Las Paso, virtualmente convertidas en una primera vuelta, redistribuyeron el poder en la Argentina. El formal sigue estando en manos del presidente Mauricio Macri, pero la pérdida de credibilidad y confianza derivó en un huracán de votos hacia Alberto Fernández, que hoy acapara otra porción de ese poder. En ese marco, la sucesión del gobierno en diciembre queda en un primer plano, como el objetivo número 1: garantizar una transición ordenada, sin desbordes ni violencia. Ante la disparada de las variables económicas debe ser la política quien supla a la economía para preservar la institucionalidad.
¿Está dispuesto Macri a sentarse a negociar con Alberto Fernández? ¿Sería un signo de debilidad o de madurez democrática? ¿Quién es el responsable de lo que suceda de aquí a fin de año? ¿A las dificultades económicas hay que responderles con más política? El politólogo y docente universitario Hugo Quiroga, en diálogo con El Ciudadano, echa luz a estos interrogantes que regan el camino hasta el 10 de diciembre.
—Luego del resultado del domingo, ¿una transición ordenada es lo que se impone como prioridad número 1?
—Después de la importante derrota de las Paso, una derrota yo diría impactante para Cambiemos, se abre un nuevo escenario político, en el cual hay que transitar un proceso hasta el 10 de diciembre que tiene que ver con realizar una transición ordenada. Entiendo por transición ordenada una forma de resolver los problemas, de dialogar con la oposición principalmente con Alberto Fernández para que haya certezas. Si no hay previsibilidad, no hay posibilidades de evitar los sobresaltos. Este sería el objetivo principal de Macri en tanto presidente de la Nación. Es evidente que la democracia debe recibir el cuidado colectivo, de todos, pero Macri tiene como presidente y gobernante una función principal que es la previsibilidad. Ahora, esto implica también que la principal fuerza de la oposición y probablemente el futuro presidente de la Argentina, Alberto Fernández, colabore en alguna medida con este proceso de previsibilidad sobre la base de tres o cuatro medidas que se puedan acordar para evitar los sobresaltos y que no haya situaciones de violencia, de alza del dólar de una manera tal que se haga invivible.
—Demostrar que las instituciones están por encima de los nombres.
—Exactamente. Por encima de los intereses, las ambiciones, las competencias, lo que está en juego es la institución democracia, la institución de la República. Entonces, sería un gesto de mucha madurez política que tanto Macri como Fernández puedan hablar. El discurso de Macri fue culpar al kirchnerismo del alza del dólar, de la caída de la Bolsa, del malhumor de los mercados. Y eso tiene que ver con una mala situación económica que dio lugar a un verdadero huracán de votos que efectivamente le quita poder a Macri. Las Paso, que deberían ser una interna de los partidos, fueron convertidas en una primera vuelta, se desnaturalizó el sentido de las Paso porque lo que ocurrió el domingo fue que hubo un traslado de poder hacia Fernández. Es decir, Macri sigue teniendo el poder formal pero hubo una redistribución del poder a través del acto eleccionario de las Paso. Esto lo convierte a Alberto en un actor responsable del cuidado colectivo de la democracia. No digo que sea el principal responsable pero sí tiene que tratar de recibir un país en la mejor situación posible porque es el país que va a tener que gobernar.
—Con las variables económicas que se dispararon, ¿deberá ser la política la que supla a la economía?
–Las variables económicas se dispararon, la forma de atenuar eso o de encontrar una solución a ese problema es política. Siempre es político. Es la política la que puede generar confianza en los mercados, en los inversores y en los propios ciudadanos que se pueden volcar al dólar. Pero esa confianza no va a venir solamente de Macri porque ya la perdió a la confianza. Puede ser que se logre esa confianza si hay un acuerdo mínimo entre Fernández y Macri. Aunque no creo que sea tan fácil hacerlo.
—Por lo que se vio del discurso no parece ser el camino de Macri, sentarse a negociar sería visto como un signo de debilidad
—Creo que es un error del presidente. Él es el principal responsable de la democracia en Argentina, de que no haya saqueos, de que no haya violencia callejera, de que la economía funcione bien, que no aumente el número de pobres. No digo que vaya a ocurrir eso, esta es una responsabilidad de los que están gobernando, de cualquier gobernante.
—¿Cuánto talla en esta transición de que sea nuevamente un gobierno no peronista el que tiene problemas al final de su mandato?
—Este es un proceso distinto porque el contexto es distinto, no es el de Fernando De la Rúa. Este es un gobierno que tiene fortaleza financiera, que tiene el apoyo del FMI, de los poderosos del mundo que es Estados Unidos. Es más, creo que puede solucionar en un lapso de tiempo las variables macroeconómicas. Pero todo esto se podría arreglar y hacer una sucesión ordenada y previsible si hubiera un acuerdo mínimo, si hablaran los dos candidatos en las próximas elecciones porque en definitiva Alberto Fernández si bien no creo que pueda perder, tiene que ir a las elecciones de octubre para ser el próximo presidente.