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Computadora abierta, un desarrollo local inédito

La presentan en Rosario. Es de uso industrial y cualquiera la podrá armar porque su diseño estará en la web.

Dependencia tecnológica de corporaciones multinacionales, costos a veces prohibitivos, dificultades para modernizar equipos o imposibilidad de adaptarlos a las propias necesidades son barreras que enfrenta la pequeña y mediana industria nacional a la hora de automatizar su producción para sumar competitividad y valor agregado. Pero este escenario adverso puede comenzar a cambiar. Esta tarde se presenta en Rosario un proyecto inédito a escala mundial: la Computadora Industrial Abierta Argentina (Ciaa), un desarrollo íntegramente local y, además, federal.

En el proyecto participan 40 casas de estudio –entre ellas la Universidad Nacional de Rosario (UNR)– junto a cámaras empresarias y al Estado a través de varias agencias y ministerios. La singularidad del proyecto es que se basa en hardware (los “fierros”) abierto, es decir que la arquitectura de sus circuitos, los códigos fuente del ambiente de software en el que funciona y se programa, y hasta el diseño de los gabinetes, serán publicados en internet con acceso libre. Así, cualquiera podrá fabricar un equipo sin tener que pagar patentes o derechos, porque además sus componentes son de fácil adquisición en el mercado. Esas características, a su vez, permiten modificarlo y luego compartir las mejoras con el resto de los usuarios, incentivando una dinámica colaborativa que beneficie a todos.

Con estos ingredientes, lo que se tiene además es un “producto” que, a diferencia de los que ofrecen los gigantes informáticos, no amenaza con el sometimiento a una marca ni con el Caballo de Troya de la obsolescencia programada, conocida estrategia comercial que obliga a costosos e innecesarios recambios periódicos de dispositivos. Es un Made in Argentina en un área donde imperan los poderosos, aunque los componentes de mayor sofisticación, como los microprocesadores de última generación y memorias, no se producen en el país y habrá que recurrir a los importados.

Para despejar dudas: no se trata de una PC hogareña, sino de una computadora de prestaciones industriales, diseñada para soportar ambientes agresivos –desde variaciones de tensión hasta temperaturas extremas– y que cumple con todas las normas de robustez y protección para estos usos, un aspecto en el que participa el Inti (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) con las certificaciones.

Sus aplicaciones prácticas son ilimitadas. Por ejemplo, en el sector metalmecánico o el de maquinaria agrícola, dos ejes productivos de la provincia de Santa Fe, refiere el ingeniero Ignacio Santos, jefe del Departamento de Sistemas Informáticos de la Facultad de Ingeniería de la UNR. La industria textil, las autopartistas o las fábricas de alimentos son otras posibles usuarias de esta plataforma, que puede utilizarse en seguridad, automatismos de señalización o iluminación, control de semáforos o equipamiento médico, lo que la torna también de interés para el ámbito estatal.

“Lo que es original es su desempeño industrial y su característica de hardware abierto, no vimos que exista en el mundo algo similar”, señala el doctor Ariel Lutenberg, presidente de la Asociación Civil de Sistemas Embebidos (Acse) y coordinador general del proyecto Ciaa. “Tampoco conocemos antecedentes de un desarrollo que, como este, no dependa para las siguientes versiones de lo que decida una multinacional que esté detrás”, agrega el investigador de la Universidad Nacional de Buenos Aires.

En principio, explican Lutenberg y Sosa, habrá siete versiones de la Ciaa, una por cada desarrolladora local interesada en el proyecto, pero todas compatibles entre sí, e intercambiables. Esta es una posibilidad: adquirir la plataforma ya ensamblada y programarla para cada uso particular. La otra, que requiere un mínimo de tecnología para disponer los componentes sobre el circuito impreso, es hacerlo por cuenta propia. Uno de los modelos ya está casi listo para producirse a gran escala y comercializarse –estiman– antes de fin de año.

Como el proyecto es de alcance estratégico, esta tarde en Rosario se presentará también la versión educativa de la computadora, con la misma lógica que las restantes aunque menos potente y más sencilla de ensamblar. El objetivo es que los estudiantes de las carreras universitarias afines, y de las escuelas secundarias técnicas, se familiaricen con el desarrollo para luego implementarlo en el ámbito laboral. Una tarea ardua frente a la penetración de la tecnología propietaria, cerrada y dependiente de los actores hegemónicos del sector informático. “La idea es hacerlo lo más accesible posible, por eso recurrimos a lenguajes de programación conocidos”, acota Lutenberg.

Toda la información necesaria para construir y programar la computadora será de acceso libre en la web del proyecto, www.proyecto-ciaa.com.ar, donde en el futuro también estarán disponibles las actualizaciones y mejoras que hagan –y quieran compartir– los usuarios.

¿Competencia perfecta?

En cuanto a los costos, la filosofía del proyecto brinda un plus, indica Lutenberg, mencionando entre signos de interrogación la noción de “competencia perfecta”: si un fabricante de la computadora la comercializa a un valor abusivo, el hecho de que toda la información para producirla sea de acceso público le permitirá a cualquier competidor ofrecer el mismo equipo a un valor más acorde al costo de los componentes, la elaboración y un margen de rentabilidad razonable.

Esta tarde en Ingeniería, participante del proyecto

La presentación de la Computadora Industrial Abierta Argentina en Rosario será esta tarde a las 16.30 en el Aula 23 de la Facultad de Ingeniería, avenida Pellegrini 250. La convocatoria es a estudiantes, docentes y pymes industriales de la región, y la actividad estará a cargo del coordinador general del proyecto, Ariel Lutenberg.

La UNR participa, junto a otras universidades nacionales y tecnológicas, del proyecto a través del Departamento de Sistemas e Informática de la Facultad de Ingeniería que dirige Ignacio Sosa. Investigadores, docentes y hasta estudiantes avanzados están abocados al desarrollo del firmware –programa interno que ejecuta el microcontrolador– de un módulo de comunicación (modbus) en diferentes capas como transporte de datos y sus protocolos.

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