Argentina arrancó su ilusión mundialista con el pie derecho. Las Leonas golearon 5-2 a Sudáfrica de la mano del talento y la magia de Luciana Aymar, quien convirtió tres goles. Los restantes tantos los marcaron Noel Barrionuevo, Carla Rebecchi y Mariné Russo.
El partido comenzó como se esperaba: Las Leonas acorralando a las sudafricanas para imponer toda su jerarquía. Ya al minuto de juego el equipo del Chapa Retegui tuvo dos chances para abrir el marcador. Primero Rosario Luchetti y luego Noel Barrionuevo de córner corto se encontraron con la gran reacción de la arquera Rix.
El gol estaba al caer, pero antes otra vez la arquera sudafricana le ahogó el grito a la cordobesa Soledad García. Y a los 13 minutos llegó la merecida ventaja: Barrionuevo arrastró la bocha a la salida de un corto y desató el delirio de todo el estadio.
Argentina siguió dominando desde la movilidad de Luciana Aymar, quien arrancaba en mitad de cancha y se tornaba incontrolable para el elenco sudafricano.
Cuando nada hacía correr riesgo la victoria, Sudáfrica se encontró con un córner corto que Coetzie transformó en gol con un remate a media altura que venció a Succi. Baldazo de agua fría.
A partir de allí el conjunto visitante ajustó las marcas y con un juego aguerrido y por momentos violento alejó el peligro. Antes del cierre de la primera mitad, Sole García tuvo la chance, pero otra vez Rix se quedó con la bocha.
En el complemento nada cambió. Las Leonas salieron a pasar por arriba a su rival y lo consiguieron en apenas cuatro minutos. Aymar, la figura de la cancha, tejió una jugada individual que finalizó con un remate cruzado para poner el 2-1. En la jugada siguiente la propia Aymar sentenció el cotejo. De ahí y hasta el final sólo hubo un equipo en cancha: Argentina. Otra vez Aymar anotó el cuarto gol y para decorar el resultado Ryan (Sudáfrica) y Russo (Argentina) establecieron el 5-2 definitivo.
Con este resultado, Argentina demostró que es el principal candidato a quedarse con el título. Y sobre teniendo al as de espadas: Lucha Aymar.
