“Se refiere a un solo lote y por ese caso derogan una ordenanza que protegía toda una manzana. No mencionan al cementerio, que haya nichos, tumbas, cuerpos en descomposición”. Así denunciaron este lunes su situación vecinos de la cuadra sur de avenida Pellegrini al 3000 ante la comisión de Planeamiento del Concejo Municipal. Se trata de los residentes de la llamada “manzana del Cementerio”, una franja de construcciones, en su mayoría de baja altura, que también incluye a las viviendas de avenida Francia y de Suipacha que limitan con el cementerio El Salvador. Allí, hasta hace unos años, poco más de una década, no se podía construir a una altura mayor que 14 metros. Pero en 2018 el Concejo aprobó una normativa por la que se elevó el tope para toda la zona, en junio de ese año, ante la movilización de vecinos se exceptuó específicamente a la manzana, que quedó entonces con un límite de 19 metros. Es el equivalente a 6 pisos, y no representó un problema mayor hasta finales del año pasado, cuando el cuerpo legislativo derogó esa norma de excepción, y quedó instaurada una altura de 36 metros, es decir 12 pisos. Y desde allí vienen librando una tenaz pelea para no quedar “encajonados” en una trampa de viento que genere un problema de salud, tanto para ellos como para quienes habiten las nuevas construcciones.
“Había una altura autorizada para los edificios (linderos) de quienes convivimos con nichos y tumbas del cementerio, se la modificó, nos escucharon y por unanimidad se sacó una norma que protege la manzana. En noviembre del 2020 se deroga esa ordenanza”, recordó Susana, una de las vecinas de la zona, quien participó de la reunión a través de una plataforma digital.
A lo largo del diálogo se evidenció que las marchas y contramarchas alrededor del tema están lejos de terminar. Es que los vecinos participantes, que se fueron organizando, exhibieron su propio informe de impacto ambiental sobre la altura permitida, que pagaron de su propio bolsillo para contrastar el de un desarrollador privado: “Tiene un terreno en la zona y en base a ese informe se anuló una norma que protegía a la manzana, y deja abierta que otros constructores sigan el mismo camino”, insistieron.
En contrapartida, los vecinos fueron recabando argumentos técnicos que avalan su postura: contaron que concurrieron a la Facultad Regional Rosario de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y que les dijeron que “la sola presencia en la zona del cementerio es contaminante” y que “encerrados por edificios iba a ser irrespirable el aire e insalubre la vida”. También acudieron al Colegio de Ingenieros Civiles, donde –sostienen– convalidaron la argumentación. Y a partir de allí resolvieron contratar su propio estudio de impacto ambiental, que mostró cómo los olores del cementerio se disipan por el viento, y cómo no lo harían de construirse edificios de más de diez pisos. Ante ello pidieron a los ediles analizar nuevamente el tema: “Prioricen la salud, que podamos respirar en nuestras casas”.
Altos y bajos
El proyecto para derogar la normativa que limitaba la altura específicamente en la zona fue tratado en noviembre de 2020. Se trata de un mensaje del Ejecutivo, que se convirtió en la ordenanza 10.101 por voto mayoritario. Pero ahora esa mayoría puede quedar en cuestión. Ocurre que el oficialismo del intendente Pablo Javkin, aun siendo minoría en en el Palacio Vasallo, logró articular una mayoría bastante estable para las iniciativas que importan al Departamento Ejecutivo: además del Frente Progresista incluye a sectores de la oposición como Ciudad Futura, un sector del macrismo e incluso a Unidad Ciudadana, un sector del kirchnerismo.
Fuera de la articulación, aparece también una estabilidad de votos negativos de otros sectores del macrismo y del kirchnerismo. Y precisamente desde ambos se presentó, en febrero pasado, un proyecto para suprimir la ordenanza 10.101, es decir, derogar la derogación. La presentación fue hecha por Carlos Cardozo, de Juntos por el Cambio, y Alejandra Gómez Sáenz, del Frente de Todos. “Consideramos que la fuerza de los argumentos de los vecinos, tiene la misma vigencia hoy que en noviembre de 2020”, sostuvo el edil macrista al cargar contra la ordenanza “sancionada a fines del año pasado por alguno de los bloques que responden al intendente Pablo Javkin y que beneficia a un solo emprendedor”.
Cardozo volvió sobre los considerandos de la anterior ordenanza que limitaba la altura en la manzana que incluye a El Salvador: “En verano, los olores del cementerio están presentes y mayor altura les impide la aireación y el asoleamiento necesario”, dijo, y cuestionó al Ejecutivo municipal por exhibir un estudio de impacto ambiental presentado por la firma que, según los vecinos, pretende construir en la cuadra de Pellegrini al 3000, lo que a su juicio resultó “grosero y a modo de argumentación a favor de una empresa en particular”.
Ahora la novedad, en el marco del tratamiento de la iniciativa para reinstalar el límite de altura, los vecinos expusieron sus argumentos y su estudio de impacto: “Para el que pusimos todos nuestros ahorros”.
Los escucharon la titular de la comisión de Planeamiento, Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular) y los integrantes del cuerpo, Jésica Pellegrini (Ciudad Futura), Agapito Blanco y Roy López Molina (Cambiemos), Renata Ghilotti (Propuesta Republicana), Verónica Irizar (bloque Socialista) y Fabrizio Fiatti (Creo, la fuerza del intendente Javkin). Pero también participaron Alejandro Rosselló y (Juntos por el Cambio) y Lisandro Zeno (Partido Demócrata Progresista), y de manera virtual, Carlos Cardozo (Juntos por el Cambio) y Norma López y Eduardo Toniolli (Frente de Todos-PJ).
Tras la reunión, Fiatti se mostró contrario a una nueva modificación –“El Concejo ya tomó una postura”, dijo– aunque propuso un encuentro entre el Ejecutivo municipal y los residentes de la zona, admitiendo que los vecinos habían planteado “situaciones demasiado graves”. Sin embargo aseguró que hizo averiguaciones sobre denuncias respecto a malos olores emanados del cementerio: “No las hay”.
Por su parte, Blanco, quien había acompañado el proyecto que ahora está en vigencia, reconoció: “Hay cinco actores, los vecinos, la Municipalidad, el cementerio, el particular y el Concejo”, pero “el municipio está ausente”. Y mencionó una observación de Ciudad Futura: “El informe ambiental es de un particular ¿Dónde está la Municipalidad?”.
Pellegrini, precisamente la representante de Ciudad Futura en la comisión recordó que la fuerza defiende “los reclamos de los vecinos” y pidió trabajar el tema “con urgencia”,
Gigliani, por su parte, también reconoció que los vecinos “hablan de un potencial daño si se hacen las obras”, y Ghilotti cuestionó al Palacio de los Leones –“Sacó el cuerpo”– al remarcar la necesidad de que Concejo participe en una reunión con los vecinos.
En tanto, los tres ediles del Frente de Todos emitieron un comunicado categórico en favor del reclamo de los vecinos: “Nos opusimos en su momento, cuando se votó en el Concejo la derogación de la norma conseguida por los vecinos, nos reunimos con ellos y estamos convencidos de que lo más importante es que una edificación de altura en esa manzana la dejaría encajonada, reduciría la ventilación, impediría el ingreso de luz y generaría inconvenientes a nivel salud para quienes viven allí”, remarcó la bancada que integran Gómez Sáenz junto con Norma López y Eduardo Toniolli.
Con todo, el tema vuelve a estar presente y en la mira de los vecinos el lote de avenida Pellegrini 3073, la antigua construcción de la zona en el que funcionó el lavadero “El Vasquito”, y lo que se construirá allí. Y la pregunta es qué hará el desarrollador privado, beneficiado con un cambio que ahora puede volver a cambiar.