Tras la detención de Esteban Alvarado a principios de febrero de 2019, para los investigadores, su hermano Gustavo Fernando «Tuerto» Ramos, de 48 años, quedó a cargo de la organización de la asociación ilícita y de la administración de los recursos materiales y humanos de la banda. Este martes, el Tuerto aceptó su responsabilidad como integrante del grupo delictivo y consintió un acuerdo abreviado a cuatro años de cárcel por integrar una asociación ilícita encabezada por Alvarado.
El Tuerto se entregó a finales de junio de 2019 en la sede de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) de zona oeste. Tenía pedido de captura desde el inicio de ese mes. En ese momento se determinó que tenía comunicaciones con su hermano mientras este estaba prófugo.
En ellas, Alvarado le pedía vender algunas propiedades. Esos mensajes fueron recuperados del Iphone 8 que Alvarado tiró al agua cuando fue detenido en un camping de la ciudad cordobesa de Embalse Río Tercero. Esa evidencia más otra que se fue recolectando con los meses, derivó en varios allanamientos que dieron resultado negativo hasta que finalmente se presentó ante la Justicia.
Para los fiscales, la banda operó al menos entre septiembre de 2018 y abril de 2019 y estaba compuesta por tres estamentos. En el primero sus miembros se dedicaban a ejecutar delitos para ello se proveían de armas, vehículos, logística. Hacían logística, pagaban los trabajos delictivos que hacían otros grupos e identificaban e intimidaban a distintas personas para obtener un beneficio ilegal.
El segundo grupo era proveedor de impunidad. Este estamento integrado por policías brindaba información clasificada a la banda e interfería en las investigaciones penales incorporando datos falsos con el fin de desviarla. En la causa hay ocho policías, entre ellos jefes policiales, de los cuales siete ya firmaron acuerdos abreviados a penas que no superaron los tres años.
El tercer tramo de la banda estaba compuesto por personas que prestaban nombres o se encontraban al frente de empresas comerciales o unipersonales que se utilizaban para brindar servicios y estructura a la banda, recursos de todo tipo y las utilizaban para lavar el dinero proveniente de ilícitos, contó la Fiscalía.
Para la acusación, el Tuerto Ramos integraba este grupo en el que figuraba como prestanombre. Los investigadores detectaron que poseía una relación de dependencia no formal con la empresa Santino SRL.
Para los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, el Tuerto se encargaba de dar directivas para gestionar el entramado de empresas comerciales y unipersonales que le permitían ocultarse en estructuras societarias, a través de las cuales proveía de bienes muebles, inmuebles y servicios a toda la estructura criminal.
También indicaba cómo tenía confeccionarse la documentación de los bienes, quienes debían figurar como titulares, fijaba sus precios para ofrecerlos al mercado, ordenaba operaciones en moneda extranjera, pago y negociación de cheques y decidía los servicios que cada empresa debía facturar, contó una fuente judicial.
Además, conseguía inmuebles en los que vivían los miembros de la organización y donde guardaban los vehículos que utilizaban, gestionaba dinero para pagar a personas de las que obtenía información y manipulaba facturación y pagos mezclando fuentes de rentas lícitas e ilícitas.
Este martes, los fiscales y el defensor Fernando Arias Caamaño presentaron un acuerdo abreviado que se discutió en una audiencia oral y pública ante el juez Hernán Postma.
Allí contaron los pormenores del convenio y tras evaluar los requisitos formales y su admisibilidad el magistrado resolvió homologarlo y condenar a Gustavo Fernando «Tuerto» Ramos a la pena de cuatro años de cárcel en su carácter de miembro de una asociación ilícita.
Se entregó el Tuerto Ramos, ex convicto por narco y hermano de Esteban Alvarado
