Comenzó el juicio contra Martín Santoro, el hombre de 37 años acusado de robar y asesinar a tres ancianos, dos de ellos con domicilio en barrio Parque y el restante en la localidad de Zavalla. El acusado trabajaba en la verdulería familiar y fue detenido al igual que sus tres hermanos, a los que se sumaron otras siete personas que luego quedaron desvinculadas de la causa. Durante el debate se oyeron los alegatos de apertura, pero el acusado prefirió guardar silencio y se escucharon diversos testimonios de funcionarios policiales que intervinieron en la investigación. El más relevante fue el del entonces comisario de la Seccional 5ª, quien defendió sus actuaciones en la causa al ser examinado por la defensa en un tono inquisidor. Las audiencias continuarán hoy a las 9.
El debate se inició con los alegatos de apertura en los que el fiscal, Esteban Franichevich, acusó al imputado de homicidio criminis causa (es decir del robo y posterior muerte) en tres hechos: el asesinato de Concepción Lavore, de 73 años, en su casa de Suipacha al 2100, ocurrido la primera semana de febrero de 2010; el de Susana García, de 75, el 27 de mayo de ese año en su vivienda de Riobamba al 3000 –ambas habitantes de Barrio Parque– y el de José Sabini, de 74 años, ocurrido entre el 12 y 13 de mayo del mismo año en la localidad de Zavalla.
A su turno, el abogado Ignacio Carbone, que representa a los familiares de Susana García, adhirió al planteo fiscal y describió la forma en la que fue asesinada la víctima. Además hizo mención a las desprolijidades que se produjeron durante la instrucción, las cuales –dijo– derivaron en la pérdida de prueba. Luego remarcó la desvinculación de algunas de las personas imputadas y la extensión del proceso. A su vez, Carbone aclaró que si bien su participación se limita al crimen de García existe una comunidad de prueba con los otros hechos y un patrón común.
Por su parte, los representantes del acusado, Raúl Superti y Rafael Tamous, sostuvieron que la defensa material fue realizada por su defendido durante su indagatoria donde negó los hechos y sostuvieron que su labor será observar la validez de la prueba y verificar que los elementos que se presenten puedan constituir una certeza razonable aunque creen que ello no será posible porque su cliente no fue el autor de los hechos.
Cruces en el debate
Posteriormente, declararon dos policías que llegaron en primer lugar a la casa de Susana García, y una mujer policía que presenció la detención de Martín Santoro ocurrida en junio de 2010 cuando salía de su vivienda de Villa Gobernador Gálvez a bordo de un utilitario, en el que se secuestraron objetos pertenecientes a algunas de las víctimas. Sin embargo, la declaración más jugosa del debate fue la del comisario Silvio Marciani, quién estaba al frente de la seccional 5ª al momento de los crímenes. Su declaración fue un eje de la defensa, que mantuvo una actitud tan incisiva con el testigo que hasta llegó a impedir cerrar las respuestas y limitó al declarante a responder con monosílabos. Por su parte, el policía se afirmó en sus dichos. Los cruces generaron chisporroteos con el defensor ante la mirada del tribunal –compuesto por los magistrados María Isabel Más Varela, Roxana Bernardelli y Juan José Tutau– y del resto de las partes.
Un nuevo cruce entre la defensa y el comisario se produjo cuando fue consultado sobre las solicitudes de ordenes de allanamientos. El declarante sostuvo que no fueron firmadas por él aunque si contaban con su autorización, para luego aclarar que sólo fueron una sugerencia al juez. “Soy un auxiliar de la Justicia y la decisión queda a criterio del magistrado”, respondió y generó una sonrisa en uno de los defensores de Santoro, que fue increpada por el comisario. “A mi no me causa gracia como a usted”, replicó y entonces el letrado afirmó que se sonrió porque le causó estupor la respuesta.
Por la tarde se reanudó la audiencia y fueron citados a dar su testimonio otros tres uniformados y un fiscal que participó en uno de los allanamientos.
Coincidencias
Respecto al caso Lavore, Marciani reconstruyó que recibieron una llamada y al llegar a la casa de la víctima la vivienda estaba cerrada. Con permiso de una vecina ingresó al patio donde observó por una ventana la luz de la cocina encendida, un ventilador de techo prendido y pudo advertir un fuerte olor nauseabundo producto de fluidos orgánicos. Al ingresar, –siguió el comisario– los policías encontraron el cuerpo sin vida de la anciana en el baño en avanzado estado de descomposición. El oficial agregó que en la cocina había verduras que se encontraban en bolsas y ya tenían brotes.
En cuanto al crimen de García, el policía recordó que tiene presente esa fecha porque fue el día del fallecimiento de su madre. Marcini detalló que la mujer se encontraba atada al picaporte de una puerta y reparó en que en la heladera y la pileta del mesón también había bolsas con verduras, un detalle que apunta al trabajo del acusado.
El comisario describió que no había cerraduras forzadas y tampoco estaban las llaves de la vivienda, al igual que en el caso de Lavore. A su vez, destacó que existieron dos llamados anónimos donde se lo sindicaba a Santoro como el autor de los hechos. Denuncia que se reforzó cuando de los objetos secuestrados del utilitario, un tío de Lavore reconoció un reloj tipo cronómetro propiedad de la mujer.