En su visita a Rosario para dar presencia en el acto por el 140 aniversario de la Bolsa de Comercio el presidente Javier Milei volvió a repetir la táctica utilizada en su anterior paso por Córdoba, con un gigantesco despliegue de seguridad que terminó armando un pasillo para entrar y salir sin problema alguno. El anuncio de una “antimarcha” y la amenaza de bomba al Aeropuerto de Fisherton terminaron completando el cuadro con máxima seguridad: nadie podía acercarse, y menos para manifestarse en contra.
El arribo del jefe del Estado estaba previsto para las 17.30 al Aerouerto “Islas Malvinas”, y pasadas las 18 a la Bolsa. A esa hora se concentraron gremios y organizaciones políticas y sociales en la plaza Sarmiento, en repudio al presidente y a sus políticas. Pero ya para entonces, efectivos de Gendarmería Nacional, en razón de la amenaza a la aeroestación, desplegaban un perímetro de seguridad, completando el vallado, y se cortaba el tráfico. Cualquier encontronazo –que no ocurrió–iba a estar lejos de las cámaras de los medios, concentradas en torno al edificio de la Bolsa de Comercio.
Milei llegó apenas antes de las 20, con la oscuridad, el frío y la distancia sumadas a los amedrentadores bastones, escudos y cascos que ya habían dejado fuera de su vista toda muestra de disconformidad.