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Comienza la despedida de las bolsas plásticas en los súper

A partir de este viernes empezará a regir la ordenanza que prohíbe su utilización a la hora de retirar la mercadería.

La cuenta regresiva está en marcha y esta semana finalizará una costumbre que lleva muchos años entre los consumidores locales y es la entrega de bolsas plásticas para llevarse la mercadería de los supermercados. Tras una espera de años para ser sancionada en el Concejo Municipal, la ordenanza comenzará a regir a partir del próximo viernes 1º de abril.

Desde ese día no se entregarán más las denominadas “bolsas camiseta” en los supermercados, por lo que habrá que ir buscando alternativas para transportar las compras, ya sea con bolsas de tela, cajas o echando mano al siempre vigente changuito.

La Cámara de Supermercados de Rosario (Casar) se convirtió en una de las organizaciones más activas para que se produzca este cambio, cuya principal razón y motor es el cuidado del medio ambiente.

Es más, el último fin de semana reforzaron la campaña “Al súper con mi bolsa” que desde fin del año pasado se viene realizando en paseos públicos. Además de folletos –explicando los beneficios de reducir el número de bolsas de polietileno–, los supermercadistas continuaron repartieron bolsas de tela, “como para que la gente empiece a acostumbrarse a llevarlas para hacer los mandados”, explicaron.

En este marco, el Taller Ecologista, junto a la asociación civil Soluciones Tecnológicas Sustentables (STS), la Plataforma Animalista Rosario y Casar se presentarán hoy en el Ciclo de Ecología que conduce el periodista Sergio Rinaldi, en el Centro Cultural Fontanarrosa, a partir de las 20 con entrada libre y gratuita. El objetivo es también informar sobre la campaña de eliminación de bolsas descartables que están llevando adelante los supermercados de la ciudad, y reflexionar sobre los fundamentos ambientales que respaldan esta decisión.

“Las bolsas descartables son un ícono de un modelo de consumo insustentable, el del «úselo y tírelo». Su eliminación es un paso importante hacia otras formas de consumo más acordes con los límites planetarios y va en la dirección trazada por la ordenanza Basura Cero”, señalaron desde las organizaciones ambientalistas.

El debate en torno al no uso de las “bolsas camiseta” duró casi una década cuando se presentaron las primeras iniciativas en el Concejo Municipal para favorecer el cambio de envases de polietileno por bolsos reutilizables cuando se hacen los mandados.

Los números hablan y, según estimaciones de los supermercadistas, en las grandes, medianas y pequeñas superficies de Rosario se entregan unos 4 millones de bolsas de plástico cada mes, una cifra que sirve para dejar en claro el impacto que esto genera al medio ambiente.

Así las cosas, Casar y la Asociación de Supermercadistas Unidos (ASU) le pusieron una fecha a la entrega de bolsas plásticas en las cajas. Ambas entidades representan a 80 súper, mega e hipermercados de capitales locales y las grandes cadenas nacionales “que dejarán de dar a sus clientes bolsas plásticas a partir del 1º de abril”, explicó Verónica Solmi, gerenta de la cámara.

La dirigente recordó que la medida se acordó en el marco de un convenio firmado en noviembre, del que participaron también las secretarías municipales de Ambiente y Economía Social.

Desde hace algunas semanas, en los comercios se exhiben carteles que advierten de la medida que se aproxima y algunas cajeras ya vienen avisando que las bolsitas que se entregan actualmente “son las últimas”. También se supo que un hipermercado mayorista de productos de construcción sólo ofrece cajas para retirar la mercadería y si los clientes demandan bolsas plásticas tienen que pagarlas.

Para que el cambio no sea tan brusco, algunos supermercadistas locales pusieron en marcha una campaña para concientizar sobre los beneficios del cambio distribuyendo bolsas de tela en los comercios, y a los compradores que llevan su propio bolso o changuito se los premia con cupones para sorteos de viajes.

“La idea es que la gente no se encuentre de un día para el otro sin las bolsas. Ya se repartieron muchísimas bolsas de tela”, remarcó Solmi. Y completó: “Sabemos que es una medida que implica un cambio de costumbres y, quizás, pueda generar algún conflicto cuando los clientes encuentren que no se les ofrecerán bolsas para trasladar su compra. Pero hicimos una inversión para regalar bolsas de tela, como para que la gente empiece a acostumbrarse.

“Vamos a tener que acostumbrarnos”

Mirko Moskat es uno de los coordinadores generales del Taller Ecologista. Protagonista de los más activos para que se dejen de usar las bolsas de plástico para retirar la mercadería en los supermercados, recordó sobre la importancia que tendrá su prohibición a partir del próximo 1º de abril.

—¿Qué va a pasar a partir del viernes cuando una persona vaya al supermercado y tenga que llevarse su compra?

—Lo que se espera es que las personas ya lleven sus bolsas de los mandados para poder llevar la mercadería porque ya no se van a entregar más las bolsas plásticas. Eso será algo del pasado. Para los que se hayan olvidado, los comercios ofrecerán bolsas de tela que estarán a la venta y también se ofrecerán cajas para poder retirar la compra. La idea es que nos vayamos acostumbrando a este nuevo sistema.

—¿Ve sencillo que los consumidores se adapten a este cambio?

—Se estuvo haciendo bastante campaña desde hace largo tiempo, informando sobre los cambios que se venían a partir de abril. En este marco se han entregado bolsas de tela en la vía pública con la intención que los clientes se vayan acostumbrando a esta nueva forma de comprar. La gente se va a adaptar como en muchas otras ciudades.

—¿Por qué es importante dejar de usarlas?

—Por todo lo que significa la producción de las bolsas plásticas hasta el momento en que son descartadas como residuos, todo el impacto ambiental que generan por el uso de combustibles fósiles para su fabricación. Estos residuos suelen terminar en los rellenos sanitarios en el mejor de los casos, claro que el mejor de los casos está lejos de ser el ideal, y en el peor o terminan en la calle o en cursos de agua. Esta es una preocupación a nivel mundial. Su degradación lleva cientos de años dependiendo de las condiciones ambientales. Se calcula que unos 8 millones de toneladas llegan a los océanos todos los años. Eso deja en claro y a la vista la magnitud del problema.

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