La semana comenzó con una jornada complicada en la planta de Saputo en Rafaela, donde la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra) paralizó completamente la producción durante 12 horas, debido al despido de un trabajador. Este paro afectó la descarga de materia prima y otras actividades dentro de la planta, lo que marcó una de las mayores protestas desde 2015 en relación con el ingreso de personal.
El sindicato respondió al despido exigiendo la contratación permanente de empleados en periodo de prueba o tareas temporales, como parte de su reclamo a la empresa. Este tipo de medidas, según Atilra, son necesarias para evitar decisiones administrativas unilaterales por parte de las empresas lácteas.
Saputo, líder en procesamiento de leche cruda en el país, con plantas en Rafaela y Tío Pujio, maneja más de tres millones de litros diarios. Se estima que alrededor de un millón de litros de leche se vieron afectados por la paralización, entre el traslado desde los tambos y la descarga en la planta.
Curiosamente, mientras Atilra paralizó la planta por un solo despido, no hubo protestas similares cuando la cooperativa SanCor, también afectada por prácticas similares, sufrió cientos de despidos. El sindicato no se manifestó públicamente sobre esos recortes, a pesar de que la lista de despidos fue proporcionada por el propio gremio.
El titular de Atilra, Héctor Ponce, centró su atención en los problemas de SanCor en una carta pública, sin mencionar los recortes de personal en Saputo, lo que añade un matiz de controversia a la situación.