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Condenas y absoluciones por crimen de chacarero

El juicio oral por el homicidio en ocasión de robo del mecánico Eduardo Zupanovich, asesinado en julio de 2015, tuvo su corolario con contundentes sentencias a dos asaltantes, mientras que otros dos fueron absueltos por el beneficio de la duda. A continuación, un recuento del caso

El juicio oral por el homicidio durante un intento de robo a un chacarero de Villa Constitución tuvo su corolario con las contundentes condenas a dos asaltantes, a casi tres años de ocurrido el asesinato. Este martes, un tribunal pluripersonal sentenció a Mario Miguel Marcatelli a 16 años de prisión efectiva y a Fernando Darío Garfagnoli a una pena de 26 años –sentencia que se unificó con una anterior– por el asesinato de Eduardo Zupanovich, un mecánico de 52 años que se defendió a los tiros cuando, el 11 de julio de 2015, un grupo de intrusos apareció en su casa de la zona rural de Empalme Villa Constitución, procuró robarle y desató una balacera. Zupanovich moriría tres días después, como consecuencia de tres disparos a los que no logró sobrevivir. Desde entonces, los cuatro sospechosos, integrantes y de un célebre clan oriundo de San Nicolás, fueron cayendo luego de meses de estar prófugos. Dos fueron absueltos.

La muerte de Zupanovich

Ese sábado, a las 9 de la noche, Zupanovich reparaba el motor de una motoniveladora municipal en el fondo de su casa, donde tenía un taller mecánico, en la zona rural de Empalme Villa Constitución. Escuchó ruidos que venían del descampado. Vio cuatro siluetas, supuso que iban a robarle y decidió repelerlos. Sacó su un revólver calibre 38 y abrió fuego en cinco oportunidades. Los intrusos respondieron nueve veces. Como consecuencia de la balacera, el chacarero recibió dos impactos de bala: uno en la pierna y el otro en la panza. La víctima alcanzó a pedirle ayuda a un amigo, que lo socorrió y que llamó al 911. “Había cuatro bultos y empecé a disparar”, llegó a decir el herido ante la Policía. El martes 14, luego de estar 3 días internado, falleció en un sanatorio céntrico de Rosario.

Las caída de los Garfagnoli

En agosto de 2015, la Policía de Investigaciones del departamento Constitución, a las órdenes de la fiscal Analía Saravalli, detuvo a cuatro hombres –algunos nicoleños, otros rosarinos–, sospechados de ser los protagonistas de la balacera. A tres de ellos los señalaron como los ladrones y a otro como su chofer. El supuesto conductor del trío de asaltantes se desligó de los hechos y aseguró que él fue a socorrer a su primo Juan Manuel Jaime, uno de los acusados, luego de que él le pidiera ayuda porque se le había roto la moto. Este hombre, que se llama Miguel Marcatelli, contó ante los pesquisas que cuando llegó al lugar señalado por su pariente vio a Juan Manuel en brazos de dos muchachos, herido de bala; y que, ante esta situación, decidió abandonarlos para no meterse en problemas. Cuando los investigadores le preguntaron quiénes acompañaban a su primo, fue muy preciso: los hermanos Cacha y Juan José Garfagnoli.

Sin embargo, otro presunto integrante, también nicoleño y de apellido Marcatelli, faltaba ser detenido: se había separado de sus cómplices tras la balacera. Los investigadores sabían que en un hospital de la zona había una persona con una herida de bala en el glúteo, pero cuando la fueron a buscar les dijeron que se había ido sin el alta médica. Desde entonces lo rastreaban.

La caída del sobrino del Gringo

Por informantes de calle, los pesquisas sabían que el prófugo se escondía en San Pedro, provincia de Buenos Aires. Tenían el dato de que vivía en una zona humilde, en la casa de unos familiares, de apellido Díaz; pero, tras varios intentos, no pudieron hallarlo.

El 9 de junio de 2016 hubo una pelea en un boliche de San Pedro entre un grupo de borrachos que terminó preso en una comisaría. Según contaron fuentes del caso, si bien los detenidos fueron alojados en celdas diferentes, siguieron insultándose reja de por medio. Entre el griterío uno de los vigilantes escuchó cómo un muchacho, que había asegurado que su apellido era Díaz al ser fichado en la seccional, vociferaba: “Yo soy Mario Marcatelli, cañero. Te voy a cagar a tiros”.

El policía de la bonaerense le informó a su superior lo que había oído y éste se comunicó con la Policía de Investigaciones santafesina. Al no tener una solución inmediata para saber la verdadera identidad del sospechoso, los pesquisas locales tuvieron una idea práctica. Cuando el detenido fue revisado por el médico forense, éste constató que el supuesto Díaz tenía una herida de bala en un glúteo, atribuida a un disparo de Zupanovich. “Cuando lo interrogamos, el tipo dijo su verdadero nombre”, señaló en ese momento una fuente del caso a El Ciudadano. “Tenía el culo roto”, graficó un investigador. Desde entonces, Mario Miguel Marcatelli, primo del mencionado Miguel y sobrino del legendario José Omar “Gringo” Marcatelli –asesinado en 2011– estuvo preso, acusado de robo en grado de tentativa, seguido de muerte.

Célebre clan mermado por gatillo fácil

El Cacha Garfagnoli se llama Fernando, es rosarino y nació unos días antes de la Navidad de 1986. Con su hermano Mauro y un grupo de muchachos fueron detenidos en 2006 acusados de integrar una banda de asaltantes que operaba en el sur santafesino y el norte bonaerense: les achacaban golpes en un restorán de Theobald, una casa en Empalme Villa Constitución y dos cerealeras de Pavón y General Conesa. Pero no era su único conflicto con la ley. El Cacha, al año siguiente, tuvo que rendir cuentas ante la Justicia chaqueña, donde era requerido por otro ilícito. Luego de un juicio en su contra, Fernando fue condenado a 13 años de prisión por robo calificado con privación ilegítima de la libertad y evasión. Hasta el 2014 estuvo preso en la provincia norteña. Pasó 9 años alojado en un penal y obtuvo el beneficio de las salidas transitorias, luego de que cumpliera gran parte de su condena. El 19 de septiembre de aquel año salió por primera vez de su reclusión y nunca volvió. Según lo que él mismo contó durante la investigación por el caso Zupanovich, se fue a casa de allegados, en San Nicolás, donde fue detenido. Su hermano Mauro, apodado Negro, tuvo un destino trágico: una efectiva policial nicoleña lo mató por la espalda el 10 de marzo pasado, cuando quiso correr luego de recibir la voz de alto. Cumplía en Baradero una condena unificada a doce años de cárcel, aunque sólo le restaban doce meses, razón por la cual estaba en esa unidad de régimen abierto.

Condenas y absoluciones

La fiscal Saravalli, de la Unidad Fiscal de Villa Constitución, llevó adelante la acusación. Atribuyó a los hermanos Garfagnoli y a Marcatelli el delito de homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego en calidad de coautores. Y pidió la pena de 20 años de prisión efectiva. También acusó a Jaime por homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego en calidad de partícipe necesario y solicitó una pena de 6 años y 8 meses.

Este martes se dio a conocer el veredicto de los jueces Eduardo Filocco, Álvaro Campos y Griselda Strólogo. Marcatelli, de 33 años, y Cacha Garfagnoli, de 32, recibieron una sentencia de 16 y 18 años, respectivamente, por el delito de homicidio en ocasión de robo agravado por el uso de arma de fuego en calidad de coautores. Cacha purgará 26 años tras las rejas, por la condena anterior que fue unificada, dijeron las fuentes. Por su parte, Jaime –a quien se lo acusó de chofer de los asaltantes–, de 28 años, y Juan José Garfagnoli, de 26, fueron absueltos por “el estricto beneficio de la duda”, según fuentes de la Fiscalía Regional.

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