El juez de sentencia 4, Julio Kesuani, condenó a un joven de 23 años por el delito de abuso sexual con acceso carnal contra una mujer de 42 años que fue sometida en una vivienda de Nuevo Alberdi en octubre de 2008 a la pena de 12 años de cárcel, pero como el imputado tenía dos sentencias anteriores por robo y robo calificado, unificó las mismas, lo declaró reincidente y lo sentenció a 19 años de prisión.
La víctima, de 42 años, había sido privada de su libertad en la madrugada del lunes 27 de octubre de 2008, cuando se dirigía a trabajar como portera en una escuela de zona norte, por un joven armado con un cuchillo.
Según el relato de la víctima, su captor la llevó caminando, abrazada, hasta una precaria vivienda ubicada en el barrio Nuevo Alberdi Oeste, donde fue sometida en reiteradas ocasiones. Pasado el mediodía, el agresor acompañó a la mujer hasta el lugar donde la había abordado y la dejó ir, no sin antes amenazarla si contaba lo sucedido.
A esa altura de la jornada los familiares de la mujer la buscaban por la zona norte, ya que habían llamado de su trabajo para averiguar por qué no había ido. Cuando la encontraron, la portera relató lo sucedido primero a su familia y luego en sede policial. Fue revisada por un médico policial y otro forense, que constataron las lesiones.
Tras esto, la víctima dio a personal del Centro de Atención a las Víctimas de Delitos Sexuales una descripción de su agresor, de quien mencionó que tenía parte del cuerpo tatuado.
Además dio algunas referencias sobre el lugar donde estuvo retenida, que fue allanado por la Policía, aunque no hallaron a su morador.
Horas después que la Policía abandonó la vivienda, vecinos del barrio prendieron fuego a la precaria vivienda, para que no volviera a ser usada por su morador ni por alguna otra persona, indicaron en su momento.
Tres días después de la agresión, agentes de la subcomisaría 2ª que recorrían la zona norte se toparon con un grupo de vecinos que al parecer estaban peleando, pero cuando se acercaron, vieron que en realidad estaban golpeando a Alejandro Romero, un convicto que gozaba del régimen de salidas transitorias por buena conducta, quien era intensamente buscado por haber violado a la portera.
Al momento de ser “rescatado” de los vecinos, los policías constataron que Alejandro tenía cortes y golpes a lo largo de todo su cuerpo, por lo que fue trasladado al Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, donde recibió asistencia médica.
Ante esto, el juez Kesuani condenó a Romero por el delito de abuso sexual con acceso carnal a purgar 12 años de cárcel, pero la sanción se unificó con dos anteriores, una a un año de prisión condicional por robo y otra de 6 años y 8 meses por robo calificado por uso de arma agravado y por la participación de un menor, por lo que la pena por la violación se le unificó en 19 años con declaración de reincidencia.