Un puñado de días después de haber cumplido 18 años, cuando de él se decía que era «un pibe del Barcelona que juega muy bien», Lionel Messi alcanzó un rendimiento estelar en el seleccionado Sub-20 de la Argentina que venció a Nigeria por 2-1 en Utrecht y se coronó campeón en el Mundial de Holanda 2005.
Dos goles del astro rosarino, ambos de tiro penal, uno en cada tiempo, se transformaron en la quinta copa «albiceleste» esta vez de la mano del entrenador Francisco Ferraro, quien había heredado el cargo de Hugo Tocalli.
El Mundial de Holanda (país que el 1 de enero de este año cambió su nombre a Países Bajos), de cuyo feliz desenlace se cumplen hoy 15 años, tuvo para la Selección Nacional un comienzo desdichado y a la vez curioso: Messi lo había empezado desde el banco de suplentes.
El 11 de junio, en el estadio Arke de Enschede, Ferraro dispuso a: Oscar Ustari; Lautaro Formica, Gustavo Cabral, Gabriel Paletta y Julio Barroso; Pablo Zabaleta, Fernando Gago, Lucas Biglia y Emiliano Armenteros; Pablo Vitti y Gustavo Oberman.
Messi ingresó en el segundo tiempo, lo mismo que Neri Cardozo, pero pese a un rendimiento destacado no pudo evitar que el equipo de los Estados Unidos ganara por 1-0.
Desde entonces la Selección Juvenil hilvanó seis victorias consecutivas: 2-0 a Egipto en la sede de Enschede, 1-0 a Alemania y 2-1 a Colombia en Emmen, 3-1 a España en Enschede, 2-1 a Brasil y 2-1 a Nigeria en Utrecht.
En 2004 un Messi adolescente había declinado defender la camiseta española y al poco tiempo debutó con la Argentina en una goleada de 8-0 propinada a Paraguay, en la cual contribuyó con un gol y dos asistencias.
En el Mundial propiamente dicho pasó sin solución de continuidad de suplente calificado a titular inamovible y sin escalas a figura primordial, goleador y Balón de Oro.
Marcó un gol a Egipto, el del triunfo ante Colombia y Brasil, uno a España y los dos a Nigeria en la final jugada ante 24 mil espectadores en el Galgenmaard de Utrecht, la cuarta ciudad más importante de los Países Bajos.
El sábado 2 de julio de 2005 la Selección Juvenil alistó a Oscar Ustari, Lautaro Fórmica, Gabriel Paletta, Ezequiel Garay y Julio Barroso; Pablo Zabaleta, Juan Manuel Torres, Fernando Gago y Rodrigo Archubi; Gustavo Oberman y Lionel Messi.
En la segunda etapa ingresaron Lucas Biglia y Sergio «Kun» Agüero, en un plantel que completaron los arqueros Nereo Champagne y Nicolás Navarro, los defensores Gustavo Cabral y David Abraham, los mediocampistas Emiliano Armenteros, Neri Cardozo y Patricio Pérez, y el delantero Pablo Vitti.
Resultó una generación virtuosa a luces: Messi se convirtió en el mejor jugador del planeta, el Kun Agüero es una suerte de prócer del Manchester City, Gago ganó nueve títulos con la camiseta de Boca y cuatro con la del Real Madrid, el rosarino Garay también se vistió de «blanco» en el Madrid, Biglia fue nueve veces campeón en Anderlecht de Bélgica y hoy integra el plantel del Milan AC, Paletta defendió la divisa de Italia en el Mundial 2014, Cabral jugó nueve años en España y Zabaleta lleva 12 temporadas en la Premier League.
Aquella copa obtenida hace tres lustros es una de las dos que consta en las vitrinas de Messi, junto a la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, al tiempo que conforme pasaron los años se hizo dueño del primer lugar en el escalafón de máximos anotadores de la Selección de Mayores, un total de 70 goles, por delante de los 54 de Gabriel Batistuta y los 41 del «Kun» Agüero.
La Selección Argentina Sub 20 se erigió, sobre todo durante la era del entrenador José Pekerman, en una potencia en la categoría y conquistó en su historial los Mundiales de 1979, 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007.