La ceremonia de inauguración de los XXII Juegos Olímpicos de Invierno se celebró en la ciudad rusa de Sochi con la participación de más de tres mil jóvenes bailarines, músicos, acróbatas y artistas de circo.
Unas 40.000 personas asistieron en directo al espectáculo en el estadio Fisht, a orillas del mar Negro, mientras otros 3.000 millones de telespectadores pueden seguir el acto desde sus propias casas.
El presidente ruso, Vladímir Putin, quien fue el encargado de declarar abiertos los Juegos, y mandatarios de más de medio centenar de países están presentes en el estadio por el que desfilarán deportistas de 88 países.
La ceremonia, que comenzó a la hora prevista, arrancó con el alfabeto cirílico ruso, cuyo letras se asocian a personajes, obras y hechos claves en la historia de este país.
Seguidamente, apareció una niña vestida de blanco, de nombre Luba, que comenzó a volar arrastrada por una cometa y a recorrer «el país más grande del mundo», desde el Océano Pacífico al Mar Báltico, desde Siberia a Europa, a través de más 10.000 kilómetros.
Pocos instantes después la megafonía presentó a Putin y al presidente del COI, Thomas Bach, los espectadores se pusieron de pie y un coro masculino interpretó el himno de Rusia.
Para evitar el tedio durante el maratoniano desfile, los organizadores rusos han decidido amenizarlo con imágenes nocturnas de cada uno de los países participantes captadas desde el espacio.
La apertura de los Juegos de Sochi ha estado precedida por agrias críticas de políticos, escritores, actores y deportistas contra la discriminación de la que son víctimas las minorías sexuales en este país.
En Sochi se repartirán 98 medallas en competiciones como el esquí alpino, el biatlón, los saltos de esquí, el biatlón, el snowboard, el bobsleigh, el patinaje, el jockey sobre hielo o el esquí de fondo.