Adrián David «Gordo» Chávez tiene 37 años, estaba preso con salidas laborales cuando cayó por el crimen del mecánico Gerardo «Gera» Gini ocurrido en julio de 2015. La víctima se resistió a un robo dentro de su taller ubicado en la vecina localidad de Fray Luis Beltrán. Un testigo vio al homicida salir, llevaba un gorro tipo coya, y lo escuchó decir: “Esto le pasa a este gil por no entregar”. Gera salió herido a pedir auxilio, tenía un fuerte golpe y un tiro que lo llevó a la muerte 15 días después. No llegó a declarar pero dos testigos aportaron datos que dieron con el matador. En noviembre, un tribunal oral de San Lorenzo condenó al Gordo Chávez a prisión perpetua, decisión que recientemente confirmó la Cámara de Apelaciones de Rosario.
Gera tenía 30 años y era el único varón de su familia. Rodeado de cuatro hermanas se crió huérfano de padre desde muy temprana edad. Su familia lo describió como un buen tipo, un trabajador. Empleado en relación de dependencia por la mañana, trabajaba en su taller de motos en Fray Luis Beltrán por la tarde.
Alrededor de las 16 del 10 de julio de 2015, un ladrón entró armado al taller ubicado en General Paz al 400. Lo golpeó para llevarse una moto y la plata de la recaudación del local, pero Gera se resistió y recibió un tiro. Su agresor salió con las manos vacías. No pudo llevarle la moto porque tenía alarma. La víctima salió tras el ladrón para pedir auxilio. Gera quedó internado en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria, pero no pudo recuperarse del balazo que recibió en el abdomen y falleció dos semanas después.
Al principio no había datos del hecho pero los dichos de dos testigos fueron claves para avanzar en el caso. Un vecino que vio pasar al agresor e ingresar al taller, escuchó poco después una explosión. Cuando se asomó vio pasar a la misma persona, quien en tono irónico dijo con una sonrisa: «Esto le pasa a este gil por no entregar», refirió el fallo. La otra declaración es de una quiosquera, quien vio al agresor con algo que le brillaba en la mano y se llegó hasta el taller a auxiliar a la víctima. Gera le dijo que fueron a robarle. Mientras la quiosquera y la hermana del mecánico lo auxiliaban, llegó la Policía.
Luego, uno de los testigos escuchó en un pasillo lindero a su propiedad que dos personas discutían. Un hombre le reprochaba a otro, a quien nombró como Gordo Chávez, por haberle disparado a Gera en el robo. La Policía de Investigaciones de San Lorenzo obtuvo el mismo dato: que el Gordo Chávez se había zarpado pegándole un tiro a Gera, como le decían a la víctima.
Con esta data, la pesquisa comenzó a rastrear al sospechoso quién fue identificado como Adrían David «Gordo» Chávez. El acusado de 37 años estaba cumpliendo una condena y gozaba de salidas laborales de 8 a 20. En su celda se encontró una mochila preparada con ropa, en su interior había un gorro tipo coya, según describió el fallo.
El Gordo Chavéz fue sometido a una rueda de personas donde fue reconocido, también en la sala de audiencias mientras se producía el juicio en su contra. El debate se realizó en los Tribunales de San Lorenzo y fue presidido por los jueces Jesús Rizzardi, Griselda Strólogo y Carlos Gazza. Entre los elementos que presentó la defensa estuvo la planilla de horarios de trabajo del Gordo Chávez dónde constaba que trabajó el día del hecho en la cooperativa del Corralón Municipal de Granadero Baigorria, pero durante el juicio se determinó que el horario no era hasta las 20 sino hasta las 13 y que el capataz, era el padre del acusado y su hermano se ocupaba de completar las planillas de ingreso y egreso.
En noviembre pasado, el tribunal condenó al Gordo Chávez a prisión perpetua por el delito de homicidio criminis causa. Decisión que recientemente fue confirmada por los camaristas Daniel Acosta, Georgina Depetris y Gustavo Salvador bajo los mismos argumentos que el tribunal de primera instancia.