Search

Con el espanto como fondo

Los presidentes ruso y ucraniano honraron ayer a las víctimas del estallido de un reactor en la central nuclear de Chernobyl que en 1986 provocó miles de muertos y aún afecta a millones de personas.

Los presidentes ruso y ucraniano conmemoraron ayer el 25º aniversario del accidente de Chernobyl, el peor de la historia del sector nuclear civil, en la Ucrania soviética, cuando se reactivan los resquemores sobre las usinas atómicas para la generación de energía eléctrica tras el accidente de la central de Fukushima (Japón).

Dimitri Medvedev, en la primera visita de un presidente ruso a Chernobyl, y su homólogo ucraniano, Viktor Yanukovich, rindieron homenaje a las víctimas de la catástrofe a unos escasos cientos de metros de la central accidentada.

Los dos dirigentes lanzaron un llamamiento en favor de un refuerzo de las medidas de seguridad de las instalaciones nucleares en todo el mundo, un mes y medio después del accidente ocurrido en la planta japonesa de Fukushima.

“Conmemoramos una trágica fecha. Han pasado 25 años y hemos comprendido que los accidentes nucleares tienen consecuencias inmensas para la población”, dijo Yanukovich.

Por su parte, Medvedev rindió homenaje a los 600.000 sacrificados “liquidadores” que la Unión Soviética envió en cuatro años a Chernobyl para limpiar la central con el fin de minimizar los efectos del desastre, pese a los riesgos para su salud.

Medvedev anunció también que envió ayer propuestas a sus homólogos extranjeros del G-8 (grupo de países más industrializados) para una convención internacional sobre seguridad nuclear que podría celebrarse a finales de mayo en Deauville (oeste de Francia), indicó un consejero diplomático del Kremlin.

“En claro, vamos a tener que reflexionar en la preparación de nuevas convenciones internacionales”, declaró el presidente ruso.

Pese a todo, el mandatario aseguró que la nuclear sigue siendo una fuente de energía esencial, subrayando que “nadie, hasta el momento, ha propuesto otra fuente” alternativa de igual rendimiento.

Los dos presidentes se expresaron ante decenas de periodistas con la central de Chernobyl como telón de fondo, un lugar donde los niveles de radiación siguen siendo superiores a los normales.

El patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, celebró en la noche del lunes en Kiev un oficio de difuntos, dando inicio a los actos de homenaje.

Las campanas de una iglesia ucraniana sonaron 25 veces a la 1.23 para marcar el número de años transcurridos desde la catástrofe.

El 26 de abril de 1986 a esa hora de la madrugada, el reactor número 4 de la central de Chernobyl estalló durante una prueba de seguridad a causa de errores de manipulación, provocando escapes de elementos radiactivos de una intensidad equivalente a la de doscientas bombas de Hiroshima y contaminando a una buena parte de Europa.

La cantidad exacta de víctimas sigue siendo tema de debate y millones de personas, según los médicos, sufren aún los problemas de salud derivados de la catástrofe.

Las autoridades ucranianas estiman que unos cinco millones de personas –ucranianos, bielorrusos y rusos– “sufrieron” por esta catástrofe. Buena parte de ellos vive aún en los territorios contaminados.

Para la organización ecologista Greenpeace, los efectos de la contaminación radiactiva (cáncer, daños al sistema inmunitario, enfermedades cardíacas y otros padecimientos) podrían causar de 100 mil a 400 mil muertos en esos tres países.

Estas cifras contrastan con el balance de la ONU, que estimó en 2005 en cuatro mil la cantidad de personas muertas por las radiaciones.  

Medvedev dijo el lunes último que la principal lección que debe sacarse de los accidentes nucleares de Chernobyl y Fukushima es que las autoridades tienen que “decir la verdad a la gente”.

Pero Japón insistió una vez más ayer en que los accidentes de Chernobyl y de Fukushima eran de “naturaleza diferente” y que “la cantidad de radiactividad que se ha escapado (en Fukushima) es aproximadamente una décima” parte de la que se escapó en Chernobyl.

La central ucraniana fue cerrada definitivamente en diciembre de 2000, pero el reactor accidentado, cubierto de una capa de hormigón, no está aún suficientemente aislado.

Durante una conferencia el pasado 19 de abril en Kiev, la comunidad internacional aprobó una partida de 550 millones de euros (805 millones de dólares), del total de 740 millones de euros que faltan para instalar un nuevo sarcófago en Chernobyl.

10