Dos hombres armados ingresaron ayer a la madrugada a la vivienda de un hombre de 27 años. A los gritos, alejaron unos metros al dueño de casa de su mujer y sus dos hijos, y lo ejecutaron. La Policía sospecha que se trató de un ajuste de cuentas y apunta a un problema con otros reclusos que la víctima había tenido en su paso por la cárcel, pero es sólo una conjetura, ya que ni los vecinos ni los familiares lograron aportar datos.
El crimen ocurrió frente a los Fonavi de barrio La Cerámica, en un pasillo compuesto por 16 casas ubicado en Casiano Casas al 1900, que cuenta con una salida trasera, lindera a las vías férreas. Allí vivía Walter Ricardo Coria, de 27 años, junto a su mujer y sus dos hijos, desde hace poco más de un año.
Vecinos de la zona contaron a El Ciudadano que, si bien todos los muchachos del lugar suelen jugar al fútbol en un potrero que está justo enfrente de la casa donde ocurrió el asesinato, Coria no se relacionaba con ellos. “Él salía en su moto cada 2 o 3 horas y volvía al rato. Siempre con el casco puesto, casi no le conocíamos la cara”, contó un comerciante, quien indicó no saber nada de la agresión, ya que al amanecer no quedaron rastros del operativo policial que intentaba resolver el crimen.
Voceros de la Unidad Regional II señalaron que, según lo relatado por allegados a la víctima, los agresores llegaron al lugar del hecho alrededor de las 4.40 del lunes, patearon la puerta y gritaron, hasta que Coria salió de su casa; le dieron dos tiros, uno en la zona malar derecha y otro en la región temporal izquierda con un revolver calibre 32, para luego darse a la fuga sin dejar rastro, a bordo de un automóvil.
Los familiares de Coria aseguraron a la Policía no haber visto la fisonomía de los asesinos, debido a que aún era de noche cuando se llevó a cabo el asesinato.
En relación al motivo del ataque, un vocero relacionado con la investigación precisó que, si bien al cierre de esta edición no contaban con datos certeros sobre lo ocurrido, la brutal agresión podría haberse comenzado a gestar tras un problema que tuvo el muerto con algunos reclusos cuando estuvo detenido. Es que Coria contaba con numerosos antecedentes por delitos contra la propiedad privada. Por estos hechos, el hombre había sido condenado en dos ocasiones a cuatro años de prisión. Según la fuente, el hombre tuvo problemas tras las rejas por robarle pertenencias a otros reclusos, y su asesinato podría tratarse de una venganza.
El caso es investigado por el Juzgado de Instrucción en turno, con la colaboración del personal de la comisaría 30ª, de barrio La Cerámica.
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