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Como ‘Hair’ pero 45 años después, actores desnudos escandalizan Londres

El coreógrafo franco canadiense Dave Saint Pierre escandaliza a los críticos y al público londinense, mientras bailarines desnudos corren por la platea del teatro.

El espectáculo de una compañía de danza canadiense, cuyos miembros saltan desnudos por encima de las butacas del teatro y realizan algunos gestos que fueron considerados “obscenos”, logró escandalizar el fin de semana a cierta parte de la crítica y de la audiencia, tras su estreno  en Londres.

Se trata del espectáculo del franco-canadiense Dave Saint-Pierre titulado Un peu de tendresse bordel de merde!, que se representa en el teatro Sadler’s Wells, templo de la danza moderna de la capital británica.

Con pelucas de largas melenas rubias, en un momento del espectáculo, los bailarines saltan desnudos entre los espectadores, se sientan en el regazo de algunos, muestran sus partes íntimas o fingen masturbarse, lo que provoca hilaridad o rechazo, y se traduce en el abandono de la sala de cierta parte del público que parece desconocer que la provocación es uno de los puntos más fuertes de la obra de Saint-Pierre.

El crítico de The Daily Telegraph calificó al espectáculo de “repelente, vulgar y estúpido”, mientras que el del dominical The Observer escribió en Twitter: “Coreografía risible, texto pretencioso, supuesto intento de romper barreras”. Este último contó también cómo uno de los bailarines trató de quitarle el bolígrafo y el bloc en el que escribía y, al no conseguirlo, le arrebató las gafas y escupió en los cristales. “Tal vez Saint-Pierre considera liberador ese tipo de conducta. O tal vez no. Acaso sólo se crea que tiene patente de corso para hacer lo que le venga en gana”, comentó el crítico, que calificó su experiencia como “desagradable”.

Saint-Pierre, que utiliza con frecuencia  bailarines desnudos, se mostró sorprendido por las fuertes críticas porque, según explicó, “los coreógrafos llevan más de cuarenta años haciendo estas cosas”.

El director artístico de Sadler’s Wells, Alistair Spalding, se mostró por su parte contento de que la mayoría del público sintonizase la noche del estreno con el espíritu del espectáculo y sólo abandonara la sala una pequeña parte.

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