Edición Impresa

Condenan a joven por homicidio

En enero del año pasado, entró con intenciones de robo a una vivienda vecina y mató a puñaladas a la dueña de casa e hirió a su hijo y nuera. Se entregó una semana después y dijo no recordar nada. Deberá pasar dos décadas tras las rejas.


Un joven de 20 años fue condenado a pasar dos décadas tras las rejas, tras ser hallado culpable del delito de homicidio en ocasión de robo y lesiones graves. El hecho ocurrió en enero del año pasado en una casa de Villa Gobernador Gálvez, donde irrumpió el ahora penado Pedrito tras saltar una medianera. Creyó que no había nadie o que Beba, como era conocida la anciana dueña de casa, no lo iba a escuchar. Pero se equivocó, ya que lo vieron saltar un tapial. Cuando estaba en la cocina buscando qué llevarse, aparecieron Beba, su hijo y su nuera y sin palabra de por medio Pedrito tomó un cuchillo de la cocina y los atacó, matando a Florencia Bravo (Beba), de 72 años, e hiriendo a su hijo, Carlos Eugenio B., de 33; y su nuera, Romina Juliana F., de 32. Tras esto se dio a la fuga. Era vecino de las víctimas y fue señalado como autor del hecho. Ahora, mediante un juicio abreviado, el juez de Sentencia 5ª, Gustavo Salvador, lo sentenció a 20 años de prisión.

Tres homicidios sacudieron el domingo 9 de enero del año pasado: uno en barrio Parque, otro en Empalme Graneros y el restante –y para los pesquisas más violento– en Villa Gobernador Gálvez. Cerca de las 4.30 de ese día, María Florencia Bravo, conocida como Beba, dormía en su vivienda de Urquiza al 3200. En otra habitación lo hacían su hijo Carlos Eugenio, de 30 años y su esposa, Romina Juliana, de 29.

Según fuentes de la pesquisa, un joven de 19 años, identificado como Pedro Darío Abella, y conocido como Pedrito, vio las luces apagadas y se metió por un pasillo y luego saltó un tapial que separa varias viviendas.

El ingreso quedó marcado por un accidente, ya que al entrar rompió una pileta de plástico, y luego hizo añicos el vidrio de una ventana de la casa. Esos ruidos, que pasarían desapercibidos durante el día, despertaron a quienes dormían en la casa.

Los tres ocupantes de la finca se levantaron y unos instantes después aparecieron en la cocina, donde sorprendieron a su joven vecino. Al verse identificado, atacó a los tres. La anciana, que era jubilada y vivía desde hace poco más de 20 años en la zona, recibió dos puntazos en el pecho, por lo que fue derivada de inmediato al Hospital Provincial del Centenario, donde falleció mientras era operada, alrededor de las 6.30 del domingo, contaron fuentes del caso.

Los otros dos heridos fueron internados y, tras unos días en terapia intensiva, se recuperaron. Romina había recibido dos puntazos, uno en la espalda y otro en el abdomen; mientras que su esposo fue apuñalado en cinco ocasiones, y estuvo en grave estado y con pronóstico reservado varias semanas, hasta que finalmente pudo recuperarse. Una de sus primeras acciones fue dar una descripción del autor del hecho, a quien conocía del barrio.

“Pedro estaba excitado, eufórico, nervioso y nunca habló ni nos pidió nada”, dijo Eugenio en su declaración testimonial, luego de recuperarse de los cinco puntazos que recibió en distintas partes del cuerpo.

A esa altura, la Policía buscaba a Pedrito, ya que fue señalado por vecinos como quien saltó el tapial esa madrugada. Lo buscaron en vano en su casa y también en viviendas de familiares y amigos.

Finalmente, el joven se presentó en una comisaría del departamento Constitución, y quedó detenido.

En su declaración, el ahora condenado dijo que el día del homicidio salió de su casa cerca de la medianoche, luego de cenar, para comprar cigarrillos. En el trayecto se encontró con unos amigos que “tomaban vino en jarra con pastillas”, bebida que consumió. Luego, alrededor de la 1.30 volvió a su domicilio, donde se quedó dormido en el patio, y desde entonces dijo no recordar más nada hasta la tarde del día siguiente, que se despertó en el vagón de un tren “todo cortado”.

El muchacho contó además que llegó a bordo del tren a la ciudad de Buenos Aires y caminó hasta la terminal de Retiro, desde donde llamó a su abuela y, tras enterarse de lo ocurrido decidió entregarse, lo que cumplió una semana después del crimen en la ciudad de Villa Constitución, luego de pasar por una iglesia evangélica para pedir perdón.

Durante el juicio, la defensa y la fiscalía acordaron la pena a cumplir por el acusado: 20 años de cárcel, la cual fue homologada por el juez de Sentencia 5ª, Gustavo Salvador, al considerar que en dicha pena estaban todos los elementos contemplados y que Pedro Darío Abella era consciente de lo que ocurría. Lacondena comenzó a cumplirse el 16 de enero del año pasado, por lo que, “en función de la pena impuesta, la misma vencerá el 16 de enero de 2031”.

Comentarios

10