Sebastián Aguirre, de 33 años, ya estaba detenido y este miércoles terminó condenado a cuatro años de prisión por reclutar «tiradores» desde prisión para la banda narcocriminal de «Los Gorditos», liderada por el también sentenciado Brandon Bay, quien se hizo conocido por pedir que descuartizaran a sus rivales «con una motosierra, a lo mexicano». En una de esas escuchas, fue quien recibió el macabro pedido del jefe del grupo, Brandon Bay, de quien por ese entonces era cuñado. Sin embargo, tras el juicio abreviado donde, desde la cárcel de Coronda y por Zoom aceptó los cargos y la pena, fue hallado muerto en la «jaula de seguridad» a donde había sido trasladado transitoriamente. Aguirre había pedido, en el mismo proceso en el que fue condenado, su traslado de la unidad donde, según el Servicio Penitenciario, se suicidó.
Aguirre fue en un tiempo cuñado del jefe de la banda, Brandon, de 27. Era el novio de su hermana. Lo encontraron culpable del delito de asociación ilícita y en base a una sentencia anterior le unificaron una pena de 7 años de prisión, informó el Ministerio Público de la Acusación (MPA).
La sentencia quedó establecida mediante un procedimiento abreviado que acordaron los defensores de Aguirre con el fiscal de la unidad de Balaceras, Pablo Socca, quien investigó a los «Gorditos» en una causa que ya tiene ocho condenados y varios imputados. El procedimiento fue en el Centro de Justicia Penal de Rosario, aunque Aguirre participó vía remota desde Coronda.
Logística para el ex cuñado
De acuerdo al juicio, Aguirre realizaba «tareas que le indicaban tanto Brandon Bay desde su lugar de alojamiento como Aldana Bay (su ex pareja)», mientras estaba preso por una causa anterior.
Según la acusación del fiscal, las tareas que desarrollaba en la organización criminal consistían en organizar atentados con armas de fuego, realizar gestiones para integrantes de otras bandas delictivas que sirven de apoyo a la de Bay, proveerles recursos materiales (como automóviles y motocicletas) y humanos, que ellos le solicitan».
Socca sostuvo que Aguirre cumplió esas órdenes «al menos desde el mes de octubre de 2020 a la fecha, según las conversaciones interceptadas» en la investigación.
Aldana Bay, su hermana Flavia y la madre de Brandon, Érica Altamirano, también están imputadas como miembros de la asociación ilícita. Dos de ellas fueron condenadas a 5 años y 6 meses de prisión por tráfico de estupefacientes, recordaron voceros judiciales.
El procedimiento abreviado homologado ahora por el juez José Luis Suárez indica que Aguirre «participaba de la organización de los distintos ataques armados perpetrados por la propia banda contra bandas antagónicas, encargándose puntualmente de coordinar desde su lugar de detención los objetivos o blancos de sus ataques».
Para eso, «reclutaba a los tiradores y les proveía los medios necesarios para la comisión de los diferentes delitos, como ser las armas de fuego y los medios de traslado».
Para el fiscal, las tareas que encargaba desde prisión Aguirre eran encomendadas también desde la cárcel por Bay, líder de «Los Gorditos». La banda se formó al menos hace seis años en los barrios Tiro Suizo y Villa Flamarión, en la zona sur.
En otra causa seguida a Bay, el fiscal de la ciudad de San Lorenzo, Aquiles Balbis, estableció que el joven, una vez detenido, había extendido su influencia a la zona norte de esa localidad, a unos 30 kilómetros de Rosario, con la complicidad de agentes policiales.
A fines del año pasado, en una audiencia preliminar, Balbis adelantó que pedirá la pena de prisión perpetua para Bay por tres homicidios ocurridos entre 2019 y 2020, cuando intentó hacerse fuerte en la venta de drogas al menudeo en San Lorenzo.
La motosierra, a lo mexicano
El jefe de «Los Gorditos» ganó notoriedad pública en diciembre de 2020, cuando durante una audiencia el fiscal Socca dio a conocer escuchas judiciales en las que pedía descuartizar a sus oponentes en el negocio narco «con una motosierra, a lo mexicano». Fue un diálogo, justamente, con su entonces cuñado Sebastián Aguirre, ahora condenado.
«Escuchame, de paso van a buscar el Tornado y de paso matamos a un par de zombies. Me voy a llevar a uno», dice Bay en esa charla, a lo que Aguirre responde: «Y… uno hay que llevarse, cuñado». El jefe de la banda responde: «No, uno, uno me voy a llevar… te mando un video con una motosierra, fijate cómo lo voy a cortar en pedazos, bien bien a lo mexicano le voy a dar».
En la misma conversación, Bay dice: «En auto me entran a buscar la moto y se llevan a uno y lo mando a cortar en pedazos y que se vayan de la casa. Le mando un video así con la motosierra, ahí, pam, pam, cortándolo en pedacitos, que se vayan de la casa porque si no… que se vayan todos de mi barrio».
Muerte después del abreviado
Según el Servicio Penitenciario, Aguirre fue alojado en una llamada «jaula de seguridad» de unos de los pabellones de Coronda, pero a las 20.15 del mismo miércoles en que fue condenado el guardia del sector notó una «actitud sospechosa» del detenido, tras lo cual se acercó para observar que estaba colgado del cuello con una remera a modo de horca. Siempre según la misma fuente, el agente accionó la alarma y luego ingresó para retirar al muchacho, que ya estaba con signos vitales «agónicos». Lo llevaron, sigue el parte oficial, hasta la unidad médica del penal, le realizaron maniobras de RCP y de inmediato lo trasladaron en ambulancia hasta el Samco local. Allí, a las 20.38, constataron su fallecimiento.