Carolina Gordillo y su pareja Gonzalo Guzmán fueron condenados a la pena de 22 años por el crimen de Fabricio Nahuel Fernández, el adolescente 17 años que jugaba a las bolitas en la casa de un amigo y fue ejecutado por la pareja cuando salió a buscar una canica que se le había ido a la vereda de la cuadra de Garibaldi al 200. El crimen se produjo en abril de 2016 en barrio Tablada y este viernes el tribunal pluripersonal que presidio el juicio oral y público dio a conocer la sentencia.
Fabricio y su vecino L., de 15, eran amigos desde siempre. El 9 de abril de 2016 eran pasadas las 17 cuando los amigos jugaban a las bolitas en el patio delantero de la casa de L. En un momento Fabricio, arquero en la primera del club Sarmiento, salió a buscar la canica que se iba a la zanja y apreció un auto del que se bajó una mujer que le dijo: «¿Así que vos sos el que anda tirando tiros?”. Fabricio no tuvo tiempo de identificarse, se sacó la gorra pero ella le disparó con una pistola .380. La víctima cayó malherida y desde un pasillo lindero apareció la pareja de la mujer que lo remato de cinco disparos con un revolver de grueso calibre.
Gordillo, de 31 años, fue detenida al año siguiente durante un control de su embarazo en el Cemar. Poco después cayó su pareja Guzmán, de la misma edad en un allanamiento.
A lo largo de estos tres años, sus allegados, amigos y sus docentes acompañaron a su padre en las marchas para pedir Justicia por Fabri, como todos lo conocían. En una de ellas un familiar contó a El Ciudadano que Fabri estaba de novio, le faltaba un año para terminar la secundaria y que su sueño era jugar en Newell’s.
El 20 de noviembre pasado ambos fueron sometidos a un juicio oral y público donde la fiscal de Homicidios Marisol Fabbro pidió 20 años de cárcel para la mujer mientras que la querella que representó a los padres solicitó 22 años. Ambos pidieron 25 años para el hombre por el crimen.
Este viernes el debate oral terminó cuando se dio a conocer la sentencia donde el tribunal –integrado por los jueces José Luis Suárez, Juan Carlos Curto y Rafael Coria– condenó al dúo a la pena de 22 años por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y portación.
«¡Esperá, esperá… Soy el Fabri!», imploró antes de que lo mataran a balazos
