente George W. Bush tras los ataques de 2001 en Nueva York y Washington.
Estos Tribunales “han sido reformados una y otra vez y no hay manera de rehabilitarlos”, agregó el coronel Davis. “Socavamos nuestra autoridad moral y pusimos en riesgo nuestros principios por al menos diez años”, sostuvo.