Con Alemania, Austria y Eslovaquia restableciendo temporalmente los controles en las fronteras interiores, cuya libre circulación constituye uno de los grandes pilares de la Unión Europea (UE), los ministros del Interior del bloque acordaron ayer un reparto inicial de 32.000 refugiados llegados a Italia y Grecia, menos que los que se había buscado originalmente y muy por debajo de los 120.000 que centran la discusión. Sobre los últimos, la idea es que se reapartan en distintos países, pero aún no se cerraron los detalles.
La presión de las fronteras logró que los ministros de Interior pactaran un reparto excepcional por los países miembros, pero sin asumir cuotas obligatorias.
Buscando lidiar con un aluvión de más de 430.000 refugiados en 2015, los ministros se convocaron ayer en Bruselas para discutir dos propuestas de la Comisión Europea: una de mayo pasado, de repartirse a 40.000 refugiados llegados a Italia y Grecia, y otra de la semana pasada, de reubicar a 120.000 más.
Respecto de la primera iniciativa, los titulares del Interior de los 28 países del bloque llegaron a un consenso para reubicar a los 40.000 refugiados, aunque por ahora sólo garantizaron en términos prácticos 32.256 personas, anunció el canciller de Luxemburgo, Jean Asselborn, cuyo país ocupa la presidencia rotatoria de la UE este semestre.
En rueda de prensa tras el encuentro, el ministro del Interior alemán, Thomas de Maizière, anunció que se había alcanzado “un acuerdo general para la reubicación de los 160.000 refugiados contemplados en ambas propuestas de la Comisión Europea.
Sin embargo, parado ante los periodistas junto a su homólogo francés, Bernard Cazeneuve, el ministro germano agregó que el reparto por países del total de 120.000 personas se concretará en otra reunión de sus pares, el próximo 8 de octubre, informó la agencia de noticias EFE.
De Maizière no despejó las dudas sobre cómo se realizará la división exactamente, teniendo en cuenta que varios países del bloque se niegan tajantemente a que las cuotas sean vinculantes y sólo aceptan recibir a un número de refugiados definidos por ellos, mientras que otros no quieren recibir ni siquiera a uno solo.
También adelantó que habrá un apoyo adicional a países en regiones de crisis y a Turquía, aunque de momento sin concretar una dotación económica, así como un respaldo a la creación de una lista de países de origen seguros, que incluya a todos los Estados de los Balcanes pero no a Turquía.
Los ministros también darán un “mandato claro” a la Comisión para que cierre acuerdos con los países de origen acerca de la devolución de inmigrantes irregulares.
Más controles militarizados en los límites entre Estados
La decisión alemana de reinstaurar temporalmente controles fronterizos por cuestiones de seguridad provocó un relativo efecto dominó.
Al movimiento alemán le siguió el anuncio de Austria del despliegue de militares para asegurar la frontera con Hungría. Eslovaquia anunció también la introducción de controles temporales en las fronteras, reforzadas con 220 policías más. Hungría dejó vía libre a los demandantes de asilo que alcanzan su territorio con el único propósito de continuar hacia Alemania. Y están utilizando trenes especiales para transportar a miles de migrantes desde Röszke, cerca de la frontera con Serbia, hasta Austria.
Sin llegar a controlar las fronteras, la primera ministra polaca, Ewa Kopacz, se declaró dispuesta a establecer esa medida. Y Holanda decidió reforzar las inspecciones en las zonas fronterizas.
El ministro francés Bernard Cazeneuve insistió en que se necesita un control de fronteras “fuerte y efectivo”, así como que la agencia Frontex organice el retorno de los irregulares.