En la previa de una reunión de ministros de Agricultura del G-20, se conoció ayer un comunicado firmado por varias ONGs, en el que reclamaron un respaldo a “la creación de stocks de regulación de materias primas agrícolas para estabilizar los precios y prevenir crisis alimentarias como las de 2007/2008”.
El reclamo se produce en el marco de una avanzada del jefe de Estado francés, el conservador Nicolas Sarkozy, presidente en ejercicio del G-20, quien planteó como una de sus prioridades la lucha contra la extrema volatilidad de precios de las materias primas agrícolas, algo que en este momento favorece a los países productores como la Argentina.
“El G-20 tiene que respaldar la creación de stocks reguladores a través de una ayuda financiera y técnica para limitar la volatilidad de precios y garantizar la seguridad alimentaria de la población”, afirmaron una veintena de ONGs en un documento difundido en París, donde mañana y el jueves se reunirán los ministros de Agricultura del G-20.
Los principales países del G-20 –las potencias del G8 como Francia, Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Japón, Canadá y Rusia; y los principales emergentes como China, India, Brasil, México y Argentina– albergan el 54 por ciento de las superficies agrícolas del mundo, el 65 por ciento de las tierras cultivables y el 77 por ciento de la producción mundial de cereales.
Las ONG defienden la creación de stocks de regulación o reservas alimentarias a nivel local, nacional y regional para limitar las alzas súbitas de precios y mejorar su seguridad alimentaria nacional, lo que equivale a una pérdida significativa en los valores de los alimentos, situación de la que disfruta hoy la Argentina junto a otros países emergentes, luego de décadas de postergación y reclamos por los subsidios agrícolas en Europa y Estados Unidos.
“Los stocks pueden ser un instrumento muy útil en la regulación de los mercados nacionales para permitir a los países en desarrollo estabilizar los precios (…) y protegerse de la contaminación de los precios agrícolas internacionales que están en niveles más altos que en la crisis de 2007/2008”, subrayó en rueda de prensa Jean Cyril Dagorn de Oxfam Francia.
“El G-20 ignoró el tema”, lamentó Dagorn, antes de adelantar que ese punto “ni siquiera estará mencionado en el plan de acción de la declaración de París”, que se debatirá entre mañana y el jueves. Dagorn reconoció que sí se hablará de un “proyecto piloto” del Programa Alimentario Mundial (PAM) sobre la creación de reservas alimentarias humanitarias de emergencia y la elaboración de un código de conducta sobre el uso de esas reservas. “No rechazamos a priori esas iniciativas (…) pero no responden para nada a los desafíos que nos hubiera gustado que abordara el G-20”, sostuvo.
Para Philippe Colin, de la Confederación Campesina francesa, la “ausencia de una política de control alienta el juego especulativo cuyas consecuencias se hacen sentir sobre todo en los países del Sur”.
El precio de cereales como el maíz y el trigo debería crecer más del 20 por ciento en la próxima década, según proyecciones de la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde).
Entre octubre de 2010 y enero de 2011 el índice de precios de los alimentos se incrementó en 15 por ciento, advirtieron las ONG nucleadas en Coordination Sud.
También reclamaron la creación de una comisión internacional sobre los recursos agrícolas, el fin del acaparamiento de tierras que en gran medida tiene lugar en los países del G-20 y una revisión de los objetivos sobre la incorporación en las políticas energéticas de los Estados de los agrocombustibles que perturban los precios de las materias primas.