El cuerpo vuelve a ser el gran paradigma. Desde hoy y hasta el domingo 4 de diciembre, se desarrollará en diferentes espacios de la ciudad la programación de sala y calle de la 16ª edición del Festival el Cruce, que desde el lunes último ofrece, además, una serie de talleres y espacios de formación. De este modo, el ya clásico Festival Internacional de Artes Escénicas Contemporáneas que nació con el siglo y que con el correr de los años ha ido mutando hasta encontrar su formato actual, sumará las propuestas de artistas locales, nacionales e internacionales en un evento que, desde la danza y el movimiento, “busca impulsar la producción y creación artística, la investigación y el intercambio, y promover el cruce de lenguajes”, según adelantan los organizadores desde la Asociación de Coreógrafos, Bailarines y Artistas del Movimiento (Cobai), que más allá de los aportes privados cuenta en la presente edición con el apoyo de la Secretaría de Cultura municipal.
“El Cruce es un festival que tiene oferta propia; lo que se intenta es programar producciones que enfrenten algún riesgo, que no sean tan esperables como suele pasar”, remarcó Verónica Rodríguez, integrante de Cobai, quien destacó: “Al mismo tiempo, el festival busca ir latiendo con la programación lo que va pasando, por eso este año incorporamos algunos materiales que desde su temática están asociados a la violencia machista, y más allá de los lenguajes y las estéticas, incorporamos a la programación no sólo artistas locales o del resto del país, sino también de Chile, Cuba, Mozambique o Alemania, que nos aportan un intercambio interesantísimo porque de otro modo serían inalcanzables para nosotros, y de ese modo cumplimos también con esta lógica de «cruce» que tiene este festival desde su concepción”.
La programación
La grilla de la jornada, que en forma completa se puede consultar en www.cobai.org, dará comienzo a las 18 en el Galpón de la Música, con una mesa-debate integrada por artistas locales, nacionales e internacionales acerca de la realidad y las problemáticas de la gestión cultural y la producción escénica independiente, moderada por Yanina Menelli, con entrada libre y gratuita.
Poco después, las funciones, que en cada fecha presentarán dos obras, una local y otra invitada nacional o internacional, arrancarán a las 21, en el mismo espacio, con Cinco ficción física (Rosario), con dirección de Marcelo Díaz e interpretación de Ulises Fernández, Diego Stocco, Juan Orol, Mauro Cappadoro y Charly Fiocatti. La obra propone una estructura flexible y aleatoria y cada función es un hecho singular e irrepetible, donde el espectador es un testigo íntimo. Luego se verá Límites difusos (Valparaíso, Chile), obra que se describe como el resultado de un intenso proceso creativo que sitúa al cuerpo en un primer plano, desde un discurso político y social. Participan Laura Corona Espinoza, Paola Gamboa Giménez, Paula Aguirre Toledo, Sofía Veliz Juaquín e Iván Sánchez Ramírez, también a cargo de la dirección
En los próximos días, la programación, que entre otras actividades tendrá este viernes proyecciones de videodanza (a las 19, en la explanada del CEC) y el domingo una intervención urbana (a las 11, en los Silos Davis), contará mañana, a las 21, en el CEC, con Semilla del Aire (Rosario), con Alejandra Valdés y dirección de Alicia Boggián, para dar paso a Noise (Berlín, Alemania), dúo creado e interpretado por Judith Sánchez Ruíz (Cuba) y Edivaldo Ernesto (Mozambique), improvisadores de larga experiencia que desafían las posibilidades del presente en el que todo puede suceder al mismo tiempo.
El sábado 3 de diciembre, la grilla se retoma con Heroniña (Buenos Aires), a las 21, en el Parque de España, propuesta integrada a Proyecto SOLO, investigación de Fabiana Capriotti, y (Sweet)(Bitter) (Suiza, Bélgica), dirigida e interpretada por Thomas Hauert.
El cierre, el domingo 4 a las 21 en La Comedia, comenzará con aSombra (Rosario), interpretada por las bailarinas María Laura Corvalán, Betina Pellegrini, Yamila Frisón, Silvana Saavedra y los músicos Carlo Seminara y Alfredo Tosto, con dirección de Virginia Brauchli, y se completará con la imperdible Recordar 30 años para vivir 65 minutos (Buenos Aires), proyecto performático de la talentosa bailarina Marina Otero, basado en construir una obra inacabable sobre su propia vida.
