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Comunicación política en cuarentena: qué mensaje dar cuando el temor se transforma en negacionismo

Destacados especialistas locales en salud mental abordaron el origen de la negación a la pandemia y el aprovechamiento que ciertos sectores realizan de ello. Analizaron cómo dirigirse a la población durante el aislamiento para mantener un equilibrio entre responsabilidad y cautela

Durante los últimos días se habló del modo de abordar un discurso efectivo para que la población tome los recaudos necesarios ante la pandemia. Algunos consideran que cargar el contenido del mensaje con un elevado grado de temor puede generar mayor conciencia. Otros suponen que eso puede agravar el cuadro de estrés entre quienes sufren la realidad. Entonces, ¿se puede encontrar el equilibrio para un mensaje efectivo ante esta situación atípica?

Quizás entender un fenómeno resulte menos complejo que intentar resolverlo, pero se trata de una instancia necesaria para abordarlo. Especialistas en salud mental coincidieron en que el famoso fenómeno negacionista durante la etapa de aislamiento preventivo surge a partir de la manipulación política sobre mecanismos de protección como la angustia.

El temor ante la imposibilidad de controlar la situación y la incertidumbre como consecuencia de no saber qué sucederá mañana, derivaron en la necesidad de negar lo que está ocurriendo. Esta manifestación recurrente en una parte de la población terminó siendo capitalizada por sectores políticos y corporaciones que encontraron destinatarios para sus intereses individuales. ¿Qué sucede con las vulnerabilidades que quedaron expuestas durante el aislamiento?

Inevitablemente el contenido del mensaje político a la hora de brindar un panorama o anunciar restricciones choca con millones de experiencias y conductas que demandan distintos tratamientos, de manera que unificar un criterio resulta una práctica casi imposible.

Una realidad desconocida

En diálogo con El Ciudadano, la profesora de la cátedra de teoría social de la facultad de psicología, Marisa Germain, abordó el tratamiento comunicacional teniendo en cuenta la variable temor y las expectativas en medio de una situación inédita.

En primer lugar, señaló: “El temor es una respuesta adecuada a la situación que nos toca. No se puede atravesar esta situación sin pasar por el miedo o la frustración, eso va a pasar, pero es parte de la lógica ante un momento en el que tenemos poco para hacer”.

Germain reparó en que la cotidianeidad se transformó en una realidad que desconocemos. Ante la escasez de certezas, sostuvo que alertar o mencionar las consecuencias efectivamente pueden dejar secuelas, algo inevitable incluso con lo transitado hasta acá.

Consideró que añadir una cuota esperanzadora al discurso puede amortiguar el impacto negativo del mensaje, aunque también puede dar lugar a expectativas que no se terminen cumpliendo.

“Cuando no sabes el curso posible, construir expectativas es muy problemático, porque lo que generas es frustración, pasó con el proceso de la vacuna cuando tuvo un pequeño retroceso. Es saludable decirle la verdad a todo el mundo, no hay garantías para dar en relación a plazos”, explicó la docente de la UNR.

En medio de este contexto surgió el negacionismo, un fenómeno que la entrevistada explicó como “un mecanismo individual de quienes frente al miedo reniegan de la realidad”. Agregó que si bien la respuesta espontánea de la población fue acatar las medidas, “los mecanismos para desconocer la pandemia han sido muy agitados por determinados grupos políticos y corporaciones con intereses específicos”.

«Deslizamiento de sentidos»

Por su parte, la titular del Colegio de Psicólogos de la provincia, Nilde Cambiaso, advirtió que existe «un deslizamiento de sentidos entre cuarentena y pandemia». A partir de este concepto, detalló: «No hay de dejar de recordarlo, la pandemia es la causa de la actual situación, la cuarentena es un modesto, muy modesto, pero el único recurso para hacer frente a la pandemia» .

Si bien existe un abanico de motivos individuales que moviliza a grupos negacionistas, la referente santafesina consideró que «son otros los que los convocan con mezquinos intereses sectoriales o partidarios y obtienen un rédito de estos hechos». En ese sentido, agregó: «No sin intencionalidades políticas hemos podido escuchar afirmar que la cuarentena ha generado una epidemia en salud mental. Más que un dato serio parece querer dar justificación a posiciones anticuarentena usando la salud mental como excusa».

En paralelo, Cambiaso consideró que no hay que descuidar los efectos tales como la angustia, tristeza o preocupación que provoca el tránsito por esta situación. Es por eso que consideró relevante encontrar un equilibrio a la hora de difundir un mensaje político.

«Infundir temor como estrategia de comunicación no parece adecuado para generar mayor conciencia. Entiendo que es conveniente informar difundiendo lo que se conoce y explicitar lo que no se conoce aún sobre el tema, plantear los riesgos pero también los límites, recursos y resguardos posibles a ese riesgo», señaló.

Por último recordó que es necesario «insistir en que la salida de esta situación es solo colectiva, ya que nadie se salva solo de este virus, por eso hay que propiciar una ética del cuidado y la solidaridad».

Negacionismo como fenómeno

Desde la carrera de posgrado de Especialización en Psicología Clínica, Institucional y Comunitaria de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) elaboraron un documento para reflexionar sobre el fenómeno negacionista. En principio abordaron este fenómeno como algo cercano a la “desobediencia civil” y, más allá de evaluar el origen, analizaron su trascendencia a partir de la capitalización política.

“El amor, la ambivalencia, los enojos y los temores son componentes de lo humano que requieren de condiciones sociales para que se transformen en negacionismo, pasión ciega, odio, crueldad y pánico”, explicaron mediante el escrito. Por otra parte, mencionaron que ante la pandemia “las certidumbres en las que nos apoyamos y que necesitamos, tambalean y lo que era válido cotidianamente deja de ser evidente”. La colisión de estos factores, para muchas personas, dio lugar a un modo de protección contra toda fragilidad: la negación.

Pero en el informe los especialistas señalaron que esa negación dejó de ser una experiencia humana una vez que pasó a ser capitalizada políticamente por quienes la atravesaron con sus intereses. Lo que se plantea este grupo de psicólogos es si las precariedades sociales que quedaron en evidencia a partir de la pandemia serán atendidas para ser resueltas o serán recogidas por determinados sectores para beneficio propio, como ocurrió con este caso.

“Cuando la cuota de negación se torna posición negacionista es porque está alimentada/alimentando otros intereses, ajenos a quienes justamente exponen sus fragilidades”, expusieron en el texto los docentes de la Facultad de Psicología.

Por último, y a modo de reflexión, plantearon: “¡Brillante estrategia! Hacernos creer que así defendemos nuestros intereses mientras nos empujan al precipicio. O acaso ¿el aumento del número de muertes no es un empujón violento para todos/as?

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