Un joven de 22 años aceptó su responsabilidad en un homicidio ocurrido en los primeros días de enero de 2019 cuando llegó en un vehículo junto a su hermano hasta donde vivía la víctima Martín Moreira, de 20, y le disparó con una escopeta en el estómago causándole la muerte. El imputado consintió un acuerdo abreviado por el que fue condenado a 10 años y 8 meses de cárcel. El convenio fue homologado por la jueza Paula Álvarez.
Según la imputación del fiscal Luis Schiappa Pietra, para enero de 2019 Jonatan «Mandy» Gómez, de entonces 21 años, y la víctima Martín Moreira, de 20, ya habían tenidos varios encontronazos por viejas broncas, aunque nadie supo explicar el motivos que las originaron.
Ese 2 de enero de 2019 pasadas las 14 tuvieron dos cruces, uno fue cuando Mandy conducía una camioneta F100 y chocó unos tarros que había a la altura de Tero al 9100 casi esquina Ugarte, en el barrio Unidos que queda detrás del Mercado de Concentración de Fisherton.
Una testigo del caso contó que estaba tomando una gaseosa con Martín y otra joven que estaba junto a su pequeña hija en la esquina cuando Mandy chocó los tarros y dijo que casi les pegó a ellos. Se quejaron, especialmente porque podría haber atropellado a la niña.
«Qué te pasa», le gritó Martín y eso bastó para sellar su suerte. «Preparate porque ahora vengo. Acordate de que vos me debés una”, respondió Mandy y le dijo que no se hiciera el malo. Tuvieron un intercambio verbal y el acusado se fue.
Al rato, Mandy volvió y le dijo a la víctima antes de bajarse: «¿Todo bien o todo mal con vos?» . Martín respondió: ¿Qué onda?.
Según la versión de la acusación, Mandy se bajó con una escopeta. Entonces la víctima le dijo: ¿Qué vas a hacer? ¿No ves que estoy liso? y se levantó la remera para mostrarle que no estaba armado. En ese momento, el acusado le pegó un culatazo en la cabeza y le disparó en la panza, relató el fiscal.
Un llamado al 911 alertó sobre la agresión y el interlocutor contó que el arma había sido escondida en unos tachos azules que había en las cercanías, los mismos que había chocado un rato antes Mandy. Los investigadores la recuperaron.
Cuando personal policial llegó al lugar, la víctima había sido trasladada por un familiar hasta el Policlínico San Martín donde llegó sin vida. En tanto, la camioneta que había quedado en el lugar y fue incendiada.
La investigación avanzó y Mandy y su hermano quedaron imputados en el caso en la misma semana del crimen. Ambos estuvieron detenidos preventivamente. El defensor de los sindicados presentó dos testigos que dieron otra versión aunque sólo uno ratificó sus dichos en la Fiscalía.
Este testigo dijo que vio llegar la camioneta de Mandy en la que también estaba su hermano. Según el relato, iban a comprar drogas. Esta persona contó que Mandy lo desafió y en ese momento apareció otro joven que le acercó un arma Martín, quien se acercó a la camioneta y disparó contra Mandy.
Entonces, éste abrió la puerta del lado del acompañante y le disparó. Ese día, el hermano del imputado tuvo que ser atendido por una herida de arma de fuego en uno de sus brazos.
Este testimonio generó que el hermano de Jonatan recuperara la libertad aunque demostró para la Fiscalía que había sido Mandy, quien disparó el arma que terminó con la vida de Martín Moreira.
El fiscal Schiappa Pietra y el defensor Jorge Bedouret llegaron a un acuerdo respecto al hecho. Concluyeron que la calificación que corresponde es la de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y portación y concordaron que la sanción acorde al caso es de 10 años y 8 meses de cárcel.
Este miércoles, las partes presentaron la propuesta ante la jueza Paula Álvarez que en una audiencia de procedimiento abreviado resolvió homologar el acuerdo y condenó al joven a la pena acordada.
Asesinaron a un joven y los vecinos balearon a uno de los agresores
