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Cómo funciona el apoyo económico de Nación a quienes tienen consumos problemáticos de drogas

En agosto el gobierno nacional puso en marcha el programa Potenciar Acompañamiento desde donde entrega durante un año la mitad de un salario mínimo, vital y móvil por mes a personas en tratamientos. El Ciudadano recuperó las experiencias de Rosario

En agosto Nación anunció la entrega durante un año la mitad de un salario mínimo, vital y móvil por mes a personas que están un tratamiento por consumo problemático de drogas. Llamaron al programa Potenciar Acompañamiento y no pasó mucho para que la parte más reaccionaria de la sociedad encendiera la asociación estigmatizadora. Del “se embarazan para cobrar un plan” luego de la Asignación Universal por Hijo (AUH) nació el “se drogan para cobrar un plan”.

A pocos meses del inicio de la pandemia el gobierno nacional puso en marcha un programa para sumar a las instituciones y movimientos sociales de la economía popular. Lo bautizaron Potenciar Trabajo, donde las personas en situación de vulnerabilidad social reciben un apoyo económico, pero deben participar de un proyecto productivo o completar su educación, algo similar al Nueva Oportunidad instaurado por el socialismo en Rosario y replicado por la provincia como Santa Fe Más. Si dejan de trabajar o estudiar pierden el apoyo económico mensual. No pueden participar quienes cobran IFE o subsidios por desempleo. Menos aún quienes tienen un empleo registrado.

Con la misma lógica la Nación sumó a la Sedronar para diseñar el Potenciar Acompañamiento, donde el apoyo mensual durante un año es para quienes están en etapas avanzadas de tratamientos por consumo problemático o adicciones. Si desde los espacios de atención entienden que la persona no está cumpliendo con el programa pueden solicitar la baja.

Según datos que entregó Sedronar a El Ciudadano, hay 3.693 personas activas en el Potenciar Acompañamiento en Argentina. En Santa Fe son 309 y en Rosario 73. Fueron pedidas 32 bajas del programa y 7 se completaron. En Rosario el programa fue instrumentado a través de la Agencia de Prevención del Consumo de Drogas y Tratamiento Integral de las Adicciones (Aprecod) y ayudó de distintas formas.

Estos fueron dos de los memes que fueron populares en redes días posteriores al anuncio del Potenciar Acompañamiento
Potenciar Acompañamiento del barrio con el barrio

A metros del Monumento a Evita en el barrio Saladillo está Casa Pueblo, uno de los espacios donde funciona el Potenciar Acompañamiento. El lugar pertenecía a una cooperativa de construcción creada en los 80 que supo tener comedor y hasta un jardín infantil. Hoy Casa Pueblo mantiene la responsabilidad de alimentar y cuidar al barrio que está en constante tensión con su vecino, el barrio El Mangrullo. A la falta de servicios –agua potable y cloacas, por ejemplo– el desempleo y las peleas por el comercio de droga de venta ilegal profundizaron la enemistad.

En Casa Pueblo hace 3 años empezaron a trabajar con Aprecod para poder ofrecer, además de una copa de leche y talleres de apoyo escolar, de huerta o de batucada, un lugar y un tiempo donde las personas puedan tratar sus consumos problemáticos. Hicieron los trámites y reunieron un equipo de psicólogos para ayudarles en la contención. Vecinos y vecinas del barrio que dan los talleres también hicieron las capacitaciones de Sedronar para entender cómo ayudar. Hoy Mariana y Marcela, dos de las vecinas y talleristas, siguen de cerca la vida de las 7 personas inscriptas en el Potenciar Acompañamiento. Son las acompañantes pares, una figura incluida en el programa de Nación que también reciben un apoyo económico.

Mariana da el taller de panificación y dice que el dinero del programa les ayuda a resolver algunas necesidades básicas como poder armar un curriculum o pagar el pasaje en colectivo para ir a una entrevista de trabajo. “Les cambia el autoestima. La mayoría buscan un poco de fuerza”, explica a Marcela da el taller de carpintería. Lo hace con Sergio, un carpintero del barrio que tiene más de 20 años en el oficio. Después de la cuarentena más estricta de 2020 empezaron a enseñar a los chicos y las chicas del Potenciar a fabricar porta celulares para vender. Con los conocimientos y el apoyo económico uno de los inscriptos en el programa consiguió hacer reemplazos cortando maderas en una fábrica. “Sería genial que desde el taller surja una unidad productiva propia. Vamos de a poco. Lo más importante es mantener el vínculo y poder charlar aún cuando tengan algún problema. Nos enseñaron en las capacitaciones de Sedronar que puede pasar”, dice Marcela.

Sobre la tarea de las acompañantes, Ignacio Ibarburu, psicólogo de Casa Pueblo, aporta: “Es una tarea de cuidados que en los barrios suelen tomar varias personas, pero darles un apoyo económico ayuda a volverlo más fuerte. Es apostar a lo comunitario y no solo a la persona para defender sus derechos y buscar respuestas del Estado”. El profesional es quien evalúa junto al equipo de directivos cuál persona está en condiciones de beneficiarse del programa. “No inscribimos por inscribir. Vemos quién mantiene un vínculo con el espacio y le servirá para encarar sus proyectos”, agrega Gastón Oldano, uno de los coordinadores del espacio donde asisten unas 50 personas por día entre actividades y copa de leche.

Además de aprender en los talleres, quienes están en el programa nacional en Casa Pueblo participan de los “terceros tiempos”. Son encuentros donde a través de juegos o charlas pueden encarar problemas de consumo, diversidad, violencia institucional o policial.

La apuesta de la institución de Saladillo es seguir uniendo fuerzas con otras instituciones del barrio como el Centro de Convivencia Barrial, las escuelas y los dispensarios. Una ficha especial la juegan semana a semana a la escuela de fútbol que sostienen en un potrero recuperado de Lamadrid y Circunvalación, cerca de Mangrullo. Quieren que sea una cancha donde los barrios jueguen amistosos.

De la noche a un mañana

Andrea Navarro es acompañante par en la Red Puentes, un centro de día del barrio Luis Agote, cerca de la Terminal de Ómnibus de Rosario. Hace tres años mantienen talleres de carpintería, panificación y un aula multiradial para completar la educación primaria, entre otras actividades. Navarro es acompañante terapéutica y el lazo con las personas que van a Puentes. En su mayoría son jóvenes en situación de calle que se pelearon con sus familias o fueron víctimas de violencias en sus barrios de origen y encontraron refugio en Agote.

Puentes fue creada en 2012 en la villa 21-24 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Hoy tiene sedes en varias provincias de Argentina. En Rosario empezó a trabajar este año con el Potenciar Acompañamiento. Solo 10 personas de las decenas que van al centro de día reciben el apoyo económico. El equipo de profesionales, incluido quienes dan talleres, eligieron quienes mantenían un vínculo y mostraban un compromiso con lo que hacían. La mayoría usa el apoyo económico para costear una pensión. “Si no tienen una cama lo primero que encuentran en la calle es el consumo para pasar la noche y al día siguiente es más difícil trabajar en los talleres”, explica Navarro.

Para Samira Daiub, trabajadora social y también integrante de Puentes, no solo se trata de resolver necesidades básicas sino de que puedan terminar la escuela y lograr una inserción laboral. “No es plata para que se droguen sino un incentivo para activar otras cosas en sus vidas. Les sirve para retomar vínculos familiares, armarse un pequeño taller y les da cierta contención para pensar qué hacer”, agrega.

En abril Puentes empezó un taller de género porque notaban que las mujeres no continuaban con los actividades, algo habitual por el perfil expulsivo de buena parte de los dispositivos de consumos problemáticos en Santa Fe. En muchas ocasiones opera el estigma y el peligro que enfrentan las mujeres de que alguien les denuncie por descuidar a hijos o hijas si admiten tener problemas con las drogas.

El cuidado para pensar un futuro

En Seguí al 5500 el Diat (Dispositivo Integral de Abordaje Territorial) es otro de los espacios donde funciona el Potenciar Acompañamiento. Depende de Sedronar como otros tres lugares en el Gran Rosario y fue creado dentro de un plan que en 2014 iba levantar otros 30 espacios similares en Argentina, más otros 50 dispositivos de prevención en adicciones.

El Diat es un centro de día que está en el nudo de los barrios Moderno y Triángulo. Allí el gobierno registra uno de los peores niveles de pobreza de la ciudad. Antes de la pandemia unas 300 personas de entre 11 y 50 años llegaban para hacer talleres culturales, deportivos y educativos, pero principalmente a buscar un lugar donde sentirse seguras. Hoy la demanda creció aunque mantuvieron la misma misión. Además de darles un almuerzo, el equipo de profesionales en psicología, abogacía, trabajo social y educación física, entre otras disciplinas, ayudan a las personas a tramitar un DNI, hacer una denuncia por persecución policial o por ser víctima de violencia de género. Incluso les acompañan al centro de salud para atenderse por primera vez. En el medio, revisan qué hacer con sus problemas de consumo.

Por la pandemia no pudieron mantener las actividades grupales. El tradicional almuerzo, oportunidad ideal para charlar e instalar debates sobre cómo viven, cambió a una entrega de viandas y a ofrecerles un momento de escucha siempre individual y respetando los protocolos. Su gran predio, que está pegado al Polideportivo Deliot, lo permite. “Fuimos de las pocas instituciones que está abierta desde el principio de la pandemia. Si cerrábamos íbamos a perder el vínculo”, dice Ignacio Canabal, el director de la institución.

Desde marzo de 2020 en el Diat entregan tapabocas y usan el ingenio para que las personas no se sientan solas. Durante algunos meses cuando llegaba el momento de buscar la vianda las invitaban a elegir canciones. Luego armaban una playlist colaborativa que reproducían los días siguientes al momento del almuerzo. También propusieron un taller de escritura donde podían responder cartas a un personaje inventado que les preguntaba cómo pasaban la cuarentena. En otra iniciativa les ofrecieron marcar en un mapa de la ciudad con lugares donde se sentían seguras o instituciones que también les recibían. Con cada aporte el cuidado crecía y el equipo profesional podía conocer y ayudar manteniendo el distanciamiento social por covid-19.

Diat Rosario

 

Menos del 10% de las personas que van al Diat entraron al programa Potenciar Acompañamiento. Melisa Bolger, trabajadora del centro de día y acompañante del programa, explica que eligieron a quienes mostraban ganas de que el dinero les ayude a resolver necesidades y a proyectar un futuro más saludable. Una chica de 26 años eligió usar una parte para comprar artículos de perfumería y buscar una cama y un armario propio. “Ella empezó a preocuparse por su presencia, estética y vínculo. Empezó a cuidarse más”, resume Bolger. Otro chico cableó su casa para poner un ventilador y pasar mejor el verano. “Él generó un espacio de cuidado que te permite pensar otras cosas, algo imposible cuando estás en peligro o la intemperie”, agrega Canabal.

El ingreso mensual estable del Potenciar Acompañamiento empujó otros crecimientos en el Diat. “Son personas que no participan de una economía formal, donde sabés que tal día te llega la plata y así te organizas. Aprendieron a bancarizarse y a ordenarse”, suma Canabal. El psicólogo advierte que ni aún percibiendo otros programas sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) o el Nueva Oportunidad -ninguno excluye al Potenciar Acompañamiento- pueden llegar a fin de mes.

“No hubo un aumento de inscripciones al Potenciar Acompañamiento al igual que no aumentaron los divorcios cuando salió la ley de divorcio”, analiza Canabal e insiste que queda mucho en materia de contención estatal para alentar a la autonomía de cada persona que va al Diat. Por ejemplo, el edificio no tiene internet. “Sería importante que si el Estado virtualiza todos sus trámites sea quien garantice la conectividad en sus instituciones”, cierra Bolger.

Moverse para continuar

“Son personas que no tienen trabajo o tienen empleo informal. No tienen obra social y afrontar un tratamiento necesita de tiempo. El Potenciar Acompañamiento ayuda a que tengan ese tiempo”. Así lo explica Vicente Bondi, integrante del equipo de Nazareth, un espacio de atención por consumos problemáticos fundado hace 32 años y que desde hace dos décadas tiene una sede en el barrio Pichincha. Además de las actividades terapéuticas mantienen una huerta y talleres de fabricación de ladrillos, carpintería y herrería. También colaboran con el Banco de Alimentos Rosario (BAR), comedores, plazas y clubes. Solo 5 personas están inscriptas en el Potenciar Acompañamiento.

Uno de los problemas principales que resolvió el apoyo económico fue el transporte hasta el espacio de tratamiento. “No tenían para el pasaje de colectivo. Era una de las causas más habituales de que dejaran el tratamiento”, insiste Bondi. Nazareth, con un perfil que no reniega del cristianismo como parte de su forma de trabajar, recibe a personas de todos los barrios de Rosario, desde Las Flores hasta barrio Martin. También le abre la puerta a las vecinas ciudades de Puerto General San Martín, Pérez y Arroyo Seco.

Para Bondi, quien dice que el Estado subvenciona la compra de droga de venta ilegal de estas personas no conoce la realidad.“Llegan en medio de luchas internas tremendas y lo último que quieren hacer es seguir consumiendo. Nadie que pide ayuda, aún en recaídas, usa la plata para seguir consumiendo”, cierra.

Una mano

Además de las opciones de gestión no estatal están los 744 centros de salud públicos que deben, por la ley de salud mental y adicciones, atender a todas las personas sin discriminación alguna. Si conocés a alguien que necesita contención en consumos problemáticos podes contactarte con La Estación, un espacio de gestión municipal donde analizan y ofrecen alternativas de tratamiento, incluso a quienes tienen cobertura de salud. El número de teléfono es 4-808797 y trabajan en Gálvez 867 de lunes a viernes de 9 a 17.

Además, la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar) mantiene el 141, un servicio telefónico que cuenta con profesionales las 24 horas para asesorar. También pueden escribir al cinterior@sedronar.gov.ar

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