Dos jóvenes fueron condenados por el crimen de Melani Antonella Araceli Mansilla cometido en marzo de 2018 en el barrio Barranquitas de la ciudad de Santa Fe. Los fiscales Andrés Marchi y Estanislao Giovedoni que llevaron adelante la acusación se mostraron conformes con la condena a 18 años de cárcel para ambos acusados y contaron que el crimen se produjo en el marco de una disputa territorial por la venta de estupefacientes al menudeo, aunque no pidieron la agravante por género. Ambos condenados quedaron tras las rejas en forma preventiva ya que habían llegado al juicio en libertad.
Melani Mansilla fue asesinada de un tiro en la cabeza el 21 de marzo de 2018. Ese día estaba frente a la casa de un amigo, ubicada en Laguna del Desierto al 4400, en el barrio Barranquitas.
Charlaba con el joven cuando llegaron cuatro hombres y dispararon, uno de los proyectiles impactó en el cráneo de Melani, quien fue trasladada al hospital José María Cullen donde murió poco después.
Por el hecho, fueron detenidas dos personas, Mauricio Pereyra, de 28 años, y Jonatan Silva, de 26, quienes llegaron a juicio cuatro años después en libertad porque la prisión preventiva que les había sido impuesta, en forma ordinaria y extraordinaria, se venció. La Fiscalía solicitó 24 años de cárcel por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
El debate inició a finales de septiembre y quedó a cargo de los jueces Gustavo Urdiales, Susana Luna y José Luis García Troiano quienes tras el debate resolvieron condenar a ambos acusados.
Tras la lectura del fallo, los fiscales Marchi y Giavedoni contaron que todavía no están los fundamentos y van a esperar para saber cuales son las consideraciones que hizo el tribunal.
Explicaron que la resolución fue condenatoria, 18 años a cada uno de los acusados como coautores del delito de homicidio calificado por el uso de arma de fuego. A lo que sumaron que se dictó la prisión preventiva tras la condena.
Los funcionarios refirieron que hubo algunos testigos que fueron con exposiciones diferentes pero a través de las declaraciones previas pudieron demostrar las contradicciones.
Respecto al móvil contaron que este hecho se enmarcó «en una situación de mucha violencia en barrio Barranquitas donde estaba signado por una cuestión de venta de estupefacientes al menudeo donde estaban ubicados muchos bunkers de drogas y este hecho, y así quedó claro en las exposiciones de los testigos, se enmarca en esta situación con lo cual también es importante destacar que uno logra aportar un poco más de tranquilidad para esa zona, para ese barrio».
