La despedida de los escenarios rosarinos fue en octubre de 2011. En esa oportunidad el gran Mariano Mores vino acompañado por sus nietos músicos, a cerrar una carrera artística de incomparable calidad. El músico falleció esta madrugada, y recibirá la despedida de su público en el mismísimo Teatro Colón de Buenos Aires, el ámbito que supo conquistar para el tango, con el visto bueno de Perón y de Eva.
El Ciudadano dialogó con Gerardo Quilici –conductor radial, conferencista e investigador– sobre la figura de Mores, a quien definió como «un grande de esos que no tienen reposición”.
— Para usted, ¿Quién fue Mores dentro de la cultura popular argentina?
— Para mí personalmente fue uno de los grandes melodistas del tango, el más importante de todas las épocas. Es decir, hay gente muy destacada en ese tipo de composiciones y él pertenece a esa raza, la de Francisco de Caro, Juan Carlos Cobián, Joaquín Mauricio Mora, Lucio de Mare, Aníbal Troilo y tantos otros. Yo lo rescato a Mariano sobre todo como compositor. Creo que se va con él el último de los grandes melodistas, un cabal representante de la generación del ’40.
— ¿Cuál fue para usted, la etapa más creativa como compositor de Mores?
— Sin dudas fue en la década del ’40, pero claro que tiene obras posteriores que fueron exitosas, como “Porque la quise tanto” o “Frente al mar”, pero me parece que lo más valioso dentro de los tangos canción está en esa década cuando él era pianista de Francisco Canaro. Mores ingresa a esa orquesta a fines de los ’30 y permanece hasta 1948. Canaro fue un gran maestro para él, como esos grandes shows musicales que le gustaba producir y liderar, eso lo toma de Canaro, de las comedias musicales que empieza a hacer promediando la década del ’30, y que a Mores le tocó ser el pianista; de ahí se inspira Mariano.
— A propósito de esos grandes shows con orquesta, ¿Mariano Mores tenía una imagen fina dentro del tango?
— Si, es esa onda melódica delicada que tiene su música, con una orquesta que él denominó “Lírica y popular”; el nombre definía el estilo romántico.
— A lo largo de su larga carrera Mores integró duplas con importantes letristas. ¿Cuál fue para usted la más destacada?
— Mores tiene el mayor tango de todas las épocas, que es “Uno”, compuesto con Enrique Santos Discépolo, con quien tiene también esa obra sublime que es “Cafetín de Buenos Aires”. Su primer éxito fue por el ’39 con Mario Battistella, “Cuartito Azul”. Están además los tangos románticos de los ’40 como “Tu piel de jazmín”, “Cada vez que me recuerdes”, “Cristal” y Gricel”, todos tienen en su mayoría letras de José María Contursi que es uno de los poetas por excelencia del tango. Son todas obras maravillosas que lo van a perdurar a Mariano por años, de ésas obras que quedan para siempre.
Le gustaba mucho cantar, aunque no tenía una voz muy agradable. Pero lo hizo en dos películas en las que también actuó: “La doctora quiere tangos” y “La voz de mi ciudad”. Su última aparición en cine fue en 2008 en el proyecto de Gustavo Santaolalla “Café de los Maestros”, que a mí me pareció sublime, y donde dirige una sinfónica con una versión de “Tanguera” que es maravillosa.
— ¿Cuáles serían los tres tangos que usted recomendaría para acceder al mundo musical de Mores?
— La obra instrumental “Tanguera”, “Uno” y “Cafetín de Buenos Aires”, ambos compuestos con Discépolo. Pero la mayoría de su obra es para no perdérsela. Mariano Mores era de esa gente que no tiene reposición.