El gobierno provincial logró un compromiso escrito de la Nación para resolver el pago de los 50.000 millones de pesos que le debe a Santa Fe antes del 31 de marzo, aunque la partida no fue incluida en el Presupuesto.
Pasó 2017 y todavía la Nación no se sentó a la mesa a negociar con la provincia de Santa Fe la devolución de la deuda acumulada entre 2006 y 2015 por descuentos irregulares sobre la coparticipación federal. Promediando los mandatos de Mauricio Macri y Miguel Lifschitz, el tema sigue en el freezer. En el año que se va, al menos, la provincia logró un compromiso por escrito del presidente de resolver la cuestión antes del 31 de marzo de 2018. ¿Será?
Las dilaciones del gobierno nacional respecto del fallo de la Corte Suprema que ordenó, en noviembre de 2015, la devolución del dinero retenido durante una década por descuentos a favor de la Ansés y la Afip refleja la tensión política entre la provincia y la administración de Cambiemos y, al mismo tiempo, da cuenta de la angustiante situación de las cuentas fiscales de la Nación.
El año comenzó con fuertes reclamos de asistencia de la provincia a la Nación en medio de la segunda crisis hídrica en menos de 12 meses (la anterior había sido en abril y mayo de 2016). Con el paso de las semanas bajaron las aguas pero no la temperatura. El gobierno provincial estimó en mil millones de dólares las pérdidas en el sector productivo –principalmente en los tambos– causadas por las inundaciones.
En su rol de ministro de la Producción, Luis Contigiani se puso al frente de las demandas. De ese modo, comenzó a construir su posterior candidatura a diputado nacional. Las críticas de Contigiani al gobierno nacional –por el modelo económico y por la falta de respuestas a los reclamos concretos de la provincia– le agregaron más pimienta al duelo político entre el Frente Progresista y Cambiemos.
El ala macrista del Frente Progresista –los radicales del Grupo Universidad que lidera el intendente santafesino José Corral– intervino en esos conflictos en defensa de la Nación. Cancelada por el socialismo la posibilidad de un acuerdo político entre las dos coaliciones, por las diferencias ideológicas y políticas que remarcan en forma permanente los líderes del partido de la rosa, provincia y Nación fueron tomando distancia a medida que se avecinaban las elecciones intermedias.
La anunciada salida del Grupo Universidad del Frente Progresista produjo una reconfiguración política en la provincia y dinamitó los puentes entre Santa Fe y la Nación. Corral lideró esa movida y, aunque desistió de ser candidato a diputado nacional, logró que el presidente Macri lo designe jefe de campaña de Cambiemos en la provincia de Santa Fe. El intendente santafesino busca convertirse en la carta fuerte del macrismo para 2019.
En las primarias de agosto el Frente Progresista, con Contigiani como candidato, sintió en carne propia la nacionalización de la campaña. Sin referencia fuera de la provincia, el candidato del gobierno de Lifschitz quedó tercero lejos. Cambiemos y el Partido Justicialista lideraron esa elección en un virtual empate técnico. Dos meses más tarde, en las generales de octubre, Cambiemos ganó en la provincia con comodidad y Macri llevó a Corral a los festejos en Buenos Aires.
Si bien Santa Fe se sumó a la ola amarilla que arrasó buena parte del país en los comicios intermedios –la lista liderada por Albor Cantard logró cinco de las nueve bancas en juego–, para Cambiemos y en particular para su jefe de campaña el balance fue agridulce: el socialismo, con Emilio Jatón como cabeza de lista, se impuso por casi diez puntos en la elección de concejales en Santa Fe, el pago chico de Corral.
Predisposición
En plena campaña, durante su discurso ante la Asamblea Legislativa el 1º de mayo, el gobernador había dejado en claro su postura ante la Nación: “Tenemos diferencias políticas, pero hemos procurado siempre tener una relación constructiva. Y en honor a la verdad, debo decir que en general hemos encontrado puertas abiertas, no siempre hemos tenido las respuestas que esperábamos, pero sí predisposición para buscar alternativas”.
Aquellas palabras pronunciadas en medio de la crisis de Sancor resumen con claridad los primeros dos años de Macri y Lifschitz en el poder. Mejoró el diálogo entre la provincia y la Nación –por momentos inexistente durante el kirchnerismo– pero eso no aceleró las soluciones de coyuntura, como las demandas de los tamberos, ni las estructurales, como la deuda por coparticipación.
En julio, ante la falta de respuesta, la provincia diseñó su propia propuesta de cobro y la remitió a la Casa Rosada. A valores históricos, la deuda asciende a 23 mil millones de pesos, pero el Ministerio de Economía actualizó el monto (en julio) en 50 mil millones. “Es una propuesta moderada”, definió Gonzalo Saglione.
El plan de pagos que pretende Santa Fe implica un 30% en efectivo entre 2018 y 2019 y el 70% restante en bonos. La Nación descartó la propuesta y no incluyó ninguna partida específica en el Presupuesto 2018 para comenzar a saldar la deuda con la provincia. Sobre fin de año, el ministro Nicolás Dujovne dejó en claro en el Senado que no habrá efectivo para Santa Fe sino bonos a mediano o largo plazo.
Para llegar a esa instancia, el gobierno santafesino accedió a firmar en noviembre el Pacto Fiscal con la Nación y otras 22 provincias (San Luis fue la única que no lo suscribió). En ese acuerdo hay una cláusula que establece que ambos gobiernos deben acordar, antes del 31 de marzo, el monto de la deuda y la forma de pago.
El primer trimestre de 2018 encontrará a la provincia intentando lograr un acuerdo razonable con el gobierno central, luego de dos años de frustraciones. Y si bien Lifschitz no cede en su intento de lograr una reforma de la Constitución provincial –un objetivo que se plantearon sin éxito Jorge Obeid, Hermes Binner y Antonio Bonfatti–, está claro que su principal tarea será cobrar la millonaria deuda de la Nación.