Las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias del pasado 14 de agosto arrojaron ganadores, perdedores, sorpresas y decepciones. Entre aquellos sectores que no lograron colmar las expectativas previas se encuentra la Coalición Cívica-ARI, en la que su referente Elisa Carrió, que competía por el cargo de presidente de la Nación, consiguió en las urnas apenas un tres por ciento de las adhesiones populares. Carlos Comi, diputado nacional del sector por la provincia de Santa Fe, define el resultado de los comicios como “una derrota política pero también cultural”.
“Nosotros batallamos durante estos años por otro modelo, nosotros estamos en contra de este modelo prácticamente en todas las aristas. En lo político porque no se respetan las reglas de la República, yo soy un diputado que prácticamente no ejerció porque este año de las siete comisiones que integro, hubo reuniones solamente en dos. En la cuestión social no creemos en las políticas focalizadas, creemos en las políticas universales. En la cuestión moral, este es un gobierno que denuncié en tres causas distintas: por hechos de corrupción en la causa de Venezuela; en algún caso de discriminación con un personaje como Luis D’Elia y en la manipulación de los concursos para los jueces federales. Sin dudas es una derrota política pero también cultural porque la sociedad no comparte los valores que nosotros promovemos”, explicó Comi.
—¿El bajo porcentaje obtenido por Carrió sorprende o tenían ese panorama en la previa?
—Nos sorprendió, sí. Sabíamos que no era una buena elección sobre todo en los últimos días, pero nunca que iba a ser tan baja. Fue un golpe muy duro para todos, para el liderazgo de Lilita y, como ella bien dijo, ha quedado deslegitimada. El tiempo dirá si puede recuperarlo o no ante la sociedad. El pueblo argentino ha elegido otra cosa y somos absolutamente respetuosos de esa decisión, ha privilegiado otros valores. De todas las opciones de la oposición nosotros éramos la más frontal, la más dura, absolutamente irreconciliable en todo. Fuimos la peor, la más castigada en las urnas.
—El flojo resultado de Carrió en Rosario, luego de ganar en 2003 y 2007, ¿se puede atribuir a la presentación de la candidatura de Binner?
—Seguro, pero independientemente de eso también Rosario es muy particular. En 2003 el socialismo tenía fórmula a presidente, que era Alfredo Bravo y Rubén Giustiniani y sin embargo Lilita ganó. Rosario es una ciudad muy independiente para votar. Por supuesto que Binner es el gran líder hoy de los rosarinos, pero igualmente creo que la elección no ha sido todo lo buena que él habrá esperado porque también la presidenta hizo una elección importante en Rosario.
—De repetirse estos mismos números en octubre posiblemente pierdan algunos legisladores, ¿cómo va a ser el trabajo de la Coalición Cívica en el Congreso? ¿Se va a dar alguna política de alianzas?
—El año pasado hubo un gran acuerdo de la oposición que permitió en Diputados sancionar algunas leyes importantes que después fueron vetadas, como el 82 por ciento móvil para los jubilados. Pero la sociedad no lo sancionó. Aquí se vetó el 82 por ciento móvil y todos sabemos que podría estar pagándose y no usando discrecionalmente ese dinero para otras cosas. Entonces son preguntas que también por la calle me preguntan: «¿Qué pasó?», y la verdad es que yo no les puedo contestar. No tengo más respuestas que las del escrutinio, que uno tiene que respetar. Hubo una política de acuerdo importante con todos los sectores de la oposición, y quizás eso pueda repetirse. Ojala haya un voto distinto en octubre, no sé si podrá cambiar la tendencia a nivel de la presidencial, me parecería que la elección está terminada, pero que haya un voto en lo parlamentario que restrinja el poder del oficialismo. Si no es difícil cuando un gobierno tiene todo el poder, las cosas generalmente terminan en excesos.
—¿Considera acertado el planteo de Carrió de decir “no me voten a mí, pero voten a los diputados”?
—Es realista. Nosotros vamos a trabajar por el progreso de nuestros candidatos, porque sean electos los diputados que ponemos en juego. Va a ser difícil pero aquí en Santa Fe tenemos mucha confianza, tenemos la expectativa concreta de que Pablo Javkin sea diputado y además creo que es alguien que honra la política y que va a hacer honor también al Parlamento porque es una persona estudiosa, rigurosa, ha sido un buen concejal y un muy buen diputado provincial. Ojalá se constituya fuerte la oposición, nosotros no vemos con malos ojos si fuera una persona como Binner, que es un hombre de la provincia, que conocemos, que compartimos los principios morales. Que por ahí hemos tenido diferencias políticas concretas pero donde hay un trazo común, donde compartimos una fuerza como el Frente Progresista en Santa Fe. Ojalá venga una coyuntura donde se constituya en un hombre fuerte para la oposición
—En la provincia pasaron las elecciones a gobernador, ¿cómo ve que quedó la relación en el Frente Progresista entre los partidos que lo componen?
—Aquí hay cuestiones abiertas: la relación institucional de los partidos, el funcionamiento del Frente como tal, el respeto por todas las expresiones políticas, los programas de gobierno. A nosotros nos interesa eso, un frente que funcione como tal, en el cual las opiniones de todos sean escuchadas. Nos interesa discutir la educación, los contenidos, porque no es que planteamos la educación en términos abstractos, tenemos que discutir los contenidos. Cómo hacemos hoy para que el chico más humilde, que junta cartones en la calle, vaya a la escuela, pero que la escuela lo forme en los contenidos que el siglo XXI necesita para que ese pibe labure. Eso no pasa ni en Santa Fe, ni en la Argentina. Esto es lo que necesita un Frente Progresista para reencontrarse. Ha habido como una distancia, pero veremos.
—¿Cree necesario que el socialismo abra el abanico hacia los partidos que componen el frente?
—No es una cuestión que la planteamos desde el punto de vista de que queremos una secretaría, un ministerio. Nosotros queremos ser una herramienta política en serio, no una herramienta electoral. Queremos que haya una discusión transversal, que haya respeto por las ideas del otro, queremos discutir esas cosas. Discutamos la seguridad, ¿dónde van las cajas negras de la Policía? Todos sabemos que hay, ¿no van más a la política? Bueno, a algún lado irán. Necesitamos, por ejemplo, una reforma policial en serio que pueda desarticular la relación entre el delito y la Policía que todos sabemos que existe y que se plasma permanentemente. Esas son las cosas en las que hay que ir a fondo, ojalá podamos hacerlo.