Por Javier Hernández.- Pasaron poco más de dos años de aquella calida velada donde Lila Downs, por primera vez en la ciudad, repasó clásicos de su repertorio. Ahora, y con un nuevo disco bajo el brazo, regresa a Rosario para desplegar todo su talento con un concierto íntimo que se llevará a cabo mañana por la noche, desde las 21.30, nada menos que en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza).
Desde una amalgama de ritmos tradicionales con otros globales como el pop y el soul –pero manipulados con un exquisito sentido–, en «Pecados y Milagros», su último trabajo, Lila presenta una gama de sonidos que van desde la cumbia a las bachatas pasando por canciones rancheras.
A partir de una indagación de las manifestaciones de fe propias de su país, el disco –su séptimo de estudio– está basado en la tradición religiosa de los exvotos mexicanos que lleva a los artistas a ilustrar sobre láminas de hojalata algún milagro que haya sido concedido en la vida que luego será entregado como ofrenda a los Santos. “Con este disco pensé en agradecer de alguna manera todo lo que me ha dado la vida”, dijo la cantante a El Ciudadano.
—Este disco se nutre de la diversidad para transitar múltiples caminos. ¿Cómo nace este disco que aborda tantos colores y sonoridades? ¿Qué significa el pecado y qué el milagro?
—Este proyecto se inspiró en la obra gráfica de los pintores Demián Flores, Alfredo Vilchis y Dulce Pinzón quienes hicieron una interpretación de cada pecado y milagro combinando la tradición del retablo y la vida moderna. Me preguntaba cual es el significado del pecado, por qué llegamos a pecar y cómo los milagros te pueden renovar, en general pienso que todos necesitamos más milagros para seguir viviendo.