Un empleado policial de 35 años fue sentenciado a cumplir una pena de prisión tras ser hallado culpable de robar un taxi hace dos años en la zona sur, armado con la pistola reglamentaria de su ex pareja, también empleada policial, con la cual efectuó disparos intimidatorios para amedrentar al chofer del coche de alquiler y luego para huir de la persecución policial. El acusado fue condenado por el Juzgado de Sentencia de la 6ª Nominación a la pena de 7 años y 6 meses de prisión y a su vez zafó de una imputación por un robo anterior a otro taxista por falta de pruebas. Además, durante el cumplimiento de la condena impuesta, el uniformado deberá recibir un tratamiento adecuado a su adicción a las drogas, el que deberá ser brindado en su lugar de detención.
Mauro Leonel Zanutti contaba con carpeta médica cuando fue detenido el 15 de noviembre de 2010 luego de robar un taxi. La pesquisa determinó que el policía quedó involucrado en dos hechos de asalto a coches de alquiler Fiat Siena ocurridos con 9 días de diferencia en la zona sur y con la misma modalidad. En la última oportunidad fue arrestado con un arma calibre 9 milímetros que una semana antes le había sido robada a su ex mujer –también policía– cuando supuestos autores desconocidos escrucharon su domicilio.
Según refirió el chofer de taxi, el día del hecho el acusado tomó el servicio en calle San Martín y Centenario hasta Bermúdez y Anchorena. Cuando llegaron a destino y el conductor le indicó el costo del viaje, Zanutti sacó una pistola calibre 9 milímetros y le exigió el dinero, el celular y le ordenó descender del vehículo. Como la víctima se negó, el asaltante se bajó del auto, amenazó de muerte al chofer y disparó contra el rodado. Ante esto, el conductor del Fiat Siena se bajó y el ladrón se marchó.
Momentos después, personal del Comando Radioeléctrico divisó cómo al autor del hecho –quien todavía no había sido identificado como policía– intentaba bajarse del taxi en Caupolicán al 900. Pero al ver a los agentes el sospechoso disparó contra los uniformados y se dio a la fuga, primero en el auto y luego a pie. Finalmente fue detenido antes de llegar a calle San Martín. Los uniformados secuestraron el taxi, la recaudación robada, una credencial de policía a nombre del acusado que le colgaba del cuello y el arma de fuego utilizada.
Arma robada
El 8 de noviembre de 2010, una oficial principal denunció ante un superior que su casa, en la localidad de Alvear (ubicada 20 kilómetros al sudeste de Rosario) había sido escruchada por desconocidos, quienes habían forzado la cerradura de una puerta y para sustraer distintos elementos, entre ellos su pistola marca Browing calibre 9 milímetros.
Siete días después, el arma estaba en poder su ex pareja, Mauro Zanutti, con quien había mantenido una relación de 5 años. Durante la indagatoria, el hombre fue imputado de encubrimiento y en su descargo adujo no recordar nada por el grado de locura que estaba viviendo por las drogas.
Con estos y otros argumentos, Zanutti fue condenado por el magistrado Julio César García a la pena de 7 años y 6 meses por los delitos de robo calificado por el uso de arma con acreditación para el disparo, atentado a la autoridad calificada por el uso de arma, portación y encubrimiento. Para ello, el magistrado tomó en cuenta el acta de procedimiento donde se apunta que el acusado fue detenido casi en fragancia, el secuestro del taxi, la recaudación y el arma –cuyo peritaje determinó que era apta para el disparo–, la agresión al taxista y al personal policial al dispararles. A ello sumó el testimonio preciso de la víctima, el reconocimiento positivo en rueda de personas a pesar de que el imputado se había rapado y la admisión de la comisión del hecho por parte del policía.
Además, el imputado fue absuelto por un robo cometido a un taxista el 4 de noviembre del mismo año. En dicha oportunidad, fue acusado de abordar otro taxi Fiat Siena en Ayacucho y Lamadrid y robarlo al llegar a su intersección con avenida Bermúdez, para alzarse con el rodado y un botín de 430 pesos. Pero los elementos probatorios en su contra (el testimonio de la víctima y un reconocimiento en rueda de personas dudoso) no fueron suficientes para lograr una certeza de su autoría.