Los ataques a balazos frente al histórico búnker de Alem al 4000 se cobraron ocho víctimas fatales y decenas de heridos en 7 años. Por su estratégico lugar en barrio Tablada fue el territorio disputado por la banda de René Ungaro al clan Caminos pero también hubo atentados que respondieron a peleas internas. El 2018 fue el más violento; tras el asesinato de Juan Carlos «Carancho» Flores Caminos –histórico gerenciador de esa boca de expendio que estaba retirado desde 2016– a la semana siguiente fue acribillado de seis balazos uno de sus sobrinos. El muchacho salvó su vida de milagro y la dupla de atacantes fue detenida. Este jueves, los dos jóvenes comenzaron a ser juzgados por el delito de tentativa de homicidio.
En sus alegato de apertura, el fiscal Gastón Ávila dijo que existió una promesa remuneratoria para el ataque y pidió penas de 17 y 20 años de cárcel. El debate es presidido por los jueces Facundo Becerra, Pablo Pinto e Ismael Manfrín.
Pasadas las 16 del 10 de abril de 2018 dos jóvenes a bordo de una moto Corven Mirage color roja llegaron hasta el histórico búnker de drogas de Alem 4000.
Según la acusación fiscal, el conductor era Luis Alberto S. de 28 años, quien iba junto a Agustín Daniel A, de 21.El motociclista estacionó en la cuadra donde estaba Bruno C., de 25 años, y el acompañante disparó una pistola calibre 9 milímetros.
La víctima recibió dos balazos en el abdomen, otro en el muslo derecho, pierna, brazo y hombro derecho y se desplomó malherido. Sus amigos hicieron señas a una persona que pasaba en auto, quien los llevó hasta el hospital Roque Saénz Peña donde Bruno ingresó en grave estado y luego fue trasladado al Hospital de Emergencias (Heca).
Para el fiscal ambos cometieron el ataque bajo una promesa remuneratoria y los acusó como coautores del delito de homicidio calificado. Además, al tirador le achacó la portación del arma utilizada en el ataque.
Ese mismo día y con la descripción de los atacantes y la moto en la que se movilizaban, personal de Comando Radioeléctrico comenzó un patrullaje por la zona. En Cepeda y Lamadrid, pleno barrio Municipal, vieron a los ocupantes de una motocicleta similar a la que le dieron la voz de alto.
Los policías iniciaron una persecución por cuatro cuadras hasta avenida Argentina al 4900, casi esquina con Dinamarca en donde el conductor de la moto se detuvo. La dupla bajó y entró a la carrera en un pasillo. En ese lugar, los uniformados lograron retener al conductor. El otro joven siguió corriendo y según el acta policial se desligó del arma aunque fue detenido poco después.
Este jueves inició el debate oral contra el dúo que están representados en la defensa por el abogado Pedro Grabar. El fiscal los acusó por los delitos de homicidio calificado por promesa remuneratoria, de acuerdo a la evidencia recolectada de algunos mensajes que se obtuvieron del celular secuestrado a uno de los acusados durante su detención.
Para el tirador, que además fue acusado por portación de arma, el funcionario pidió 20 años de prisión mientras que para el conductor del rodado el pedido de pena es de 17 años de cárcel, informaron los voceros del caso.
Una usina de violencia
Los asesinatos se replicaron por 7 años en esa cuadra de barrio de Tablada. Desde 2012 se conoce que en el pasillo de Alem al 4000 funciona un búnker que fue escenario de disputas entre grupos. Los pesquisas identificaban a Juan Carlos «Carancho» Flores Caminos como el gerenciador. Esto fue hasta 2016 cuando Carancho intentó alejarse y a sus 56 años se mudó a Villa Gobernador Gálvez. Lo vinculaban a Alexis Caminos, hoy preso y líder de la banda del Fonavi Municipal, enfrentada con René, referenciada en los clanes Funes/Ungaro con núcleo en el Fonavi del Parque del Mercado.
El 3 de abril de 2018, Carancho no pudo escapar a las históricas disputas y a los reacomodamientos internos y fue asesinado en la puerta de su nueva casa. Hacía cuatro meses que había sorteado las balas cuando acribillaron a su yerno Alberto Menéndez en el mismo lugar. En ese momento, los investigadores deslizaron que el crimen de Carancho se debía a disputas internas dentro de la sociedad de Alexis y Ariel «Tubi» Segovia. Esta interna quedaría en evidencia el 25 de abril de ese mismo año cuando Tubi fue asesinado a traición en el pabellón que compartía con el clan Caminos en Coronda.
Desde 2012 los asesinatos en esa zona ya se cobraron ocho víctimas fatales y como publicaron en estos días muchos de sus familiares en las redes sociales, todas estas personas eran vecinos laburantes que quedaron en medio de las balas de una guerra ajena que los tiene de rehenes.
El miércoles 9 de enero de 2019, los ocupantes de un auto dispararon unas 14 veces contra Ismael Cruz Guzmán, de 28 años. Recibió múltiples impactos y murió en el Heca.
El lunes 15 de octubre de 2018, Ramón Larrosa, de 45, acompañaba a su pareja a tirar la basura al contenedor de Alem y Doctor Riva, los tiradores pasaron en auto y lo acribillaron. Ramón abrazó a su esposa y le salvó la vida. Los vecinos también se encontraron a otra víctima fatal tirada en el ingreso del pasillo de Alem 4028, era Pedro Jeremías Bernay, de 30.
El 9 de mayo de 2018 se desplomó el cuerpo de Darío Leguizamón, de 38, víctima de un ataque a balazos. Si bien, los voceros oficiales no brindaron mayores precisiones más que el atacante fue un adolescente que apareció en el pasillo a las 17 y baleó a un chico de 14 y a Darío mientras arreglaba un lavarropas. El joven sobrevivió mientras que el hombre falleció por las heridas recibidas. En estos días sus familiares reafirmaron por redes sociales que Darío era un laburante, trabajaba en una empresa de limpieza, y volvieron a reclamar justicia.
En marzo de 2017, Julia Luján Guzmán estaba en la puerta de su casa y un plomo le perforó la nuca cuando dos motociclistas se tiroteaban con un peatón. El mismo destino fatal corrió Mauricio Maciel, de 22, tras ser baleado a metros del cruce con Doctor Riva el 13 de mayo de 2015.
En enero de 2014, Ángel Damián Rodríguez, de 28, decidió superar el clima tomando una cerveza en la puerta de su casa. Fue asesinado de un tiro en la cabeza.
El 11 de noviembre de 2012, Carlos Rodríguez, de 21 y oriundo de Cañada de Gómez fue asesinado cuando intentó comprar estupefacientes con un billete de 100 pesos falso.