El presidente Mauricio Macri inauguró ayer el período de sesiones ordinarias número 134 en una tensa Asamblea Legislativa, con acusaciones cruzadas entre oficialistas y opositores. Al trazar un balance de sus tres meses de gestión, Macri defendió las principales medidas que tomó hasta la fecha, lanzó fuertes críticas a la “herencia recibida” del kirchnerismo y expuso como principales ejes de gobierno la baja de la inflación, la generación de empleo, la reducción de la pobreza y el combate al narcotráfico. Reiteró que impulsará proyectos para devolver el IVA en productos alimenticios, universalizar la educación a partir de los 3 años y ampliar la AUH. También dijo que promoverá una “reforma” judicial y pidió al Congreso que acompañe el acuerdo con los fondos buitre.
La dura descripción de la situación que encontró el 10 de diciembre al asumir generó el repudio de un sector del kirchnerismo, lo que obligó a Macri a pedir que “se respete el voto del pueblo”.
Al hablar de la inflación se produjo el principal cruce con la tribuna de legisladores del FpV, que lo abucheó y alzó carteles con variadas leyendas.
Ante un recinto colmado de diputados, senadores e invitados especiales, Macri realizó un discurso leído por espacio de una hora.
En su mensaje, Macri propuso una extensa agenda legislativa que contempla la rebaja del IVA para productos de la canasta familiar para los sectores de menores recursos, reformas en el Consejo de la Magistratura, la designación de los pliegos para jueces de la Corte, ley de compras para proveedores del Estado, ley de arrepentido y reforma política electoral.
Con escasa asistencia de la militancia PRO en las afueras del Congreso, Macri llegó a las 11.25 y tras ser recibido por la vicepresidenta Gabriela Michetti se trasladó al recinto de sesiones.
En su discurso, el presidente aseguró que se encontró con un Estado “desordenado y mal gestionado”, con “falta de planeamiento, corrupción y desidia” que lo hicieron tener “poca o nula capacidad para atender sus obligaciones”. Al justificar la ola de despidos de empleados públicos, Macri indicó que encontró “un Estado plagado de clientelismo y al servicio de la militancia política”, y enfatizó que en la Argentina “no creció el empleo en los últimos años tanto por la inflación como por los impuestos y por las malas políticas aplicadas”.
Con aplausos de los diputados de Cambiemos y por tramos gritos reprobatorios de legisladores kirchneristas, Macri subrayó los problemas que enfrenta la Argentina.
Aseguró que “la inflación existe porque el gobierno anterior la promovió porque creía que era una herramienta válida de la política económica”. Aunque justificó la devaluación del 40%, que aceleró la suba de los precios.
Por otra parte, reafirmó que el objetivo del gobierno será “unir a los argentinos, combatir el narcotráfico, la pobreza, disminuir la inflación y mejorar la independencia del Poder Judicial” y resaltó como medidas de su gobierno los cambios en las asignaciones familiares (“incorporamos 1.200.000 familias”) y en el impuesto a las Ganancias, aunque dijo que “el cambio de las escalas será una tarea del Congreso”.
Además, recordó el 40 aniversario del último golpe que se cumplirá el 24 de marzo. Dijo que se debe aprovechar ese día para “gritar nunca más a la violencia institucional” y pidió terminar “con la lógica de amigos y enemigos”.
Furcio y broma
Cuando hablaba de “construir los consensos necesarios” en el Congreso para aprobar los proyectos que propone para resolver el conflicto con los buitres, Macri se confundió y repitió dos veces el mismo párrafo. “No resolver este conflicto le costó caro a los argentinos…esto ya lo leí”, dijo, cuando legisladores le señalaron que estaba repitiendo. Y bromeó: “Me alegro de que hagamos cosas en equipo”.