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Comienza el juicio oral por el asesinato del Pájaro Cantero

Fue asesinado el 26 de mayo de 2013 y una espiral de venganza se alzó tras el crimen y generó al menos 12 muertes. Cuatro de los acusados de terminar con la vida del líder de la banda de Los Monos se sentarán en el banquillo desde mañana.

El 26 de mayo de 2013 la historia criminal rosarina cambió para siempre. Faltaban pocas horas para que la mañana iluminara la puerta del boliche Infinity Night, en Villa Gobernador Gálvez, donde un desprevenido Claudio “Pájaro” Cantero orinaba a un costado de la disco. Un tirador, o quizás dos, lo esperaban, escondidos. Y después de dispararle huyeron en un auto que pudo ser una Ford Eco Sport. El líder de Los Monos, alguien que sabía administrar el clan con astucia y poca sangre, caía en el lugar menos pensado. Si bien las hipótesis fueron muchas, luego de leer las causas judiciales que emergieron después del crimen, la necesidad de un cambio en la caja de la droga se podía leer a viva voz. O tal vez un vuelto por un homicidio atribuido al clan y jamás probado, el del cuñado del Pájaro, Martín “Fantasma” Paz, que ocurrió en septiembre de 2012 algo tenía que ver con esta muerte. Un juicio sumarísimo que alguien ideó en alguna parte determinó la muerte del Pájaro. Y otro juicio sumarísimo que se realizó desde ese mismo 26 de mayo terminó con al menos 12 vidas, todas vinculadas con los hombres que a partir de mañana se sentarán en el banquillo de los acusados a responder, cuatro años después por el crimen del Pájaro. Sin querella ni público visitante, ya que la mayoría de los familiares del Pájaro están presos y, de alguna u otra forma –afirman quienes conocen el mundo del hampa–, ya querellaron.

Un tribunal presidido por Julio Kesuani, acompañado por Ismael Manfrín y María Isabel Más Varela, será el encargado de dictar sentencia al final del juicio oral y Público. En el banquillo, Luis “Pollo” Bassi, Facundo “Macaco” Muñoz, Milton Damario y Osvaldo Maximiliano “Popito” Zalazar, quienes están presos desde 2013. Muñoz, Bassi y Damario, tienen en común el crimen de sus padres tras la muerte del Pájaro y en el caso de Bassi se suma la de dos de sus hermanos.

También se sentarán los defensores; Hilda Knaeblin y Claudia Burgos por Damario, Fernando Sirio por Bassi, Jorge Funes por Muñoz y un defensor oficial por Zalazar.

Por la parte acusatoria estarán presentes los fiscales Cristina Herrera y Enrique Paz.

En julio de 2014, el juez Juan Andrés Donnola procesó al Pollo Bassi como instigador del crimen del Pájaro, mientras que a Damario y a Muñoz los consideró coautores del homicidio.

Un crimen enmarcado en una puja de bandas por un espacio territorial para desarrollar sus “negocios” fue para Donnola el móvil del crimen. Para el juez, el barrio La Granada, bastión de la familia Cantero, pretendía ser ganado por la organización cuyo liderazgo se atribuye a Luis “Pollo” Bassi, lo que derivó en el asesinato en clara señal de poderío. En este contexto, el juez dispuso los procesamientos.

Según consta en la causa, Cantero estuvo la madrugada de su muerte en una estación de servicios de Arijón y Moreno; de allí fue hacia el boliche Yamper (Lagos al 4500), donde estuvo con su hermano Ariel Máximo “Guille” Cantero (que está preso en Coronda) y luego partió hacia Infinity Night, ubicada en colectora y San Martín en el límite con Rosario, con otras tres personas. Allí fue baleado a algunos metros del local mientras orinaba. Según la reconstrucción, dos hombres con pistolas en mano se bajaron de una EcoSport gris y balearon a Cantero y a uno de sus acompañantes. Sólo uno de los disparos que recibió el Pájaro resultó fatal: el proyectil ingresó por la cara superior del hombro derecho y atravesó el pulmón derecho y el corazón.

Donnola describió que el accionar de estas bandas que se valen de una lucha frontal y dirimen espacios mediante el uso de armas y asesinatos de figuras de importancia para efectivizar un poderío o respeto, y así asentar o mantener con ello una organización delictiva. “En estas acciones inhumanas, de muestreo de fortaleza sostenida únicamente por la violencia, no parece alejado de la realidad que el homicidio de Cantero haya estado urdido para ganar espacio y mostrar fuerza y miedo en un mercado delictivo signado por el cobarde valor que otorgan las armas y la nula importancia a la vida con que se maneja”, refiere el fallo.

Las pruebas

Las escuchas telefónicas fueron la prueba principal, como en muchos juicios. De ellas surgen los nombres de los acusados como autores del crimen. Y al grupo que apoya a los sindicados homicidas, quienes le brindan protección, información y les proveen de armas y chalecos antibalas. A ello se suman los informes policiales que refieren a la presencia de bandas delictivas. Por un lado, la atribuida al clan Cantero en los barrios Las Flores y La Granada, cuya estructura delictiva desarrollada en los últimos veinte años hizo que esta familia fuese reconocida por su accionar violento en el mundo del delito y particularmente ligado a la comercialización de estupefacientes, según refiere el fallo.

Por otro lado, Donnola describe el accionar de dos bandas más: una de barrio Tablada encabezada por un tal Pato, padrastro de un joven llamado Milton César –que recibió falta de mérito en esta investigación y que también perdió a su madre y a su hermano en una espiral de venganza– e integrada en su mayoría por esta familia. Y un segundo grupo conformado por el clan Bassi, al que reportan dos jóvenes vinculados con distintos hechos sangrientos, Milton Damario y Facundo “Macaco” Muñoz. A esta organización, cuyo liderazgo le atribuye a Luis “Pollo” Bassi, el juez le adjudica la comercialización de drogas.

El juez tuvo en cuenta algunos testimonios que refieren por ejemplo que los matadores se movilizaban en una EcoSport gris que fue además tomada por una cámara de seguridad cuando se dirigía en dirección contraria al boliche a alta velocidad, momentos después del crimen, y otras que describen a Macaco Muñoz como uno de los tiradores, o una versión que sostuvo que horas antes del homicidio se observó a Milton Damario conduciendo la camioneta que luego se usó para el crimen. A lo que se suman otros testimonios “de oídas” que hacen referencia a los comentarios en la puerta del boliche o en el Heca –donde fue llevado agonizante Cantero–, los que sindicaban a “gente del Pollo Bassi” como los autores del ataque.

El magistrado advirtió además la existencia de un trasfondo de actividad ligada al narcotráfico, por lo que ordenó la remisión de copias para el inicio de una investigación en el fuero federal.

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