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Con la rojinegra en la piel

Por Leandro Rosati.- Departamento de Discapacitados. Todos los días más de cincuenta personas participan de diferentes deportes en las instalaciones de Newell’s.

Un ejemplo de vida. El departamento de discapacitados de Newell’s reúne más de 50 personas entre intelectuales, paralíticos cerebrales, no videntes y postraumáticos, que practican todos los días básquet sobre silla de ruedas, fútbol para ciegos, atletismo y levantamiento de pesas.

El club del Parque fue pionero en estas disciplinas cuando en 1965 Luis Pino fundó el departamento de discapacitados.

“Primero fuimos a Central, pero el club no nos aceptó porque decían que nuestra enfermedad podía ser contagiosa”, explicó Carlos Alberto Ferraro, una de las personas que integró el departamento desde el arranque, en diálogo con El Hincha. Y agregó: “Después fuimos a Newell’s, y nos recibió el doctor Domingo Lucente, quien nos brindó todo su apoyo. A partir de ese momento tuvimos nuestro propio espacio para poder entrenar”. Además, el propio Pino también fue fundador de la Asociación que nuclea a todos los atletas con discapacidad en el país.

Luego Newell’s participó en varios deportes y el básquet femenino salió 16 años campeón en forma consecutiva. También hubo equipos que viajaron a Japón en representación de la institución y se jugaron todos los torneos a nivel nacional.

Con el correr de los años, las dirigencias fueron cambiando, el apoyo no fue el mismo aunque el departamento siempre se las ingenió para subsistir.

“Para solventar los gastos hay ayuda de los chicos que venden rifas y bonos. Además, contamos con un fondo para discapacidad de la Municipalidad”, comentó Abel Pascua, vicedirector del departamento.

Con respecto a la lucha diaria de todos los atletas, el dirigente expresó: “Todos los días hay que levantarse y pensar en el deporte. Nosotros estamos equipados con aparatos viejos pero tenemos la cancha de básquet, con nuestro horario y día de práctica; los chicos de fútbol para ciegos entrenan en la cancha de Balcarce y Cochabamba y los de atletismo entrenan en el parque”. Y agregó: “Todos los que se quieran sumar que vengan, la vida es hermosa y hay que hacer deporte. Esto nos mantiene vivo, si no hacemos deporte nos caemos. Todo el esfuerzo que uno hace es muy lindo”.

Abel, aparte de dedicarle el tiempo al ámbito dirigencial también es jugador de básquet sobre silla de ruedas. “En el último tiempo no tuvimos muy buenos resultados por cuestiones económicas y de salud. Sin embargo, este año llegamos a la final para ascender a primera división y se jugará en Calafate del 14 a 16 de diciembre”, explicó.

El combinado rojinegro jugará esa instancia y será un cuadrangular que lo integrará Dimot de Mendoza, Sica de Córdoba y Crispal de Río Gallegos.

“El torneo es anual y participan 12 instituciones en la categoría B. Nosotros ganamos once y perdimos uno solo. La cantidad de puntos que sumamos a lo largo del año nos permitió jugar el cuadrangular en busca del ascenso”, dijo Abel. “Seguimos entrenando dos veces por semana y tratamos de juntar la plata (ver recuadro) para poder solventar todos los gastos que nos demanda un viaje que es largo y costoso”, concluyó.

«En el club no nos reconocen»

A pocos días de disputar el cuadrangular final en el Calafate, los integrantes del departamento de básquet de discapacitados buscan juntar el dinero necesario para solventar los gastos de traslados y estadía. “Vendemos los bonos y rifas y tenemos el subsidio municipal, pero del club hay poca respuesta”, explicó Abel. Y agregó: “Hace unos días me llamó la señora de Gerardo Martino (NdR: Angélica) y me dijo que su marido iba hablar y que estaba dispuesto ayudar”.

“En las últimas horas también hubo un acercamiento de los dirigentes aunque desde que Lorente es presidente pasa por delante del departamento y es como si nada. No nos reconocen y eso duele mucho”, dijo el vicedirector. “Nosotros cuando vamos a competir a los clubes de visitante el presidente de cada institución nos recibe. Acá no tenemos ese apoyo”, comentó.

Por último, Abel remarcó que en caso de ascender una silla para jugar en primera cuesta más de 20 mil pesos. “No tenemos esa plata y cuando hay algo la usamos para jugar. Espero que algún día se pueda realizar un partido por año a beneficio de nosotros”, concluyó.

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