Por África Albalá- 20 minutos.es
La inestable situación política de Perú, marcada por el hartazgo de los ciudadanos con sus dirigentes y las investigaciones por corrupción al presidente, Pedro Castillo, explotó definitivamente este miércoles en una esperpéntica jornada culminada por la destitución y la detención del líder del Ejecutivo. Un intento de «golpe de Estado» a su propio Gobierno, dimisiones en cascada de ministros y altos cargos y hasta una huida salpicaron el día en que el mandatario debía afrontar una moción de censura en el Congreso.
La destitución de Castillo como presidente aboca al país a un relevo precipitado que no es nuevo, en la medida en que la nación andina ha vivido en un constante terremoto político, con siete personas distintas en la jefatura de Estado en apenas once años. De estos nombres, el mandato más largo fue el de Ollanta Humala, que gobernó de julio de 2011 al mismo mes de 2016 y ahora está inmerso en un juicio por corrupción, una tónica recurrente en la etapa reciente de Perú. Pero, ¿qué ha ocurrido exactamente y cómo ha llegado hasta aquí?
¿Quién es Pedro Castillo y cuándo llegó al poder?
El hasta ahora presidente llegó al Gobierno al frente del partido Perú Libre el pasado 28 de julio tras vencer en las elecciones a la candidata de Fuerza Popular, Keiko Fujimori. Maestro de profesión, alcanzó el poder con una trayectoria de más de 20 años como líder sindical, un ámbito en el que fue secretario general de la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (Fenatep) y en el que encabezó la huelga de 2017.
Ascendió al puesto como aspirante de la izquierda peruana y un discurso en defensa de las clases más desfavorecidas, aunque para su Ejecutivo nombró también ministros de centro y centro-derecha. Su presidencia ha estado marcada por una persistente crisis política con continuos cambios en las carteras del Gobierno, enfrentamientos con el Congreso y acusaciones de corrupción por parte de la Fiscalía.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí?
La crisis institucional abierta este miércoles en Perú es el resultado de la inestabilidad imperante en los 17 meses de gobierno de Castillo, en un país que lleva más de 30 años en una compleja situación política. La alta desaprobación de la clase dirigente por parte de los ciudadanos, la nula voluntad de consenso de los líderes, los duros ataques de la oposición al Ejecutivo, los constantes cambios en el Gobierno -con cinco gabinetes en año y medio y más de 80 ministros- y las investigaciones por corrupción al hasta ahora presidente han sido los responsables de este desenlace.
Uno de los motivos principales son las siete causas que Castillo tiene abiertas por el Ministerio Público, que también investiga a parte de su familia. El pasado octubre, la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, presentó una denuncia constitucional contra el entonces presidente por liderar una supuesta organización criminal en el Ejecutivo, así como por tráfico de influencias y complicidad en un presunto caso de colusión (fraude), que él siempre negó. Además, determinó entonces el registro de la casa de la hermana del mandatario.
No se trata del primer presidente en enfrentarse a una coyuntura de este tipo, sino que algunos de sus predecesores ya pasaron por procesos similares. El autogolpe fallido de Castillo recuerda inevitablemente lo ocurrido el 5 de abril de 1992, cuando el entonces presidente Alberto Fujimori anunció en un mensaje a la nación la disolución del Congreso y la toma bajo su control de todos los poderes del Estado.
Pedro Pablo Kuczynski superó una moción de destitución el 21 de diciembre de 2017 por sus vínculos con la constructora brasileña Odebrecht, aunque acabó renunciando por un escándalo por un intento de compra de votos. Tras él, Martín Vizcarra fue inhabilitado por el Congreso el 9 de noviembre de 2020 por «incapacidad moral», después de una crisis de meses por supuestos casos de corrupción que le ligaban a los contratos injustificados al cantante Richard «Swing» Cisneros.
¿Qué se votaba este miércoles?
Castillo se enfrentaba este miércoles a su tercera moción de vacancia por incapacidad moral (destitución), que iba a apartarlo de la jefatura de Estado. Para evitarla, optó por disolver temporalmente el Congreso e instaurar un Gobierno de emergencia nacional, así como declarar un toque de queda.
Con anterioridad, había afrontado una primera moción en noviembre de 2021 -apenas cuatro meses después de su llegada a la Presidencia- acusado de financiamiento ilícito del partido de Gobierno, Perú Libre, en las elecciones generales de ese año y de tráfico de influencias en ascensos en las Fuerzas Armadas. No pasó a debate.
La segunda data de marzo de 2022 y la presentaron 50 congresistas por las contradicciones y presuntas mentiras en investigaciones fiscales, los supuestos ascensos irregulares en las Fuerzas Armadas y la adjudicación de la obra Puente Tarata a una empresa vinculada a la lobista Karelim López. Tampoco salió adelante.
¿Qué ocurrió ahora?
Castillo dictó este miércoles disolver temporalmente el Congreso e instaurar un Gobierno de emergencia nacional, horas antes de que el Parlamento debatiera una moción de vacancia (destitución) en su contra -la tercera en año y medio- que podría haberlo apartado de la jefatura del Estado. Con un temblor evidente en las manos, anunció que convocaría «en el más breve plazo a elecciones para un nuevo congreso con facultades constituyentes para elaborar una nueva Constitución en un plazo no mayor de 9 meses».
La inestable situación política de Perú, marcada por el hartazgo de los ciudadanos con sus dirigentes y las investigaciones por corrupción al presidente, Pedro Castillo, explotó definitivamente este miércoles en una esperpéntica jornada culminada por la destitución y la detención del líder del Ejecutivo. Un intento de «golpe de Estado» a su propio Gobierno, dimisiones en cascada de ministros y altos cargos y hasta una huida salpicaron el día en que el mandatario debía afrontar una moción de censura en el Congreso.
La destitución de Castillo como presidente aboca al país a un relevo precipitado que no es nuevo, en la medida en que la nación andina ha vivido en un constante terremoto político, con siete personas distintas en la jefatura de Estado en apenas once años. De estos nombres, el mandato más largo fue el de Ollanta Humala, que gobernó de julio de 2011 al mismo mes de 2016 y ahora está inmerso en un juicio por corrupción, una tónica recurrente en la etapa reciente de Perú. Pero, ¿qué ha ocurrido exactamente y cómo ha llegado hasta aquí?
¿Qué alcance tuvo su decisión?
Esta decisión de Castillo de disolver el Congreso ha provocado una cascada de dimisiones en su propio Gobierno, mientras los parlamentarios han calificado de «dictatorial» la medida, y tanto afines como opositores han definido lo ocurrido como un «golpe de Estado». No obstante, la determinación del mandatario no ha evitado que el Parlamento votase la moción y acabase aprobando su destitución por «permanente incapacidad moral» con 101 votos a favor de un total de 130.
De esta manera, el alcance de la declaración de Castillo es prácticamente nulo. Así, la destitución del dirigente siguió su curso, y el pleno del Congreso citó para las tres de la tarde -hora local- de este miércoles a la vicepresidenta Dina Boluarte, para que jurase como nueva jefa de Estado y se convirtiese, de esa manera, en la primera gobernante de la historia del país andino.
Anteriormente, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional ya habían anunciado su negativa a acatar cualquier acto contrario al orden constitucional dictado por el mandatario. Poco después de su maniobra y posterior huida, Castillo fue detenido y prestó declaración ante la Fiscalía, y ha sido conducido a la sede policial de la Diroes, en Ate.
¿Cómo han reaccionado afines y opositores?
La reacción general de los congresistas peruanos ha sido rápida y rotunda, con una condena radical a la decisión adoptada por Castillo. La vicepresidenta del Gobierno, Dina Boularte, la rechazó en Twitter por «perpetrar el quiebre del orden constitucional con el cierre del Congreso». «Se trata de un golpe de Estado que agrava la crisis política e institucional que la sociedad peruana tendrá que superar con estricto apego a la ley», escribió.
Además, dimitieron varios ministros, como el de Economía y el de Asuntos Exteriores, y otros altos cargos, así como embajadores peruanos en distintos países. También el presidente del Constitucional y la del Judicial criticaron la determinación de Castillo y llamaron a defender la democracia.
¿Cómo ha reaccionado el pueblo?
A primeras horas de la noche en Lima, grupos de simpatizantes y detractores del expresidente peruano se enfrentaron frente al centro donde estaba detenido en Lima Castillo, acusado de haber dado un autogolpe de Estado. Los cuerpos de la Policía Nacional de Perú (PNP) intervinieron con gases lacrimógenos y detuvieron a algunos de los manifestantes para poder liberar la céntrica avenida Alfonso Ugarte, según pudo presenciar Efe. Los simpatizantes de Castillo lanzaron piedras, adoquines y otros objetos a los cuerpos policiales en el centro de la capital peruana en protesta por la detención del expresidente.