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Con anécdotas y un recorrido por su mejor legado, la Feria del Libro de Rosario homenajeó a Quino

Exponentes actuales del humor gráfico como Tute, Flor Balestra y Eduardo Risso recorrieron anécdotas sobre el creador de Mafalda y su influyente legado, destacando su honestidad creativa y ese humor "tan inteligente y reflexivo" que transformó decisivamente el devenir de la historieta
Carlos Aletto, Télam
En una sala repleta, una de las más convocantes que tuvo hasta ahora la Feria del Libro de Rosario, tuvo lugar el sábado por la tarde un homenaje a Quino en el que exponentes actuales del humor gráfico como Tute, Flor Balestra y Eduardo Risso recorrieron anécdotas sobre el creador de Mafalda y su influyente legado, destacando su honestidad creativa y ese humor «tan inteligente y reflexivo» que transformó decisivamente el devenir de la historieta.

Con moderación de Leandro Arteaga, investigador del comic, el tributo transcurrió en la sala Angélica Gorodischer del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa -donde se despliega por estos días la Feria- como un intercambio emotivo que permitió recordar y celebrar la vida y obra del humorista gráfico e historietista fallecido el 30 de septiembre de 2020.

«Armé una carpetita y un día tuve la suerte de poder verlo después de una Feria del Libro. Quino pasaba las hojas sin una sola mueca, inexpresivo. Yo temblaba. Cuando terminó me la devolvió y me dijo: «Hay que meter el dedo más en la llaga». Era muy honesto». La anécdota corrió por cuenta de Tute -cuyo nombre real es Juan Matías Loiseau-, quien evocó cómo a los 17 años decidió mostrarle sus primeros trabajos al célebre historietista.

Reconocido por la creación de tiras entrañables como Batu o Trifonia & Baldomero, Tute señaló que tuvo la suerte de conocer de muy chiquito al creador de Mafalda por su padre, el recordado dibujante Caloi. «Mis maestros directos fueron mi viejo, en primera medida, por supuesto, pero después también todos sus amigos de generación que eran el Negro Fontanarrosa, Crist, Maica, Tabaré, etc. Y todos ellos tenían como referente, gran maestro y faro a Quino. Fue el maestro de mis maestros», explicó.

«Crecí convencida de que yo era Mafalda. Mi papá leía el diario todo el tiempo y tenía un Citroën. Y mi mamá era mamá de casa. Yo tenía un hermanito chiquito que dibujaba las paredes. ¿Se acuerdan de que Guille siempre dibujaba las paredes? A mí no me gustaba la sopa, yo hacía arcadas. Cuando vi que a Mafalda le pasaba lo mismo que a mí, entendí que había alguien que me comprendía, que alguien en realidad estaba contando mi historia», acotó a su turno la artista rosarina Flor Balestra.

Balestra es conocida por su trabajo en Cultura Pasajera y Cultura Pan, encuentros culturales llevados adelante durante diez años en el pasaje Pan de Rosario. Además de su destacada labor como diseñadora, es autora de los libros El hilito y ha ilustrado obras de reconocidos escritores como Roberto Fontanarrosa y María Elena Walsh. En su intervención, resaltó la importancia de Quino como referente cultural y cómo su obra ha trascendido las fronteras de Argentina.

A continuación, Tute volvió a tomar la palabra: «Para mí, Quino es el gran maestro del humor gráfico moderno. Él instauró el humor gráfico tal como lo conocemos, lo complejizó. Me parece que era una especie de gran compositor que escribía la música de todos los instrumentos, dominaba todos los instrumentos. Por eso podía hacer con la misma eficacia una página, esas de muchos cuadritos, muda o con mucho texto, apoyada en el dibujo o en el globo del texto», explicó el creador de Mabel y Rubén.

«Mafalda se publicó solamente nueve años y le alcanzó para revolucionar la historieta a nivel hispanoamericano. Fue impresionante. Y me parece que inauguró la posibilidad de que una tira fuera tan compleja y con una multiplicidad de lecturas a lo largo de la vida. Tenés tiras para que un pibe de 5, 6, 7 años se mate de la risa. Una segunda lectura a los 10, 12 años y otras tantas que te están esperando para los 18, 20 años -apuntó-. Quino es el primer humorista gráfico en tener una preocupación por el globo terráqueo, al punto de llegar a tener al globo terráqueo casi como un personaje más de la tira».

El homenaje contó también con la intervención de Eduardo Risso, reconocido por su colaboración con el guionista Brian Azzarello en la serie de cómics 100 Balas, que le valió varios premios Eisner y Harvey. «Tuve el placer de conocerlo de muy grande. Lo admiraba por supuesto y coincidimos en un evento en Buenos Aires, y a lo único que atiné fue a presentarme y agradecerle por toda su obra», aseguró.

«Su humor era totalmente distinto al que uno estaba acostumbrado a ver, totalmente inteligente, reflexivo, una persona que pasó por la dictadura y era pasar por un filtro muy finito del humor, ¿cómo no lo censuraron?, me preguntaba. No había forma de censurarlo, porque era muy inteligente», prosiguió.

Nacido en Mendoza el 17 de julio de 1932, Quino creó a Mafalda en 1964, que desde entonces se multiplicó en tiras cómicas publicadas durante casi una década y convertidas en un ícono cultural a nivel mundial. A lo largo de su vida recibió numerosos galardones, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2014.

«Quino tenía la facultad maravillosa de mezclar en una sola persona a un pibito y a un viejo sabio, porque tenía las dos cosas. Podía hacer humor apelando a la ternura de ese pibito que todavía conservaba, y podía hacer humor muy filoso y filosófico, gracias a ese viejo sabio que también lo habitaba», intervino Tute.

Y agregó: «Mafalda es absolutamente maravillosa, la mejor tira que dio la historieta nacional para mí, sin duda, pero todavía me parece superior su producción dominical, la que hacía las páginas de la revista Viva». Enseguida Balestra acotó: «Eso es poesía pura». Y remató Risso: «Sí, porque en una página el tipo podía cerrar una historia. Impresionante. Una historia que nosotros que somos narradores gráficos, a lo mejor nos toma diez páginas».

Además de Mafalda, Quino produjo una extensa obra que incluye viñetas, ilustraciones y libros que abordaron diversos temas sociales y políticos. Su estilo único y su mirada aguda sobre la realidad hicieron que su legado perdurara en el tiempo y que su influencia se extendiera más allá de las fronteras de Argentina.

Balestra, quien sobre el final del homenaje leyó un texto del escritor Tomás Eloy Martínez en el que compara a Quino con los grandes escritores de la literatura clásica, recordó que el humorista gráfico pasó por muchas etapas de maneras de dibujar. «Tiene una etapa graciosa o tiene un tipo de chiste, que refiere mucho al momento que él admira a Oski. Y después, hay muchos trabajos de Quino en donde mezcla lo real y lo mágico, lo que es imposible que ocurra. Eso viene de Saul Steinberg también, que era otro que él admiraba mucho».

Y agregó: «Admiraba a Calé y Calé le dijo «No se olvide nunca de la vereda de enfrente». El nunca se olvidó de la vereda de enfrente, porque sus temas fueron las opresiones, la injusticia social y de clases sociales. Arranca de una manera y termina en lo que en literatura hace Kafka».

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