Los dos policías que dispararon y ocasionaron la muerte del joven Blas Correas en 2020, en la ciudad de Córdoba, fueron condenados este viernes a prisión perpetua por un jurado integrado por ocho ciudadanos y dos jueces técnicos.
Los cabos Lucas Damián Gómez, de 37 años, y Javier Catriel Alarcón (33) fueron considerados culpables por «homicidio calificado» por ser integrantes de la Policía, y «agravado por el uso de arma de fuego», como así también también por la «tentativa de homicidio», ya que Correas iba en un auto con otros cuatro amigos, quienes sobrevivieron a la balacera, según el fallo del tribunal, encabezado por el juez Marcelo Jaime.
También fueron condenados otros policías, de acuerdo a su grado de responsabilidad en los hechos, ya que se habían puesto de acuerdo para «plantar» un arma en el auto de los jóvenes y de esa manera justificar los disparos contra ese vehículo.
En consecuencia, la agente Wanda Esquivel recibió tres años y diez meses de prisión, mientras que su compañera Florencia Martínez fue condenada a cuatro años y tres meses.
También fueron condenados el subcomisario Sergio González (cuatro años y diez meses), el comisario inspector Walter Soria (cuatro años y nueve meses), el comisario inspector Jorge Galleguillo (cuatro años y ochos meses), el oficial ayudante Ezequiel Vélez (dos años y medio), el cabo Leonardo Quevedo (cuatro años) y el comisario inspector Juan Gatica (cuatro años). En tanto, quedaron absueltos los agentes Rodrigo Toloza y Leonardo Martínez.
La muerte de Correas -de 17 años- se produjo el 6 de agosto de 2020, cuando se trasladaba junto a sus amigos en un Fiat Argo, y luego de una discusión con un motociclista el vehículo fue detenido en un control de tránsito.
Sin embargo, el conductor se asustó, no frenó y luego los policías comenzaron a disparar contra el Fiat, una de las balas impactó en la espalda de Correas, quien iba en el asiento trasero, ocasionándole la muerte.
Antes de conocerse el veredicto, los dos acusados por el homicidio dijeron ante los jueces de la Cámara Octava del Crimen que «no quisieron» matar a Blas y que no son asesinos.
«Quiero realmente pedir perdón por lo sucedido. No fue mi intención quitarle la vida a nadie, eso mi Dios lo sabe», dijo el imputado Lucas Gómez, de cuya arma salió el disparo que mató a Blas. Por su parte, el otro acusado por el crimen, Javier Alarcón, dijo: «No soy un asesino».
El fiscal Fernando López Villagra había solicitado para Gómez y Alarcón la pena de prisión perpetua por ser coautores de los delitos que se les imputaban. Tras las últimas palabras de los acusados los jueces decidieron pasar a un cuarto intermedio, cuando leyeron su extenso veredicto.
A la espera de la sentencia, Soledad Laciar, la madre del joven asesinado confió que tenía la esperanza de que alguno de los acusados dijeran algo: «Pensé que iban a decir algo distinto. Parece que todos estamos locos y que la Justicia los puso presos por equivocación».
En declaraciones a la prensa, Laciar sostuvo: «Acá hay una sola realidad y es que Blas no está y plantaron un arma. Dijeron que hubo un enfrentamiento que no ocurrió».
Al referirse a las palabras de los acusados, sentenció: «Lamento que siga ese rotundo silencio en la Policía y que sigan creyendo que el silencio sea la mejor arma. Si fueron honestos o no en lo que dijeron no puedo decir nada, no soy quien para poner en tela de juicio sus dichos. Pero después de lo que vi estos
siete meses, para mí, son culpables y creo que la Justicia tiene que ser justa».
Además de familiares y amigos de Correas, también estuvieron presentes en los Tribunales organizaciones de Derechos Humanos y hasta los integrantes de la barra brava del club Belgrano, del cual el joven asesinado era hincha fanático.