Un hombre de 37 años fue condenado a doce años de prisión por un crimen cometido el 15 de junio de 2001 en barrio Las Flores. Se trata de Ernesto Molina, quien fue considerado por la Justicia como autor penalmente responsable del homicidio de Roberto Roque Herrera, asesinado de un balazo en la cabeza en su vivienda de Platón 1167. Si bien el hecho tuvo lugar hace más de diez años, el imputado recién fue detenido en junio del año pasado tras ingresar a un centro de salud de la ciudad de Santa Fe, donde se conoció que tenía un pedido de captura activo por homicidio en Rosario. Tras ser dado de alta, se lo trasladó a esta ciudad, donde fue sometido a una rueda de personas con resultado negativo. Quedó libre, pero meses más tarde fue señalado por otros testigos en un nuevo reconocimiento y terminó tras las rejas, procesado y ahora condenado.
El fallo fue dictado por el Juzgado en lo Penal de Sentencia 5ª, a cargo de Gustavo Salvador, quien determinó “con grado de razonable certeza” que Ernesto Molina “disparó en forma voluntaria y con finalidad homicida contra la víctima ocasionándole su deceso como consecuencia de la lesión producida por el proyectil de arma de fuego”.
Asimismo, el juez absolvió al imputado por el cargo de portación ilegal de arma de fuego, ya que si bien no se puso en tela de juicio su utilización, no se pudo acreditar que el uso haya sido sin la correspondiente autorización legal, así como tampoco se confirmaron características respecto del calibre del arma homicida.
Aparentemente, el móvil del homicidio –que se produjo tras una acalorada discusión en la vivienda de Herrera– estuvo relacionado con un préstamo de dinero. Esta información se extrajo de los testimonios de testigos del hecho, entre ellos la esposa y la hija del asesinado.
En este sentido, Molina denunció en su declaración en Tribunales que la familia estaba realizando “un complot en su contra” y que nunca había portado armas de fuego. Sin embargo, el juez consideró que el hecho de que los testigos sean personas unidas mediante un vínculo familiar a la víctima “no los descarta como pruebas de cargo”.
En un primer momento, el abogado de Molina había afirmado que el homicidio de Herrera se produjo en una situación de legítima defensa, cuando su cliente intentó repeler el ataque del fallecido. Pero más tarde, en sus alegatos, la defensa cambió esta primera versión y afirmó que el imputado era totalmente ajeno al hecho y que jamás había utilizado armas de fuego, ni discutido con la víctima, aunque dijo conocerla.
Tras analizar las pruebas y testimonios recabados en el momento del hecho y durante todo el proceso judicial, el magistrado consideró que aunque el imputado “negara toda intervención en el suceso que se le endilga, los elementos de prueba colectados, su verosimilitud y contundencia permiten arribar al estado de certeza requerido” para condenar a Ernesto Molina a doce años de prisión por considerarlo autor del homicidio de Roberto Roque Herrera, agravado por el uso de arma de fuego.
Muerte en Las Flores
El hecho ocurrió alrededor de las 15.30 del 15 de junio de 2001 en una vivienda de Platón al 1100, en barrio Las Flores. Roberto Herrera se encontraba junto a su esposa, Stella Maris, su hija, su yerno y un ex cuñado. La mujer declaró que se acercó a la cocina de su casa al escuchar una fuerte discusión. Cuando entró, advirtió que su marido forcejeaba con otro sujeto, a quien en un primer momento identificó como Néstor K., de unos 20 años (ex cuñado de Herrera).
De acuerdo con el relato de Stella Maris, en un momento el muchacho sacó un arma de fuego, le disparó en la cabeza a Herrera y se fue del lugar en una bicicleta de la familia. La hija de la víctima corroboró esta versión, afirmando que el agresor gatilló al menos tres veces antes de que saliera la bala. Herrera fue internado en el Heca y murió días después.
Al brindar su declaración testimonial, Stella Maris aclaró que el que le había disparado a su esposo era en realidad Ernesto Gabriel Molina de 25 años, hermano de quien había señalado en un primer momento como el asesino. La mujer dijo que se confundió porque el agresor es hermano del ex cuñado de su marido, y no sabía que tenían apellidos diferentes.
Ernesto Gabriel M., desapareció de los lugares que solía frecuentar y se mantuvo prófugo durante 11 años hasta que en marzo de 2012 fue atendido en un centro de salud de la ciudad de Santa Fe por una herida de arma de fuego. Al chequear sus datos personales, se descubrió que tenía pedido de captura por homicidio. Trasladado a Rosario, fue sometido a rueda de personas, pero la esposa de la víctima y otro testigo no pudieron reconocerlo, mientras que otra persona que presenció el ataque no fue a declarar porque temía por su vida. Por este peritaje negativo, el hombre recibió falta de mérito, pero a fines de mayo del año pasado, el testigo atemorizado terminó por presentarse en el Juzgado y en rueda de reconocimiento señaló sin dudar a Ernesto Gabriel Molina como el autor del disparo mortal.