Pozo Azul, municipio ubicado en las entrañas de la tierra roja misionera, allí donde el pueblo mbyá guaraní tiene uno de sus hábitats más importantes en términos de número de población y superficie, vivió una nueva jornada en el marco del Plan Estratégico de Vacunación (PEV) que llevan adelante la Nación y la provincia de Misiones para avanzar en el proceso de inmunización de las poblaciones originarias.
En Misiones, la vacunación contra el covid-19 a las comunidades indígenas es realizada desde principios de marzo. Sus operativos suelen incluir agentes sanitarios plurilingües y pertenecientes a los propios pueblos originarios, quienes deben recorrer en muchos casos a lugares recónditos, de muy difícil acceso. Incursiones que, además, deben sortear algunos miedos y mala información, producto en ocasiones de la infodemia, con respecto a efectos adversos de las vacunas.
En la actualidad, existen en Misiones 127 comunidades de pueblos originarios de la etnia mbyá guaraní, en las cuales viven un total de 11.500 personas.
Los mbyá guaraníes (también conocidos como mbyá o mbya –sin acento–) son un antiguo pueblo selvático de raíces amazónicas. Su cultura es tan rica como la biodiversidad de la selva paranaense, donde han vivido y se han protegido desde siempre, conviviendo en armonía con la naturaleza y respetando por igual a todo lo que ha sido creado por Ñanderu (Dios).
Ocupan territorios dentro de la Reserva de la Biósfera Yabotí (con una extensión de 6.500 hectáreas), en la zona centro y norte de Misiones, donde obtienen sus alimentos, plantas medicinales y materiales de construcción.
En épocas pasadas se tuvieron que superar algunas barreras culturales en cuanto a la medicina occidental y algunos avances de la ciencia y la tecnología, pero, en general, la vacuna contra el covid-19 “fue muy bien aceptada”, según asegura Adrián Saldías, a cargo de la Dirección de Salud Indígena de Misiones, y coordinador del dispositivo de Agentes Sanitarios de Salud Indígena.
“El PEV en esas comunidades se viene desarrollando normalmente y ya se está inmunizando a personas desde los 18 años en adelante”, dice y aclara que los pobladores “están acostumbrados a inmunizarse”, con otras vacunas. “Esta es una vacuna más a las que habitualmente reciben durante el resto del año, como la antigripal y la neumonía”.
Los operativos de vacunación son realizados a través de agentes sanitarios que pertenecen a las mismas comunidades, que están debidamente capacitados y certificados. En el actual contexto de pandemia, indica Saldías, lo único que hubo que agregar fue “el apoyo extra para trasladar las vacunas”.
El fármaco usado para vacunar a los mbyá guaraníes fue AstraZeneca, debido a que tiene una cadena de frío más amigable, entre 2 y 8 grados, a diferencia de la Sputnik V, “que es mas complicada”, ya que se conserva a 18 grados bajo cero.
En ese marco, la resistencia que se ha tenido a la vacuna “fue igual que con todas las personas de zonas urbanas por los miedos y dudas por tanta desinformación que hubo en los medios”, evaluó el funcionario, y marcó que la del coronavirus “debe ser la vacuna que cuenta con más mística en el mundo”, a tal punto que, asegura: “Había momentos en que los vacunadores se agotaban de desmentir tanta desinformación”.
Algunas de las estrategias para llevar tranquilidad y confianza en las vacunas a los habitantes de pueblos originarios fueron los spots publicitarios creados en su lengua, el guaraní, y difundidos en Canal 13 Jasy TV, instalado en la aldea Fortín Mbororé, de la comunidad mbyá guaraní de Puerto Iguazú, que se destaca, según sus responsables, por ser “el primer canal de aire de los pueblos originarios de Sudamérica” hecho en modo íntegro por personas de esas mismas etnias.
El canal funciona desde hace poco más de un año y todos sus trabajadores fueron seleccionados a través de un llamado a concurso entre los integrantes de la comunidad.
“A principio de año, cuando se inicio la campaña de vacunación, había resistencia, por lo tanto tratamos de esta forma de llevar confianza a los habitantes de las comunidades para que se acerquen a vacunarse”, señala Basilio Salas, responsable del canal, al referirse al porqué de la producción y difusión de los spots de salud preventiva.
Algunos de ellos cuentan con la participación de caciques, como en el caso de Silvino Moreira, de la comunidad Fortín Mbororé.
“Yo le diría a mi gente de la aldea Mbororé y a todas las demás aldeas que se apliquen la vacuna y tengan confianza porque es la única manera de estar liberados de todo peligro para poder salir, pasear o visitar otras comunidades. Si se vacunan ya no sentirán temor de la enfermedad y podrán salir tranquilos. A no temer de la vacuna”, relata Moreira en uno de los avisos.
Algunas de las comunidades que fueron alcanzadas por el operativo de vacunación anticovid fueron la comunidad Alecrín (en San Pedro) y Tekoa Arandú (en Pozo Azul).
En esos lugares, Rosa Leiva actúa como agente sanitaria de hace más de 10 años y conoce como pocas personas a las comunidades y sus integrantes.
Rosa comenta que su tarea incluye tomar contacto con cinco comunidades, a las cuales accede –dice– “después de viajar por más de dos horas y hacer cerca de 20 kilómetros por caminos de tierra rodeados de monte”.
Consultada por cómo la comunidad de Pozo Azul asimila el tema de la importancia de vacunarse contra el covid-19, Rosa detalla que “lo toman bastante bien”, en general, y hasta mejor: “Nadie se negó a vacunarse. Es grande esa comunidad y ya casi todos están vacunados, la gente quiere vacunarse”.
Por su parte, Amalia Mielinzuk, quien es la médica encargada de la zona de Salud de la localidad de San Pedro, en las comunidades del noroeste de Misiones, destaca “la colaboración de parte de ellos”, y son muy pocos los que rechazan vacunarse.
En estas comunidades no hubo casos de coronavirus hasta el momento. “Estamos bien, acá en nuestra zona, toco madera dice uno, no tuvimos casos todavía”, se entusiasma la medica.