El ciudadano brasileño Fernando Alves Ferreira, quien actualmente se percibe mujer, fue sentenciado este jueves a prisión perpetua por el femicidio de una compatriota suya en la ciudad de San Carlos de Bariloche en febrero del año pasado.
Alves Ferreira, ahora Amanda, fue condenado luego de que el juez Juan Martín Arroyo rechazara los planteos de la defensa, y tras la decisión de un jurado popular que lo declaró culpable por la muerte de Eduarda Santos Almeida, en una causa caratulada como «homicidio agravado por su comisión con arma de fuego y alevosía».
La defensa del homicida pretendía la declaración de inconstitucionalidad de la prisión perpetua, con el fin de intentar reducir la extensión de la pena al solicitar que el delito se calificara como «homicidio simple», que contempla una reclusión de ocho a 25 años de prisión.
Sin embargo, el delito que se le imputó a Alves Ferreira es sancionado únicamente con prisión perpetua, quien tras el asesinato sorprendió a las autoridades al decir que se percibía mujer.
El abogado defensor Nelson Vigueras había solicitado al juez que tuviera en cuenta los informes psiquiátricos del condenado, quien al momento de asesinar a Santos Almeida estaba afectado por ideas paranoides y porque se había acreditado «una actitud persecutoria» en su cliente.
«La psiquiatra (Verónica Martínez) dijo que (Alves Ferreira) tenía ideas paranoides. Un perfil paranoide acentuado. Tenía su condición mental alterada. Por eso, la pena de prisión perpetua es una pena cruel, inhumana y degradante».
Por su parte, el fiscal Martín Lozada rechazó de plano el pedido y remarcó que la única pena posible para el acusado es la de prisión perpetua, y aclaró que la misma no es vitalicia, ya que le permitiría acceder a la libertad condicional.
El joven brasileño, de 26 años, fue sentenciado por el hecho ocurrido el 16 de febrero del año pasado, en la zona conocida como Circuito Chico, cuando baleó a la mujer, de 27 años, ocasionándole la muerte de manera instantánea.
Santos Almeida tenía nueve impactos de bala, seis en la espalda cuando intentaba huir, y otros tres que le hizo el homicida para rematarla en el piso. La mujer era madre de mellizos, que había gestado con Alves Ferreira, y que ahora quedarán al cuidado de la familia de la fallecida en Río de Janeiro.