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Con vacunas en marcha, la OMS pide mover «cielo y tierra» para garantizar el acceso equitativo

Frente al panorama sanitario que se presenta en Europa, donde la llegada del otoño ha favorecido la aparición de nuevos brotes de covid-19, hoy más que nunca, la esperanza de la gente está depositada en el desarrollo de una vacuna. La OMS instó a “mover cielo y tierra” para “garantizar un acceso equitativo” y comenzó a promover el mecanismo Covax

Elisa Bearzotti

Especial para El Ciudadano

El tiempo, esa variable tan dúctil, pareciera haber incrementado sus cualidades en cuarentena: aletargado en ciertos momentos, veloz y escapista en otros… Si analizamos el recuento de imposibilidades y limitaciones, los meses parecieron siglos; pero si pensamos en la calidad de los aprendizajes y la capacidad de adaptación experimentada, hemos visto avances increíbles en un corto lapso. Si antes nos complicábamos la vida con proyectos siempre inalcanzables, ahora sabemos que se requieren muy pocas cosas para ser feliz: algo de estabilidad, algo de afecto, algo de esperanza, algo de cercanía, algo de fe… Y hablando de fe y esperanza, frente al panorama sanitario que se presenta en Europa, donde la llegada del otoño ha favorecido la aparición de nuevos brotes del covid-19, hoy más que nunca, ambas están depositadas en la aparición de una vacuna.

En este sentido se espera que en las próximas semanas comiencen a anunciarse resultados más contundentes de los estudios clínicos que se están desarrollando y probando en pacientes. Los pronósticos más alentadores hablan de que antes de fin de año veremos una vacuna aprobada, de las 9 que están en fase 3 actualmente, y que hacia la mitad de 2021, millones de personas ya podrían estar vacunadas.

Pero luego, una vez que se logre la aprobación de una vacuna, una segunda cuestión (acaso tan o más difícil que la primera) será asegurar que la mayor cantidad de personas puedan contar con ella. En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) instó a “mover cielo y tierra” para “garantizar un acceso equitativo a las pruebas diagnósticas, terapéuticas y futuras vacunas”, y ha comenzado a desarrollar un mecanismo de obtención mundial de la vacuna contra el covid-19, conocido como Covax (Covid-19 Vaccine Global Access).

El objetivo general del Covax consiste en acelerar el desarrollo y la fabricación de las vacunas contra el covid-19 y garantizar un acceso justo y equitativo a todos los países del mundo. Para ello mutualizará los riesgos asociados al desarrollo y, cuando sea necesario, invertirá por adelantado en la fabricación, de modo que las vacunas puedan distribuirse a gran escala tan pronto como se demuestre su seguridad y eficacia. Además, agrupará las adquisiciones para lograr volúmenes suficientes que permitan poner fin a la fase aguda de la pandemia para 2021.

“El covid-19 es un desafío sanitario mundial sin precedentes que sólo puede afrontarse con una cooperación sin precedentes entre los gobiernos, los investigadores, los fabricantes y los asociados multilaterales”, manifestó el médico Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Al aunar recursos y actuar en solidaridad a través del mecanismo Covax, podemos asegurarnos de que una vez que esté disponible una vacuna contra el covid-19, lo estará equitativamente en todos los países”.

Según indicó la OMS en un comunicado, 90 países o entidades con ingresos bajos y medios van adherirse al dispositivo, entre ellos la Argentina, así como 64 países con ingresos altos. Entre estos figuran los compromisos de la Comisión Europea, en nombre de los 27 países miembro de la UE, más Noruega e Islandia. Estados Unidos, que oficialmente confirmó su retirada de la OMS a principios de julio, no forma parte de la lista, como así tampoco China, donde se detectaron los primeros casos de covid-19 a finales de diciembre de 2019.

El mecanismo Covax propone, para fines de 2021, distribuir 2.000 millones de dosis de vacunas seguras y eficaces que hayan logrado la autorización reglamentaria o la precalificación de la OMS. Estas vacunas se ofrecerán equitativamente a todos los países participantes, de forma proporcional a su población. Inicialmente se dará prioridad a los trabajadores de la Salud y luego se ampliará para abarcar a los grupos vulnerables, como los mayores y las personas con afecciones preexistentes. A continuación se pondrán a disposición otras dosis en función de las necesidades, la vulnerabilidad y la amenaza del covid-19 en cada país. El mecanismo Covax prevé también una reserva de dosis para emergencias y con fines humanitarios, incluida la gestión de brotes graves antes de que se descontrolen.

A pesar de las críticas sobre el sobredimensionamiento y la escasa funcionalidad de los organismos internacionales, la manera en que se intenta resolver esta emergencia demuestra que la búsqueda de consensos, aún en una cultura guiada por la maximización del beneficio personal, es un camino posible de transitar. Quizás el virus, que no pide permiso ni conoce fronteras, pueda enseñarnos cuán frágiles resultan las apuestas individualistas en un mundo vulnerable e hiperconectado, y permita además que se vean los frutos del accionar conjunto… Entonces, tal vez otro mañana sea posible… Un mañana donde se ponga en evidencia que, dado que el mal no hace distinciones, también la ventura merece ser compartida.

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