Los trabajadores de la planta de fabricación de colchones Schneider, ubicada en la localidad de Alvear, dispusieron un cece de tareas por tiempo indeterminado. El paro se lleva adelante ante el incumplimiento de la empresa, desde enero pasado, de cumplir con el pago del decreto 14/2020, por medio del cual el gobierno del presidente Alberto Fernández dispuso un “incremento salarial mínimo y uniforme” para todos los trabajadores del sector privado”, por fuera de las paritarias de cada rubro: 3 mil pesos el primer mes y 4 mil desde febrero a esta parte. A agosto, los operarios todavía no vieron un peso de esa suma, para peor denuncian que tampoco se les abona el último tramo de la paritaria 2019, en la que se acordó una suba salarial del 7% a partir del pasado 1º de mayo. Entre las idas y vueltas, estalló el conflicto este martes y desde entonces cumplen la medida de fuerza. Ya informado de la situación, el Ministerio de Trabajo dispuso una audiencia de emergencia para este lunes 24 y convocó a las partes.
Aunque en la firma de Alvear trabaja poco más de una veintena de empleados, hay cuatro sindicatos allí: Químicos de Rosario, Textiles, la Asociación de Empleados de Comercio (el personal administrativo) y la Unión Obreros y Empleados Plásticos. La mayor parte de los operarios está afiliada al Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas de Rosario, cuya plana mayor acudió este jueves a la planta: los trabajadores habían avisado del despliegue de dos móviles policiales, lo que hizo temer que el conflicto gremial desembocara en algo peor. “Fuimos a mediar y en verdad tuvimos muy buena recepción”, explicó a El Ciudadano el secretario General de los Químicos, Rubén Caroselli. El dirigente sindical reconoció que la actitud del jefe del operativo resultó comprensiva de la situación y relató que les explicaron que el despliegue era para prevenir un bloqueo a la entrada y salida de vehículos, y para controlar que se acatara el distanciamiento social y las medidas preventivas ante la pandemia de coronavirus, pero no para intervenir en el conflicto salarial.
Caroselli no le reconoció lo mismo al “señor Schneider”, quien no los recibió y les transmitió que los atendería varias horas después. Y recordó que la elusión del pago de las sumas dispuestas oficialmente fue eje de tratativas y reuniones antes de que se desatara el conflicto: “Si hubiera tenido buena voluntad, esto ya estaría resuelto”, sintetizó.
El sindicalista apuntó así a la intransigencia patronal, que admitió la deuda de palabra pero sin plan de pago alguno, según reparó. Y en ese marco describió la presencia policial como un intento de “intimidación” que se desactivó. Y, para más complejidad del cuadro, ya se acordó una nueva paritaria, en mayo pasado, para los trabajadores químicos, que no está vigente aún porque resta la homologación del acuerdo.