“Ahora la manager soy yo”, dispara Fabiana Cantilo. Es que después de cuatro años de silencio la dama del rock volvió a ingresar a bateas poniéndose todo al hombro. Creó un sello: Sirena Records; contrató como productor a un músico que admira: Lisandro Aristimuño; eligió los temas, el título del disco y hasta, despuntando su faceta de artista plástica (Fabiana pinta hace varios años), hizo a mano la escenografía que acompañará las presentaciones en vivo. Superamor es el disco número 12 de Cantilo, un material que habla del “amor incondicional por un gato, un amigo, la madre, el padre o una rosa, ese que no tiene nada que ver con el amor de los celos, del poseer. El súper amor es el amor lindo”, según ella misma definió en una amena charla con El Ciudadano algunos días atrás, adelantándose a la presentación oficial del material en Rosario que tendrá lugar esta noche, a las 21.30, en el Teatro la Comedia (Mitre y Cortada Ricardone).
Con 12 nuevas canciones, casi todas compuestas por Cantilo –varias junto con Aristimuño–, menos “Escritos del Mar”, que es de Laura Casarino, el material se planta en miras a un futuro y está dedicado a su recuperación, esa que viene llevando adelante desde hace varios años, manteniéndose alejada de los malos hábitos y que hoy asegura haber abandonado para siempre. “Soy el ejemplo de que se puede”, dice convencida.
—¿Cómo estás viviendo esta etapa de independencia?
—Se siente muy bien porque las decisiones las tomo yo. Está bueno saber que si uno se equivoca, se equivoca uno y no hay a quien culpar; es más relajante. Decidí el corte, los temas, todo junto a mis colaboradoras Cintia Pulido, Bárbara Márquez y Lisandro (Aristimuño) que fue el productor. La verdad es que la estoy pasando bárbaro.
—¿Qué te impulsó a tomar esa decisión?
—Terminé el contrato con Sony; este es mi disco número 12: estuve en Warner, Sony, Universal y cuando empezó a darse lo de las descargas por internet las compañías quieren que les des un plus (económico) del show. Así que cuando terminé el contrato pensé en probar otra onda. Lo busqué a Lisandro, que me gustaba lo que hacía y como también es independiente le pude ir pagando de a puchos: en un año hicimos todo sin apuro. Los temas que nos gustaban los poníamos sin importarnos si iban a vender o no. Tampoco me importa que se venda porque es un disco especial, es más caro que otros; pero se puede bajar de Spotify. Al disco físico no lo voy a abaratar porque es una obra conceptual y me gusta mucho. Es como un cuadro que te encanta y que no se lo vas a vender a nadie, pero es tuyo. Me siento orgullosa de hacer lo que siempre quise, de hacer público este amor al arte que tengo.
—¿Te sorprendiste a vos misma?
—Sí, claro. Porque me sale todo bien. Todavía estoy esperando que me salgan cosas mal; a veces uno es medio masoquista. Estoy haciendo las cosas bien y cuando uno hace las cosas bien se cuida, ayuda a los demás y te va bien. Estoy descubriendo un nuevo mundo y me siento como a los 18; cuando estaba sola y bien, porque cuando estás acompañada “bien” está bueno, pero eso que “a las mujeres les gustan los malos” ya se me pasó. Siento que tengo que pasar el mensaje de que la podés pasar para el orto, porque no la pasé bien en mi vida. Se puede cambiar y ponerte bien, como dijo Fito (Páez): “No todo está perdido”. Ahora estoy canchera pero esta enseñanza me la dio la meditación, los grupos; no me iluminé, trabajo para eso.
—Folclore, rock, pop; el disco contiene las sonoridades que visitaste a lo largo de tu carrera combinadas con sintetizadores, distorsiones, algo muy moderno…
—Ese es Lisandro. Con él, a quien admiro muchísimo, teníamos el mismo gusto musical. El primer tema que le llevé fue “Superamor”, que le encantó. Así le fui mostrando tema por tema, hay varios que son coautorías. Lo hicimos en nuestros encuentros de martes y jueves: mientras él arreglaba, yo escribía las letras. Soy bastante vaga pero, como él es muy serio y responsable, no me hablaba para que escribiese. La famosa hija del rigor. Los temas son con gusto a Cantilo-Aristimuño. Lo único que pedí fue el tema de Laura Casarino, que es mi mejor amiga; quería darle reconocimiento a una mujer que no es tan conocida. Laura es compositora y cantó mucho tiempo con Los Twist.
—¿Qué es el “Superamor”?
—Esa es la primera canción que salió y después de pensarlo me di cuenta que era lo que quería decir. El súper amor es el amor incondicional por un gato, un amigo, la madre, el padre, la rosa pero que no tiene nada que ver con el amor de los celos, del poseer. El súper amor, el amor lindo. De lo que está hecho el universo. Del que todos tendríamos que agarrarnos para sentirnos bien.