El acusado de haber asesinado a Soledad Bargna en 2009 en su departamento del barrio porteño de Caballito confesó ayer haber matado a la joven. Sin embargo, explicó que lo hizo porque ella lo atacó con una botella y un cuchillo luego de que él se negara a continuar una supuesta relación que mantenían, dato que hasta ahora nunca había sido mencionado en la causa.
El imputado por el crimen de Bargna es Marcelo Pablo Díaz, de 40 años, quien aceptó declarar ante el TOC 26 en la primera jornada del juicio oral que se realiza por el homicidio y la tentativa de violación de la joven, aunque sin contestar preguntas.
“Me declaro culpable del delito de homicidio, voy a contar los hechos por primera vez”, dijo Díaz. Luego relató que conoció a Soledad “como vecina” cuando fijó como domicilio para sus salidas transitorias de la condena a 12 años que tenía por violación, un edificio de Caballito donde pasaba el fin de semana con su mujer y su hija en el 5º piso, mientras que Soledad vivía en el 16.
“Nos veíamos seguido porque yo fumaba afuera de mi casa y ella sacaba a pasear su perro. Así nos empezamos a saludar y a conocer”, señaló. “Yo tenía problemas de pareja con mi ex mujer y comencé algo con Soledad”, dijo, mientras en la sala crecieron los murmullos y la madre de la víctima se tapaba los oídos.
De acuerdo con el relato de Díaz, con el tiempo empezó a estar un poco mejor con su mujer y quería retomar esa relación.”Soledad me dijo que había dejado a su novio para estar conmigo, pero yo no me quería separar”, indicó el imputado.
Así, relató que aquel 22 de mayo de 2009 Soledad bajó a su departamento y allí “comenzó una discusión” cuando ella le pidió que blanquease la relación que tenía con ella con su mujer y él le respondió que no se iba a separar.
El imputado aseguró que Soledad se ofendió y subió a su departamento, él la siguió, la calmó. “Nos dimos unos besos. Ella se fue y apareció sin la parte de debajo de la ropa”, afirmó el imputado, mientras de fondo algunos familiares y amigas de la víctima comenzaron a llorar. “Seguimos dándonos besos, pero yo le dije que no, que quería estar con mi mujer. Ahí se enojó mucho y se sirvió en un vaso alguna bebida blanca. Yo la seguí a la cocina para calmarla y allí se dio vuelta y me rompió la botella en la cara”, relató.
“Le pegué. Ella tenía un cuchillo en la mano y me empezó a pinchar en el cuello. Me clavó el cuchillo en la mano y me la atravesó, me lo saqué de la mano y se lo clavé a ella”, aseguró ante la sorpresa de todos los presentes en la sala. “Me acuerdo sólo de la primera vez”, dijo al referirse a las al menos 10 puñaladas que tenía la víctima.
“Esa es mi declaración. Soledad no fue abusada. Si la querella quiere mi dolor, día a día lo vivo. Estoy muy arrepentido. Estoy preparado para recibir una condena pero por homicidio”, dijo, para luego ser retirado de la sala de audiencias.
Tras la jornada del juicio, Guillermo Bargna, padre de la joven, recordó que en la causa por la que en 2001 fue condenado por la violación de una chica de 15 años, también en Caballito, Díaz también se defendió diciendo que tenía un amorío con la víctima y que la relación fue consentida.