Eduardo Valdés (*)
Cada uno de los setenta y cuatro 17 de octubre que vivimos hasta ahora fue singular. Ya sea con Perón en el gobierno, durante la resistencia a la proscripción, en dictaduras o luego de la recuperación democrática, esta jornada remueve sentimientos, enaltece recuerdos e invita a actualizar el pensamiento. Nos ayuda a mirar hacia adelante. Pero este 17 de octubre de 2020 tiene un sabor especial para los y las peronistas: es el primero del gobierno de Alberto y de Cristina. El gobierno del Frente de Todos, un gran armado político que poco más de un año atrás parecía imposible. Sin embargo, gracias a la audacia de Cristina, el coraje de Alberto, y la claridad política de todos y cada uno para dejar de lado las diferencias y cerrar filas, los y las peronistas logramos una unidad que nos permitió ofrecer, una vez más, una alternativa política con perspectiva de futuro. Ese es el valor que tenemos que rescatar hoy con más fuerza que nunca: la Unidad. Eso que alguna vez se rompió, y al romperse generó las condiciones de posibilidad para el ascenso de un proyecto neoliberal y antipopular como fue el macrismo, hoy es nuestro bien más preciado. Hay que cuidar nuestra unidad como se cuida a un hijo. Es lo que nos permite soñar, mirar hacia adelante, sostener un marco político capaz de contener las vicisitudes externas e internas y orientar los esfuerzos hacia un horizonte de justicia social y ampliación de derechos.
La nuestra es una unidad en la diversidad. Conviven al interior de nuestro Frente distintos enfoques, organizaciones, dirigentes y espacios de trayectorias disímiles. No pensamos igual en todo, y eso es sano. En esa pluralidad de miradas reside también nuestra fuerza. Tenemos que aprender a tolerar más aún nuestras diferencias, dirimirlas donde hay que dirimirlas, discutir, pensar, argumentar, escuchar al otro. Pero nunca más permitir que esas divergencias terminen en ruptura: no nos perdonaríamos volver a tropezar con la misma piedra. Los sectores del poder concentrado trabajan día y noche para que nos fracturemos. Incluso, pareciera que aún no logran hacer carne el resultado electoral de octubre de 2019. Nosotros, ante eso, tenemos que oponer mayor compromiso, mayor respeto por la diversidad, mayores grados de unidad, más defensa de nuestra Democracia. No nos podemos dejar llevar por los profetas del odio.
Encuentro similitudes entre aquel 17 de octubre de 1945 y este de 2020. Hace 75 años, un pueblo trabajador, cansado de sostener con su sangre y sudor las ganancias de unos pocos salió a la calle de manera masiva para expresarse, mostró de lo que era capaz, y logró liberar al dirigente que mejor expresaba sus intereses, para dar paso a diez años de democracia, soberanía, crecimiento económico y ampliación de derechos, como nunca antes en nuestra historia. Hoy, la enorme mayoría de la población realiza una nueva patriada, esta vez dentro de sus casas y lugares de trabajo. A pesar que en cada fecha patria una minoría con mucha cobertura mediática desobedece las recomendaciones sanitarias y se expresa con consignas mayormente violentas, el pueblo argentino entiende que la mejor forma de expresarse es cuidándonos entre todos y todas, sostén del enorme esfuerzo que venimos haciendo tanto el gobierno como la sociedad en su conjunto.
El peronismo es la mayor expresión política del sentir popular argentino. Como un río bravío, somos un movimiento político tumultuoso, ruidoso, a veces atolondrado, pero siempre vivo, en movimiento y de enorme caudal. Está en nuestra claridad política y en el grado de empatía con el otro que logremos desarrollar, la clave para ensanchar sus márgenes y encauzar su torrente hacia un futuro mejor, para que reine en el pueblo el amor y la igualdad.
(*) Diputado nacional por la ciudad autónoma de Buenos Aires del Frente de Todos